37. No rest for the wicked.

3 0 0
                                    

~Cassandra~

El viernes transcurre sin nada interesante que comentar. Las gradas se han llenado hace poco de gente y tanto los Guepardos como las animadoras hemos comenzado a calentar. Katia parece algo callada desde hace unos minutos. Imagino que se debe al solo que le he permitido hacer. No sé si lo he hecho por nuestra nueva condición de amienemigas o por si de verdad creo que es lo mejor para esta nueva rutina, pero no hay dudas de que ya no le estoy poniendo trabas a quitarme el puesto de capitana. Quizás, nunca me importó serlo en primer lugar.

Al fin y al cabo, ser capitana de las animadoras del Applewood High School era algo que restregarle a mis padres. Parecería una tontería para unos dioses griegos como ellos, pero ser la capitana del equipo me permitía hacerles ver que era alguien importante allí, por lo que, indirectamente, haber bajado a la Tierra para hacerme pasar por una adolescente más había tenido algún sentido.

Ahora que habíamos arreglado las cosas, me parecía una tontería sostenerme a ello cuando no lo estaba disfrutando. Aunque la presión que Mary y Harper generan en Katia es solamente cosa suya, sé que quiere el puesto para honrarlas al igual que Dylan honra a Brandon siendo el mejor capitán que ha habido desde su tiempo.

– Katia, ¿estás bien? ¿No estarás echándote atrás en el solo? Porque te echo del equipo antes...

– No, no... Es otra cosa. —Me responde, al darse cuenta de que le estoy hablando.

– ¿Y puedo saber qué es? Porque, como tu capitana, te quiero dando el 100% en la pista, claro.

– Claro... Tienes razón, voy a decirlo, sin más. Sé que estuviste con tus padres en el acantilado el día del otro partido, Cassandra. Pero no consigo entender el porqué. Así que voy a preguntártelo... ¿Qué hacías ahí? ¿Y qué viste?

Mis ojos se abren de par en par. No me esperaba para nada esa pregunta. No pensé que esos dos me hubieran visto, pero ahora me doy cuenta de que me equivocaba. Katia siempre ha sido una chica muy observadora y, estoy segura de que incluso su subconsciente le habrá dicho ya que yo fui quien atacó a Ardad con el vial de veneno pues desaparecieron en el momento en el que el demonio estaba diciendo mi nombre.

– No sé de qué hablas, Katia. —Le respondo, sosteniéndole la mirada— Mis padres vinieron de sorpresa otra vez desde Grecia y tuve que ir a comer con ellos... ¿El acantilado, dices? ¿El del faro? No sé qué haríais allí, pero yo estaba al otro lado de la ciudad.

– No mientas, Cass... Sé que te vi.

– O estás tan obsesionada conmigo que tienes hasta alucinaciones de mí. No sé, yo estaba con mis padres comiendo, esa es la verdad...

– Vale, esa será la verdad.

Sé que no está convencida, pero no puedo decirle la verdad. Les hice prometer a los adultos que no contaran nada porque no quería que esos dos supieran la verdadera razón por la que estaba en el instituto. Fue mi decisión y, aunque ahora dudo de si fue una buena idea, debo mantenerla hasta el final. Y este, no puede serlo.

El sonido del marcador da por terminada nuestra conversación, al mismo tiempo que levanta los ánimos de todos y los hace gritar de entusiasmo mientras que el presentador introduce a los equipos a la pista. Una vez en sus posiciones, el partido comienza.

Los Guepardos juegan mejor que nunca. Sus pases son precisos, los movimientos de uno anteceden los de otro y eso hace que, en cuestión de dos minutos, tomen una buena delantera. El equipo rival también es bueno, pero no lo suficiente como para anotar a la misma velocidad y con la misma precisión que Paul, Nate y Dylan.

Come Back To Me (DLMG #4)Where stories live. Discover now