67. Epyphany (Final).

3 0 0
                                    

Mis ojos se inundan de lágrimas al mismo tiempo que intento abrazar a Dylan una y otra vez, sin éxito. El muchacho pregunta todo el rato qué ocurre y nadie es capaz de decir nada. Hasta que Mary rompe el silencio, con su corazón roto.

– ¡Thomas! ¿¡Qué está ocurriendo!? ¿¡Por qué está desapareciendo mi hijo!?

– ¿¡Qué!? —Exclama el susodicho, mirándose las manos, confirmando las palabras de su madre— ¿¡Qué cojones!?

– N-no l-lo sé... No entiendo por qué...

– ¡Haz algo! ¡Alguien debe saber qué pasa! ¡Por favor!

– ¡Chicos! —La voz de Cameron llama mi atención— ¡La gente está despertando! ¡Será mejor que hagamos algo ya o nos vayamos de aquí antes de que vean a Dylan desaparecer!

Cameron tiene razón. Después de encerrar a Chris y Mitchelle, su conjuro ha desaparecido y, por tanto, era cuestión de tiempo que la gente a la que habían dormido despertase. Pero, no esperaba encontrarme con que mi novio comenzaría a desaparecer. Así pues, sin saber muy bien qué hacer, le pido a Cassandra que lance somníferos a los demás alumnos y profesores para impedir que despiertes.

– ¿¡Estás loca!?

– ¡Solo necesito tiempo! ¡Dadme tiempo, por favor!

– Está bien. —Dice Cassandra, conjurando lo que le he pedido, haciendo que la gente vuelva a dormirse.

Mientras las voces a mi alrededor se elevan y todos comienzan a gritar sobre lo ocurrido y sobre buscar una solución, yo cierro los ojos. Necesito concentrarme y, para ello, necesito controlar mi respiración descontrolada. Aunque sé que es imposible, siento la mano de Dylan sobre la mía. Sé que la tiene ahí, pero al ser intangible no puede entrelazarla con la mía. Algo que, sin duda, rompe mi corazón un poco más.

– Sé que encontrarás la solución, Kat... Yo confío en ti. Y, si no la hubiera... Quiero que sepas que te quiero.

– No digas eso, Dylan. Chris y Mitchelle tienen que nacer, ¿recuerdas? Nuestra historia todavía tiene mínimo dieciséis años, así que te prohíbo hablar tan negativista...

– No me has respondido lo que quería, Kat...

– Idiota. Yo no te quiero... Yo te amo, Dylan Brandon Anderson...

– Yo también te amo, Katia Harper Reed.

Nuestros pechos comienzan a brillar, llamando la atención de todo el mundo, que callan para presenciar la escena frente a ellos. De repente, dos hilos rojos se hacen visibles entre nosotros, enrollándose entre nosotros y entre ellos. Algo que hace a Dylan momentáneamente tangible, así que aprovecho para besarle en los labios.

Y, de repente, siento como los momentos que hemos vivido se acumulan en mi mente, mostrándome pinceladas de todo lo sucedido. Mientras lo beso, me dejo llevar por todas estas sensaciones, reviviendo una a una las imágenes en mi cabeza.

«Brandon se colocó frente a Harper para recibir la esfera de oscuridad que Azazel lanzó cuando ella quiso absorber almas para derrotarlo. Se interpuso, estirando los brazos y recibiendo el golpe mientras gritó que amaría a mi tía para toda la eternidad. La sangre brotó de su cuerpo en todas direcciones y su luz se apagó casi al instante

«Auseklis, por ejemplo, es un dios intangible y no puede formar cuerpos, sino que pide permiso para convivir dentro de un humano, convirtiéndolo en dios hasta el día de su muerte

«¿Qué puedo decir? Kalan es real.»

«¿¡Cómo sabes mi nombre!? ¿¡Quiénes sois y por qué vosotros cuatro os véis como Mary, Jayden, Thomas y... !? ¡Espera! ¡No sois reales! ¡Eso es! ¡Sigo encerrado y estoy alucinando de nuevo! ¡Sois productos de mi imaginación!»

Come Back To Me (DLMG #4)Where stories live. Discover now