Capítulo: 22. Sugilita

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Jiang Cheng levantó la vista completamente sorprendido, hasta los surcos que tenía anteriormente en la frente desaparecieron. Estaba totalmente desconcertado ante las declaraciones del otro que incluso sintió sus mejillas picar un poco cuando Lan Xichen conectó sus ojos de miel con los suyos, como si buscara decir algo más.

Se quedaron mirándose por un tiempo hasta que uno de los niños llamó su atención. El líder Jiang apartó la vista y vio al pequeño en brazos, quien se quejaba bajito porque su mamadera había salido de su boca en el descuido de su padre y no podía seguir succionando de ella —. Lo siento... —susurró, no se sabía si esa disculpa iba para Xichen o para el bebé, quien enseguida volvió a comer con entusiasmo renovado.

¿Qué diablos fue eso?, ¿por qué siento que algo se me remueve en el estómago?

Lan Lían había soltado nuevamente la mamadera para cuando el Jiang salió de sus pensamientos, dándose cuenta de que el pequeño ya había terminado quedándose dormido, Jiang Cheng intentaba hacer que expulsara el aire que pudiera haber tragado, por lo que tuvo que moverlo un poco para despertarlo —. A-Lian no te duermas aún... —cuando logró hacerlo eructar, lo llevó a la cuna para que continuara durmiendo.

Pero contrario a él, su hermano A-Hua estaba bastante inquieto mientras bebía y cuando terminó la leche, Lan Xichen lo puso sobre su hombro para expulsar el aire, sólo que no esperaba que éste termina regurgitando parte de lo que había bebido sobre el paño que ponía sobre su hombro exactamente por si esos accidentes ocurrían.

Jiang Cheng pudo ver como la expresión de Xichen se distorsionó con un poco de asco, resignación y desesperación, por lo que no pudo reprimir las ganas de reír.

El líder Lan al principio hizo un puchero ante la burla pero luego no pudo contenerse y se sumó a la hermosa risa de Wanyin, en toda su estadía era la primera vez que lo escuchaba reír con tantas ganas y juraba que esa sin duda era la mejor música del mundo para sus oídos, simplemente su risa le era perfecta.

Jiang Cheng trataba de contener su risa llevándose un dedo a los labios —. Shhh —pero incluso si él era el que los silenciaba, terminaba fallando completamente.

Definitivamente no se había reído de aquella manera tan placentera durante muchos años, sin duda estos niños estaban influyendo positivamente en su vida.

Después de calmarse, limpiaron a A-Hua y lo hicieron dormir para colocarlo a lado de su hermano en la cuna.

Jiang Cheng entonces miró con algo de preocupación al mayor, hablando con la voz baja —. Xichen, ¿Me permite ver si no pasó el vómito a sus prendas? A veces el paño no suele contenerlo —mientras terminaba de hablar se acercó a inspeccionar el hombro del hombre, que estaba sentado al lado de la cuna, con algo de cansancio luego de entretener a ese pequeñín activo.

Lan Xichen desde su posición podía ver como los bellos ojos violetas se movían inspeccionándolo, las largas pestañas oscuras revoloteaban cada que sus párpados se abrían y cerraban, y sus labios se mantenían rosados y húmedos como siempre despertando el deseo del mayor por morderlos o lamerlos.

Debía de ver la manera de detenerlo o temía que pudiera escuchar el retumbar de su corazón, que parecía que saldría de su pecho en cualquier momento.

Cuando Jiang Cheng levantó su mano e iba a tocar la tela, fue capturada por la mano del otro. Sus rostros estaban tan cerca que podían contar las pestañas del otro y eso le hizo sentir nuevamente la picazón en su estómago y mejillas.

Lan Xichen, gracias a la iluminación pudo ver que el fino rostro del hombre contenía algunas motas de pecas sobre su nariz y, quedando asombrado por ese descubrimiento, se aclaró la garganta, soltó la cálida mano contraria  y habló —. Wanyin no es necesario, en cualquier caso, me lo volvería a cambiar, no hay problema con ello.

Small Purple Clouds (XiCheng)Where stories live. Discover now