↺𝙳𝚘𝚗'𝚝 𝚑𝚊𝚗𝚐 𝚞𝚙 ｢sasodei｣

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El fin de semana llegó. El destino le dió a Deidara un lindo viernes, dónde Menma pasó a recogerlo y lo hizo sentir procurado, dónde Sasori llamó para avisarle que haría algo, y después le había dicho que lo extrañaría. Con el simple hecho de recibir una llamada de Sasori, ya se sentía de lo más feliz.

Sin embargo, al inicio del fin de semana se la pasó encerrado. Se sentía cansado, Menma no lo había ido a ver y sus padres volvían hasta el lunes. Sumando que Naruto le había cancelado su sábado de películas por irse con el nefasto de su novio.

Sin el menor, no le daban ganas de ver nada. Suspiró recordando cuando de pequeños, Menma y Naruto necesitaban de él, le pedían ayuda y lo hacían sentir realmente como un buen hermano mayor. Ahora, se sentía patético, necesitando de los demás para no sentirse inútil. Necesitando de sus hermanos menores, de sus padres y de su novio.

Cansado, aquel sábado sin nada que hacer, llamó a Konan para invitarla a ver alguna película o cualquier cosa y distraerlo. Esta se negó amablemente, diciendo que se encontraba en una reunión familiar para presentar formalmente su relación con Yahiko. Deidara se disculpó y se sintió como un tonto.

Llamó entonces, a su mayor confidente. A la persona que nunca le había fallado. Estaba realmente deprimido, necesitaba de sus sabias palabras y apoyo incondicional.

-¿Qué pasó, amor?- dijo Kushina, su madre después de que la llamada entrara. Deidara sonrió.
-Hola ma, ¿Estás ocupada?
-Para mi bebé, nunca.-su voz melodiosa le hizo sonreír. No era un secreto que su madre lo trataba así solo a él, pues siempre había sido el más sensible de la familia, y la pelirroja había adquirido un tacto especial por el mayor de sus hijos.

Le platicó todo lo que ocurría, lo mal que se sentía y después de una hora, ella respondió con lindas palabras de amor, de apoyo, sin juzgarlo y sin ponerle encima otro peso.

Su madre prometió llevarlo a comer en cuanto volvieran de su viaje y que cuando ella se sentía sola, veía películas de terror para distraerse de lo que la preocupaba. A Deidara le pareció de lo más gracioso, pero minutos después de colgar tomó dinero y salió en busca de algo de comer en un mini super cerca de su casa para la película.

Mientras pagaba su ramen instantáneo, su soda en lata y literalmente cualquier porquería que le alcanzara, se llevó una sorpresa al encontrarse con Itachi Uchiha buscando un agua mineral en el refrigerador principal. Ambos conectaron miradas. Al azabache le dedicó una bella sonrisa que Deidara no hizo más que corresponderle, sonrojándose no solo porque lo había reconocido, si no también porque le avergonzaba que Itachi lo viese comprando chatarra.

Tomó sus bolsas de compras y se apresuró a irse. Llegando a casa, prendió el televisor y busco cualquier película de terror que Netflix le pudiese aportar. De verdad que no le gustaban, pero realmente sirvieron para sacarlo de su mala racha.

Vió al menos dos películas, cuando la oscuridad invadió su estancia, y un golpeteo en la puerta lo hizo estremecerse. Se acercó con miedo a la entrada principal, dónde por la mirilla, reconoció una cabellera platinada y unos ojos púrpuras esperando por él. Abrió la puerta hallando a su mejor amigo con bolsas de más chucherías del mismo súper al que él había acudido, una sonrisa se dibujó en su rostro mientras lo invitaba a pasar.

-¿Y esa agradable sorpresa?- le preguntó a Hidan. Este dejo las cosas junto con la demás chatarra que Deidara había comprado, en la mesa de la sala.
-Konan me mandó un mensaje diciendo que la invitaste a salir. ¿Tan desesperado estás por compañía? -su tono denotaba algo de molestia, pero volvió a sonreír- ¿Por qué no me llamaste a mi? Sabes que vendría.
-¿No me dijiste que tendrías una cita con Kakuzu?
-¡Eso da igual! Solo fuimos a comer a McDonald's y a follar a su casa. Me escabullí en cuanto se quedó dormido para venir a verte.
-No necesitabas decir eso.

Hidan apenas se inmutó, mientras que el rubio sonreía. Y de nuevo, Deidara se sentía querido.

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