Capítulo 32 - Noah

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La tengo entre mis brazos un segundo, y se esfuma en menos de lo que tardo en parpadear. Un segundo. Ni siquiera creo que me haya visto sostenerla. Mis ojos registran toda la habitación en busca de ella. No está. ¿Se fue por voluntad propia? ¿Algo se la llevó? Quizá estoy siendo demasiado paranoico. Probablemente haya visto que se trataba de mí y volvió a la vieja costumbre de evitarme. Aunque eso sería muy extraño, dado que, en principio, fue ella quien me besó la otra vez. Es verdad que, en ese momento (e incluso después) seguía sin créemelo del todo, no daba crédito a cuanto mis sentidos estaban registrando. ¿Una confesión? A pesar de que ello me tomó por sorpresa, estuve esperándolo por varios meses. Sin embargo, creía que iba a ser yo quien daría ese paso. Y, de hecho, lo iba a hacer, allá arriba, en la habitación de Camille. Es un poco vergonzoso de confesar, pero, en cuanto me ví sumergido en los ojos color del otoño de Kendall, olvidé por completo qué era eso que me había traído allí en primer lugar.

Y ahora ella no está.

Se desvaneció, es verdad. Parecía perder la consciencia justo antes de desaparecer. ¿Qué demonios fue eso? ¿Los muertos se pueden desmayar? ¿Eso significa que se fue para siempre? Me siento un idiota total, ignorante de todo cuanto acontece a mi alrededor. No estoy acostumbrado a sentirme así. Como una persona que siempre jugaba a lo seguro, para mí, el control era lo más normal. Solo apostaba a cosas que sabía que podía manejar. Y usualmente lo hacía. Ahora, soy yo a la deriva, a merced de los caprichos del destino. Y tal parece que al destino no le caigo muy bien. Bueno, después de todo lo que ocurrió últimamente, él tampoco me cae muy bien.

Despejo mis pensamientos un momento. ¿A qué venía? No, mejor, ¿qué hacía Kendall aquí? ¿Veníamos por lo mismo? Debe ser. Algo me comentó Camille sobre que ambas estuvieron presentes cuando su cuerpo llegó a la morgue. Quizá ella ha descubierto algo antes que el resto y venía a corroborarlo. Sea como fuere, yo también realicé mi propio hallazgo. Esa tarde en casa de Camille, cuando me acerqué a la habitación donde se encontraba Kendall, llevaba conmigo los pedazos de una hoja rota con prisas, eran seis partes de las cuales uno de los bordes era muy irregular. Quien quiera que haya sido el responsable no debió de haberle dado importancia. Aunque, claro, ¿quién le daría relevancia en un caso por homicidio a un dibujo que parece realizado por un niño de 6 años? Junté las piezas después de que Kendall se fue de casa de Camille, justo antes de acercarme a hablar con ella. En la hoja habían dos personajes, dos mujeres. Una de ellas iba con una blusa verde oliva, una falda negra y tacones. Se veía muy ejecutiva. La otra, en cambio, vestía de manera más casual: blusa celeste y pantalón. No soy bueno describiendo atuendos, pero la idea era algo más o menos como lo anterior. En fin, que una de ellas se ubicaba detrás de la otra sosteniendo un cuchillo ensangrentado, o eso parecía; la sangre en el arma y las gotas que se desprendían de ella eran anaranjadas. Tampoco es un detalle de suma importancia si la sangre era roja, naranja o verde jade; se trata de un niño, vamos.

Atando cabos, llegué a pensar en ese momento que se trataba de alguna coincidencia. Y puede ser; porque Camille, en realidad, murió a causa de estrangulamiento. Así que, eso: el dibujo que claramente supone un apuñalamiento y el deceso real de Camille pueden simple y llanamente coincidir. Coincidir en tiempo. No es que sea muy supersticioso, entendería si alguna persona lo interpretase más como un niño dibujando algo al azar, casualmente días antes o después de que su madre murió. Pero, aun así, tiene que dar alguna pista, ¿no? A los policías, quiero decir. Llevaría estos trozos de papel allí, pero no tengo idea de quién es el criminólogo que se encargó de cerrar el caso de Camille, no sé a quién llevárselo. Lo único que sé es que el médico forense dictaminó que se trataba de un suicidio, y el caso ni siquiera llegó a ser investigado, así que no estoy seguro si en un principio se le asignó a algún detective. No sé cómo funciona todo ese sistema, no tuve tiempo suficiente para ver las series televisivas policiales necesarias para entenderlo todo.

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