La Historia de Kein

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Quizás debió agradecer el haber quedado inconsciente, hubiera sufrido mucho, sus atacantes le rompieron las piernas y dejaron numerosas heridas en su piel, pero de esto no se enteró hasta que despertó bastante después siendo víctima de horrorosos dolores, con sufrimiento y confusión miró a su alrededor y advirtió la presencia de numerosas criaturas que lo miraban preocupadas, eran pokémon de varios tipos pero todos compartían en común la característica del color rosa, Chansey, jigglypuff, snubull, milktank, audino, clafeary incluso lickitung. Todos ellos compartían el mismo habitad que consistía en una acogedora cueva, limpia y espaciosa en la que habían depositado al herido muchacho.

Fue en ese momento cuando se dio cuenta que algo con su vista estaba mal, su rango de visión era más estrecho y las cosas se veían ligeramente diferentes, uno de sus ojos no estaba funcionando, se llevó la mano al rostro para tocarlo, pero al sentir aquella extraña textura rugosa y desagradable la retiró espantado, no tenía ningún espejo para mirarse, pero supuso que se veía horrible. Su condición era deplorable, pero aún así no corría riesgo de muerte, el grupo de pokémon que cuidaba de él le había salvado la vida y ahora seguían tratándolo. La mente de Kein era un torbellino de ideas, no podía pensar bien, los dolores que sentía no ayudaban en nada, entonces recordó de pronto a Max, miró a su alrededor y no lo vio por ningún lado

-¿Max? ¿Dónde está Max? ¿Él está bien? ¡Max! ¡Díganme qué pasó con Max! ¡Hablen por favor! –gritó desesperado tratando de darse a entender con señas

Los pokémon en realidad entendieron bien lo que Kein les quiso decir y ante sus insistentes preguntas simplemente bajaron la mirada con gesto negativo, no habían podido salvar a su amigo y tutor, Max había muerto, se lo dejaron más que claro al dibujar una cruz en la tierra, Kein al enterarse de la noticia no pudo más que gritar de tristeza y de impotencia, su mejor amigo se había ido y él no pudo hacer nada, golpeaba el piso con sus puños mientras descargaba su frustración, los pokémon más jóvenes se sintieron muy intimidados con esta reacción, fue entonces que un lickitung se decidió a acabar con el sufrimiento de Kein y cogiéndolo con poca delicadeza por los cabellos lo obligó a beber un extraño líquido, este contenía un jugo de plantas somníferas que indujeron en el muchacho un intenso sueño.

Durante los días que siguieron Kein pasó casi la totalidad del tiempo drogado con el extraño brebaje de los pokémon, pero fue lo mejor, así no sintió dolores ni sufrimiento, sólo le suspendían su “medicamento” cuando necesitaban que estuviera más despierto para comer, era una lástima que no conocieran el suero. Pero finalmente llegó el día en el que Kein pudo estar más lúcido, ya no le dieron a beber más líquidos extraños y le permitieron despertar, su pierna estaba mejor pero obviamente no estaba en condiciones de apoyarse en ella, aún así se la habían inmovilizado de manera muy efectiva utilizando ramas y cuerdas hechas con productos vegetales, se notaba la habilidad innata que tenían las chansey para cuidar enfermos. A la hora de comenzar a moverse el muchacho experimentó muchos problemas, estar tanto tiempo postrado debilitó mucho sus músculos, el tiempo que tardó en volver a caminar fue considerable.

Los meses que pasó viviendo con aquellos pokémon, a pesar de todo, no fueron en vano, aprendió mucho de ellos, cosas como el tipo de bayas que los pokémon deben comer para cada cosa, hasta las plantas necesarias para prepara el extraño brebaje con que lo sedaban. Esa cueva cumplía las veces de centro pokémon, a menudo traían o llegaban pokémon heridos que se encargaban de tratar, con el tiempo Kein también ayudó en estas labores y adquirió bastante habilidad, hasta el punto de llegar a ser muy apreciado entre sus compañeros pokémon, pasó a ser parte de la tribu, todos lo querían y respetaban como si fuera un pokémon más, el único inconveniente era la diferencia de idioma, pero con el trato diario encontraron la forma de entenderse medianamente, pero de entre todos, hubo una pokémon con la que logró mantener una comunicación más fluida que con cualquiera, esta era una pequeña audino que llegó a ser su mejor amiga, a Kein le agradaba bastante y le parecía graciosa, sobre todo cuando comía porque hacía un ruido muy extraño, algo que sonaba como “pitcuick”, fue por esto que la bautizó con ese nombre.

Pokemon la Región ZeroWhere stories live. Discover now