Capítulo: 1. iolita

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Han pasado dos años desde que Lan Xichen dejó la *seclusión, y retomó el liderazgo de la Secta Gusu Lan. Desde aquel entonces, el Segundo Maestro Lan y su extrovertido esposo decidieron que era hora de iniciar sus viajes en búsqueda de grandes aventuras, junto a su terco burro, sin olvidar de intercambiar correspondencias y enviar pequeños obsequios característicos de los lugares que han conocido.

Lan Xichen se encontraba leyendo la última carta enviada por su hermano, sonriendo al ver que esta traía adjunta una pintura hecha por su cuñado, donde se podía apreciar a Lan Wangji dando una manzana a Manzanita bajo un floreciente árbol de cerezo, a la carta también acompañaba una pequeña bolsa de perfume de color negro que contenía unas cuatro piedras preciosas muy bonitas y extrañas que daban un brillo entre azul y púrpura al colocarlas a contraluz y una nota instructiva, según la carta Wei Wuxian las adquirió especialmente para enviárselas, con el propósito de que las utilice para el cultivo, de acuerdo con la detallada carta, estas gemas ayudarían a normalizar e inclusive aumentar sus bases de cultivo.

A pesar de que en el pasado llegó a culparlo, por el sufrimiento causado a Wangji, el Maestro Wei no dudó en demostrar preocupación por su bienestar, y eso lo apreciaba.

Cuando se levantó para guardar la carta y los obsequios, escuchó a un discípulo llamarlo, entonces como acto reflejo metió la bolsita negra en una de sus *mangas qiankun.

—Líder de Secta —discípulo Lan.

—Adelante —respondió Lan Xichen.

El discípulo ingresó, realizó una reverencia y le ofreció una bandeja en la cual se podía observar una carta con un sello oficial del Cultivador en jefe, cosa que no lo sorprendió. Seguidamente recibía este tipo de cartas con el mismo remitente, pero en su mayoría trataban de cosas personales, como saludos, citas para verse o simplemente el arreglar acuerdos con el Líder de Secta para que Qinghe Nie no se viera amenazada por ninguna de las otras sectas mientras recupera su estatus.

Con cuidado tomó la carta y despidió al discípulo con una leve sonrisa, quien hizo una reverencia formal para proseguir a abandonar la habitación.

Suspiró. Una vez sólo en su habitación se dio cuenta que el sentimiento de incomodidad aún persistía en la boca del estómago y que se presentaba cada vez que tenía tratar con Huaisang, pero se hizo la promesa de que protegería al amado pequeño hermano de Da-Ge como sea y sin importar el costo, pues pese a todo, seguía culpándose por su muerte, aunque su familia y la gente dentro y fuera de su secta intentara hacerle entender lo contrario.

Él fue quien confió ciegamente en Jin Guangyao, a quien conoció desde sus inicios por el simple y humilde nombre de Meng Yao, o por lo menos, a quien creyó conocer.

Se había dejado guiar por esa sonrisa, esa mirada cálida y esa aura de confianza que transmitía, desde el primer momento en que lo conoció.

¿Acaso él también había sido una pieza más de su juego para poder ascender en el mundo de la cultivación? No lo sabía con certeza, aunque realmente siempre quiso encontrar las respuestas a sus dudas, pero ahora sólo le quedaba el lamento.

En el pasado, en el templo Guanyin, cuando todos los secretos salieron a la luz justo en frente de sus ojos, aún se negaba a creer lo que realmente pasaba y lo que había estado pasando frente a sus narices por más de una década atrás sin que él estuviera consciente. Era tan ilógico que una persona pudiera demostrarle todas sus buenas obras, sus buenas acciones hacia el mundo pero que realmente estuviera manejando el juego a su favor con hilos tan delgados que él no fuera capaz de verlo.

Incluso había desconfiado de las palabras de su propio hermano Wangji, cuando él y el Maestro Wei le habían advertido. Ahora sólo le quedaba como consuelo el tener que cuidar de Huaisang para sentir un poco de paz al menos, pues él era quien había terminado de apagar la vida de su último hermano jurado.

Small Purple Clouds (XiCheng)Where stories live. Discover now