Capítulo 51

30 6 1
                                    

     La brisa vespertina que anuncia el inicio del atardecer golpea en mi rostro suavemente, sin impedir con ello que me encuentre abstraída por mis pensamientos. Apoyada contra el muro de un metro de altura que hace de orilla de la azotea del hospital, decido ignorar el panorama de la ciudad debajo de mí y mis labios inquietos, para sumergirme en el infinito etéreo de un cielo que empieza a teñirse de anaranjado.

   Un beso, me recuerdo. Hubo un beso.

    Y podría decir que eso fue todo lo que me tomó darme cuenta de que lo que sentía por Mas no era solo amistad. Podría repetirme una y otra vez que no me sentía atraída hacia él hasta que sus labios se encontraron con los míos. Podría reproducir esa mentira incesantemente y aun así no lograr que me convenza. Porque estoy segura de algo, y es que yo quería que me besara. Quería que Mas me besara antes de saber realmente  que lo hiciera.

    Suspiro, inclinando la cabeza hacia atrás. ¿En qué momento fue? ¿Cómo? ¿Por qué?

    Si tan solo no hubiese mirado así.

    Abro los ojos.

    — ¿Por qué tuviste que mirarme así? —susurro al viento, su imagen apareciendo en mi mente fresca y nítida. Tan frágil. Tan atormentado. Tan expuesto. Mas, el reflejo mordaz y evasivo de una sombra hermética, de repente pareció revelarlo todo.

    Pero, ¿qué es todo? En su momento, no pretendí comprender el torrente de declaraciones que transmitían sus ojos, sin embargo, ahora me es imposible decodificarlo. Dijo tantas cosas sin decir ni una, que ahora no sé realmente qué quería decirme.

    Entonces, mientras nuestros cuerpos respondían al unísono al tacto del otro, no pasaron por mi cabeza las posibles razones por las cuales él me me haya retirado a fuerzas de la casa de Camille. No pensaba nada, mi mente estaba en blanco.

    Y ahora, solo atada a recuerdos, puedo permitirme regresar sobre mis pasos y pensar con mayor claridad. ¿Qué lo perturbó tanto que tuvo que verme? ¿Para qué...? ¿asegurarse de que estaba bien? ¿Confesar algo? ¿Revelar información urgente? Porque, si de algo estoy segura, es que su plan inicial al tomar un tiempo conmigo a solas no consistía en una pequeña pero acalorada sesión de besos. Lo puedo deducir por 2 cosas: 1) Su porte serio, ligeramente enfadado, ligeramente melancólico, con una pizca de desesperación -producto del miedo, si me atrevo a adivinar-; sin duda, lo que iba a decir originalmente estaba lejos de ser romántico. 2) La rapidez con la que se arrepintió.

    "No puedo", había dicho. No obstante, antes de empezar a creer que besaba mal, entendí que el problema no residía en mí. Era él. Algo lo afligía profundamente. ¿Culpa, quizás?

    Me hubiese gustado saber. Me hubiese gustado ayudarlo.

    Sin embargo, debido (y pese) a mis infructuosos intentos por aligerar el ambiente hablando sobre otros temas, terminé dejando a Mas solo, principalmente porque lo veía aún algo ausente.

    Sé que él cree que lo que hicimos no estuvo correcto...

    Vuelvo a suspirar, atreviéndome, por fin, a mirar hacia abajo.   

    ... Y, francamente, ahora yo también.

    Niego con la cabeza, y la inclino hacia delante lo suficiente como para decir que está enterrada entre mis hombros, a modo de derrota. Si esto va a complicar las cosas entre nosotros, entonces tengo que arreglarlo.

    Si lo que sentí durante el beso está mal, si es el inicio del viaje en una montaña rusa que me atará aún más a este plano, entonces tengo que detenerlo.

FantasmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora