26. Ulterior motives.

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~Katia~

Me miro al espejo y no puedo evitar sentirme algo nerviosa. Cameron me observa de arriba abajo desde la cama y en sus ojos puedo ver un atisbo de duda. Quizás, no haya sido buena idea decir que sí a la cita que me propuso Argus en la fiesta de Halloween. Quizás, no haya sido buena idea ponerme este vestido con este peinado y con el poco maquillaje que mi mejor amigo me ha obligado a ponerme. Quizás, estoy siendo paranoica.

– ¡Ya sé! —Exclama el rubio, llamando mi atención— ¡Ya sé qué le falta!

Sin decir nada más, Cameron se levanta y camina hasta mi armario, tomando lo que puedo ver es una chaqueta tejana de color azul oscuro. Al ofrecérmela, me la pongo por encima y veo como asiente orgulloso.

– Era lo que le faltaba a este outfit. Estás divina, amiga.

– N-no sé... ¿Y si le envío un mensaje y le digo que ya no quiero tener una cita?

– ¿Todavía estás con eso? Ese chico guapo está interesado en ti, Kat. Y ya que el idiota del que-no-debe-ser-nombrado es lo suficientemente idiota como para dejarte escapar...

– Decir que un idiota es demasiado idiota es redundante, Cam. Pero Dylan no es idiota. Y sí puedes nombrar su nombre, no es Voldemort.

– ¿Y por qué lo defiendes, después de robarte un beso y luego no hacer nada?

– No es tan simple. Yo quería que me besara, pero... Me asusté. Y las cosas se han puesto incómodas entre nosotros. Nada más. Terminaremos por solucionarlo. Lo sé. Dylan y yo nunca hemos pasado tanto tiempo separados...

– Sigo pensando que es idiota, pero allá tú, amiga. Ahora, vámonos, o llegarás tarde a tu cita con Argus.

Antes de poder responder, el muchacho me arrastra fuera de la habitación, forzándome a ir a esa cita. Cita de la que todavía no estoy muy segura de querer ir. Argus es interesante y divertido... Pero no es Dylan. Y me duele pensar en el rubio, cuando debería centrarme en el otro chico.

Sin otra alternativa, decido ir hacia el parque en el que hemos quedado en vernos. Al verlo esperándome en un banco, Cameron me da el último aliento de ánimo y se despide de mí, yéndose por otro lado. Estoy pensando en irme yo también, pero la voz de Argus me detiene. Ya me ha visto. Ya no hay vuelta atrás.

– Wow, te ves increíble.

– Gracias... —Le respondo, al mismo tiempo que me entrega unas flores.

No llega a ser un ramo. Tampoco parecen compradas, sino más bien son un par o tres de flores recogidas de algún lugar. Cosa que hace del gesto, algo más bonito de lo que debería ser. De lo que me gustaría que fuese.

No le doy respuesta. Rápidamente, comienzo a caminar hacia el banco donde le vi sentado y le pregunto qué vamos a hacer o a dónde vamos a ir.

– Hay una heladería nueva que...

– Oh, yo... —Digo, interrumpiendo su frase— Soy vegetariana, aunque estoy empezando a tomar un estilo de vida más vegano.

– Lo sé, me he querido asegurar. Si me hubieras dejado acabar, te diría que es una heladería vegana.

El muchacho ríe y yo me disculpo por mi interrupción. Caminamos hasta la heladería y, tal y como dice, la dependienta —que resulta ser la dueña— nos explica que ella también es vegana y que abrió la heladería porque quería romper con el estereotipo de que hacerse vegano es sinónimo de comer muy limitadamente porque hay pocas cosas veganas.

Una vez compramos los helados, salimos del establecimiento para dar un paseo. Argus dice que quiere llevarme a su lugar preferido de la ciudad, pero a mí me parece demasiado íntimo para una primera cita. O para compartir con alguien que apenas conoce.

Come Back To Me (DLMG #4)Where stories live. Discover now