Come Back To Me (DLMG #4)

24. Hello-queen.

~Cassandra~

Besar a Katia Reed es literalmente como estar lamiendo una piruleta. Sé que seguramente se deba al pintalabios que está usando, pero el toque dulce que me produce besarla me resulta muy empalagoso. Aun así, veo que responde de manera positiva al beso e incluso lucha por llevar el control. Incluso en esto quiere vencerme, pero yo he dominado este arte en mi larga vida de amoríos y desfase. Y, aunque ella no lo sepa, le llevo algo más de tres milenios de ventaja.

Cuando nos separamos, Cameron suelta un comentario gracioso sobre lo caliente que ha sido vernos, incluso siendo homosexual. Algo que sin duda desata las carcajadas en el grupo de borrachos que me rodean, quienes reafirman lo dicho, tocando cierta parte de sus cuerpos que me hace rodar los ojos al mismo tiempo que algunas animadoras gritan llamándolos «cerdos».

Sorprendida de no encontrar a Dylan en el círculo, me doy cuenta de que también falta Paul, así que imagino que ha ido a hablar con él. Solo espero que no se peguen otra vez, pues esta vez quizás Paul lo tenga justificado. Si mis compañeros estuvieran más atento a lo que pasa y no estuvieran centrados en ponerse cachondos al ver a dos chicas besarse, se habrían dado cuenta de que Paul solamente podía saber el apodo de Reina del Hielo si hubiera estado con el chico que suele llamarme así y, que yo sepa, Cameron no pasa tiempo con Paul ni dentro ni fuera del instituto.

Así que la única razón por la que Paul usaría ese apodo es porque él y el rubio han tenido algo en el pasado e, incluso quizás, siguen teniéndolo ahora. Dicho lo cual, eso me recuerda algo importante.

– Cameron, ¿me acompañarías a la cocina a por más bebidas? ¿Quién quiere?

– ¡Yo, gracias! —Exclaman casi todos, aunque puedo ver cómo el muchacho se tensa y no se mueve— ¡Tío, ayúdala! ¡No podrá con todo ella sola!

– C-claro... V-vamos.

Cuando llegamos a la cocina y antes de que el muchacho pueda decir nada, lanzo mi mano a la parte trasera de su cabeza, con el objetivo de abofetearlo con todas mis ganas. Al darse cuenta, el muchacho se agacha con rapidez, esquivando mi ataque.

– ¡Lo siento! —Exclama, antes de que yo lo intente de nuevo— ¡Siento haberte llamado La Reina del Hielo alguna vez! ¡Pero tienes que admitir que es lo que aparentas, siempre siendo tan borde con todos y nunca dejando a nadie acercarse a ti con palabras ponzoñosas!

Las palabras de Cameron resuenan en mis oídos como un lejano eco que, aún así, se puede escuchar de forma nítida. Es cierto que no me he mostrado amigable en estos cuatro años, pero todo tiene que ver con mi misión y la verdadera razón por la que estoy yendo al Applewood High School. Si quisiera hacer amigos, ya los habría hecho, pero solo voy al instituto para poder vigilar y proteger a Katia y a Dylan de necesitarlo. Y, aunque mis padres y Thomas no acepten la manera en la que decidí relacionarme con ellos para ocultarles la verdad, fue la forma que yo decidí y la que debería estar siguiendo a rajatabla.

Pero, ahora, me he hecho amiga de Dylan y mi compañía con Katia ya no es tan fría y distante como antes. Porque, aunque no quiera admitirlo, me gustan como son y me caen bien. Me encantaría haber sido su amiga, sí, pero ya no puede ser así. Ya no debería ser así. Y eso, sin saber muy bien por qué, duele. Duele mucho.

– ¿C-cassandra? ¿He dicho algo...? Por favor, no me pegues ni te enfades conmigo, yo...

– No te preocupes, Cameron. Puede que tengas razón, sí. Soy algo pasivo-agresiva a veces y...

– ¿Algo? ¿A veces? —Pregunta, por inercia, ganándose una mirada asesina de mi parte— Perdón.

– Lo cierto es que siendo extranjera y habiendo escuchado muchos rumores e insultos hacia mi persona, me hizo rechazaros a todos. Sé que Katia no me insultó nunca, lo mío con ella... Digamos que es personal aunque al mismo tiempo no lo sea. Pero, ahora que está en el equipo, he visto facetas nuevas suyas y hemos encontrado una especie de punto intermedio. No somos amigas, pero tampoco quiero meterme con ella cada vez que tengo oportunidad.