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La familia Namikaze Uzumaki entera, miraba con sorpresa a ambos morenos Uchiha. Habían esperado que fuese Sasuke quien entrara, pero el novio de Naruto iba extrañamente acompañado de su hermano mayor.

Incluso Menma, quién por algún motivo estaba en la casa, le dedicó una mirada extrañada a los recién llegados.

-Buenas noches. Lamento llegar sin avisar, vine a asegurarme que Sasuke llegará con bien, mucho gusto, soy Itachi Uchiha.

El mayor de los hermanos hizo una reverencia disculpándose, a punto de retirarse, cosa que Deidara agradecía pues Itachi le ponía nervioso, sin embargo su madre apenas lo dejó alzar la mirada cuando lo invitó a unirse a la cena. Itachi trató de negarse, pero Kushina fue más que insistente.

Al final, terminaron cenando todos juntos. Kushina bombardeando al azabache con mil y un preguntas sobre su vida, emocionada al saber que estaba en el mismo salón que Deidara y parecían llevarse bien. El rubio evitó decirle a su madre que apenas podían entablar una conversación puesto que la presencia del moreno le ponía muy ansioso.

Aquella sensación era similar a cuando había conocido a Sasori. Se maldijo a si mismo por pensar en él de nuevo, pero era mil veces mejor a tener que aguantar a su madre alabando a su compañero de clases. Recargó su rostro en su palma mientras picaba la comida con sus palillos.

Sus recuerdos llegaron a él fugaces. Cuando recién entró a primer año, Sasori era tan popular que era casi imposible para alguien tan excéntrico y particular acercarse.

Era nieto de una famosa médico militar veterana de la segunda guerra. Por si fuera poco, era el mejor de la clase, jefe de grupo, líder del club de artes y excelente deportista. Guapo, algo bajo pero con una mirada imponente. Entre sus amigos se encontraba Kisame Hoshigaki, líder del equipo de fútbol americano y Kakuzu, un pródigo de las matemáticas y campeón nacional de las olimpiadas de cálculo a nivel preparatoria.

Desde él, hasta su entorno se miraba inalcanzable. Quizá Naruto hubiese podido acercarse a ellos sin problemas, pues todos querían ser sus amigos. Incluso Menma, que era callado y malhumorado, era increíblemente popular porque lo consideraban un chico cool.

Él en cambio, se había hecho amigo de otro inadaptado, fanático religioso con aires de superioridad. Incluso su única amiga, Konan se había acercado a ellos por un trabajo que les asignaron en equipo, y tenía la sospecha de que les hablaba por lastima.

Cuando entró por error a Akatsuki, se encontró con Yahiko, el líder novio de Konan, y Nagato, quién era un chico tímido y pacífico. Obito, el capitán del equipo de fútbol y por alguna razón, a Sasori.

Pasó mucho tiempo para que tomara confianza con el chico. Al tiempo se unieron los demás miembros y se hicieron amigos. Cada que Sasori se sentaba con él, o iniciaba una conversación, el rubio actuaba torpe y más tímido de lo normal. A pesar de ser antisocial, nunca había sido reservado, más bien repudiado por su extravagancia, se sorprendía cada vez más cuando el marionetista le dirigía la palabra y él apenas podía responder con coherencia.

—Dei-chan es tan lindo cuando se pone tímido con Sasori-senpai— se burlaba Obito, ganandose un fuerte golpe en la espalda, cortesía del ojiazul.

Gran parte del tiempo que les llevó conocerse, ambos estuvieron hablando sobre conceptos contrastantes sobre el arte. Mientras que Sasori deseaba crear marionetas que lo hicieran ser eternamente recordado, Deidara solía tirar al piso y destruir todas sus obras de arcilla, pues le aburrían y encontraba más belleza en su destrucción y efímera existencia.

Por muy distintos que fueran, se complementan pues, lo eterno solo es algo que no es de un instante, y lo efímero algo que no dura para siempre, uno no existe sin el otro, uno carece de sentido, si el opuesto no está ahí para darle un significado.








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↺𝙳𝚘𝚗'𝚝 𝚑𝚊𝚗𝚐 𝚞𝚙 「sasodei」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora