Capítulo 45 NOAH

Start from the beginning
                                    

— No lo sé —suspiro finalmente—. No lo sé... Quizá... solo quiero dejar de jugar al chico de la vida perfecta —reconozco, llevándome la mano a la nuca—. Desde que entré a esa escuela, me esforcé demasiado en ocultar ... Ya sabes. Y la gente me toma por alguien que jamás se atrevería a hacer algo que... Lastime tanto a otros...

— Pero-

Aprieto mis labios, mirándola por debajo de mis pestañas, esperando, tal vez, que en algún momento me diga que no soy lo que ella creyó y se vaya.

— Ese día en la capilla —le recuerdo—, ese día en que leíste la carta, tú le hablabas a ese Noah: al todo sonrisas, al que da una mano cada vez que puede. Tú me describiste así. Y yo no he sido así. Y... No lo sé —empiezo a jugar distraídamente con mis manos—. Se sintió tan bien que alguien piense así de mí. Y que ese alguien seas tú... fue lo mejor, ¿sabes? —la miro de reojo—. Ni siquiera sé por qué me arriesgué esta vez al contarte esto. Tal vez solo intenté ser real por una vez. No lo sé.

Después de unos segundos en silencio, en los que yo me recordaba a mí mismo que esa basura de ser real y dejar la máscara caer (y de replantearme si fue una una idea tomar ese camino desde un principio) en realidad tenía un propósito, ella vuelve a hablar.

— Todos cometemos errores, Noah. Errar es humano. Además, puede que solo hayas sido un adolescente tomando malas decisiones. ¿Y qué? ¿Quién no lo ha hecho?

Bajo la mirada. Puede ser que ella tenga razón. Puede ser que, al final, no soy el único que se ahogó en aguas fangosas. Puede ser que no haya hecho tanto daño. Pero lo he hecho. Y no hay forma de regresar en el tiempo y evitar lo miserablemente insufrible que fui.

— ¿Recuerdas a esos villanos en las películas de Hollywood? —pregunto, ordenando mis palabras palabras para que no pareciese que he perdido la cabeza— Son personas que han cometido errores. Pero los espectadores los entienden. Claro que los entienden, la gente mala usualmente es gente buena con mala suerte —río amargamente—. Y yo... Yo fui una basura solo porque sí.

— Pero ya no eres así —insiste, consiguiendo que una sensación de calidez abrigue por un momento mi corazón, que se siente agradecido de haberse abierto a una persona como ella—. El Noah que conozco es completamente diferente.

Sonrío lacónicamente, buscando la manera más rápida de abordar el tema que en realidad quería tocar, sin tener que seguir atravesando por todo esto.

— Y si fuiste así —dice, tomándome por sorpresa—, ¿qué más da? ¿Has cambiado, no? Eso es lo que importa. El pasado debería quedar atrás. Ya no eres esa persona.

— El pasado pesa más de lo que debería sobre los hombros de alguien que es conciente del daño que causó —sentencio, apenas en un susurro, sacando a relucir las flamantes palabras que mi padre inmortalizó en nuestra memoria—. Ahora, si usted me lo permite —sonrío en su dirección—, procederé a terminar mi historia.

Ella ladea la cabeza, esbozando una pequeña sonrisa que implícitamente me incitaba a continuar.

— Sucede que, a veces, no sabes lo que tienes...

—... Hasta que lo pierdes —termina por mí.

— Sí —Río por lo bajo—, exacto. Y lo perdí todo. Perdí todo lo que creí en ese momento que era todo, quiero decir —me explico atropelladamente—. Creo que empeoré esto.

— Nah, sí lo entendí —Kendall lo desestima con un movimiento de mano.

Vuelvo a sonreír, algo aliviado.

— Sucede que cuando pierdes lo que creíste que jamás se iría, algo deja de funcionar contigo —retomo. Ella asiente—. Y en un intento desesperado por no dejarlo ir completamente, haces algo de lo que no te crees capaz de hacer hasta entonces.

FantasmasWhere stories live. Discover now