38. Oh. My. Goddess.

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~Katia~

El tiempo parece haberse detenido. Las palabras de Cassandra resuenan en mi mente una y otra vez y puedo ver como Dylan también intenta procesar lo que nos acaba de confesar.

Cassandra se mueve ágilmente por el gimnasio, pero nuestros enemigos parecen multiplicarse. En un segundo, me encuentro rodeada y, aunque Dylan grita mi nombre, soy incapaz de moverme. Mi mente sigue procesando todo lo que está sucediendo.

– ¡Cuidado, Kat! —Exclaman mis tíos, viniendo a mi rescate.

Uno de los demonios, pero, consigue superarlos. Su risa resuena dentro de mí y algo en lo más profundo responde con la misma entonación. No sé muy bien que es, pero solo sé que, en un chasquido de dedos, hago aparecer un tornado frente a él que lo corta en mil pedazos.

– No esperaba menos de ti, Katia. —La voz de Cassandra mueve mi cuerpo por instinto y mis ojos quedan fijos en los suyos.

– ¿Por qué? ¿Por qué nos ocultaste la verdad?

– Lo hablamos luego, ¿vale? Ahora mismo hay que asegurarse que ninguno de estos demonios ataque a los chicos allí fuera. ¿Estás conmigo?

– Claro.

La muchacha coloca los brazos en cruz sobre su pecho, haciendo aparecer viales como el que vi volar hacia Ardad. Porque, tal y como llevaba sonando en lo más hondo de mi conciencia, ella fue la que intentó salvarnos aquel día.

– ¿¡Cómo es posible que sean tantos!? ¡Las puertas están selladas mágicamente por lo que nadie puede entrar o salir! —Grita Dylan, deshaciéndose de un par de demonios.

– Porque los estamos dejando entrar, claro. —Dice una voz masculina que ya había oído antes.

– ¡Vosotros! —Grito yo, señalando a las gradas— ¡Chris y Mitchelle!

– Oh, la maldita recuerda nuestros nombres... ¿No crees que es enternecedor, hermanito?

– Ya lo creo, hermanita... Será emocionante que los grite en súplica cuando acabemos con su vida.

– Por delante de mi cadáver. —Sentencia Cassandra, saltando velozmente al ataque.

Cuando llega a ellos, pero, los traspasa como si nada. Como si fueran espíritus. Como si no fueran, para nada, tangibles.

– ¿¡Cómo!? —Grita mi tía Harper, haciendo reír a la pareja de hermanos.

– En vuestro estado actual sois incapaces de hacernos nada... Y eso que todavía tenemos esto. —Sentencia Chris, enseñando los grilletes— Es gracioso que, a pesar de tener bloqueados nuestros poderes, por alguna extraña razón aquí somos capaces de hacer uso de una pequeña parte.

– ¿¡Solo es una parte!? —Exclamo yo, desvaneciendo un par de demonios que aprovecharon para atacarme por la espalda.

– ¿¡Pero qué!?

Al mismo tiempo que veo a Cassandra salir disparada hacia el otro lado del gimnasio, el grito de Dylan atrae toda mi atención. Sus manos comienzan a brillar de repente y puedo ver en su rostro que, aunque no es la primera vez que ocurre, no lo está haciendo a propósito. De repente, de sus manos comienzan a emerger rayos que vuelan a todas direcciones, sin discreción. No solo golpean a los demonios, sino que vuelan hacia nosotros también.

Chris y Mitchelle comienzan a reír a carcajadas, diciendo algo sobre uno de nosotros atacando a sus amigos, pero sé que no es eso. Algo está sucediendo...

Y no tengo idea de qué.

– ¡No puedo parar! —Grita, cerrando los puños para intentar detenerse— Y no son mis emociones! ¡No entiendo qué ocurre!

Come Back To Me (DLMG #4)Where stories live. Discover now