Capítulo 46: Memoria

11 1 0
                                    

Nuestro apartamento era iluminado por la luz de la noche, se percibía una quietud ansiosa mientras nos observámos el uno al otro, sentados en nuestro sofá.

-William...- comencé, pero guardé silencio de repente, de verdad que no sabía qué decir.

-Me gustó eso que hizo Jordan, lo de la memoria- dijo él, mirando sus manos entrelazadas. -No sé, me parece lindo eso de recordar los mejores momentos, aunque nuestra memoria sería un poco más larga y extraña, ¿no crees?

No respondí, lo miraba con temor y tristeza, desde que habíamos decidido hablar nuestro tono era muy serio; aún no tomábamos una decisión, pero parecía que ya nos estábamos despidiendo.

-Mi memoria empezaría una noche en mi dormitorio en Londres, era la primera noche que estaba lejos de casa, tenía quince años y fue la primera vez que te vi. Recuerdo que te reías sin parar de lo que decía y algo hubo en tu manera de mirarme que me hizo quererte, ¿puedes creerlo? Te quise desde el primer día en que te soñé.

>> Te seguí viendo después, eras mi motivación, mi paracaídas, ansiaba dormir para conocerte, para verte más. Al pasar las noches comencé a desesperarme por no verte en la vida real, así que comencé a pintarte y mi familia te conoció como mi musa.

>>Seis años después estaba aquí en Nueva York, sin motivación alguna además de verte en sueños... y te veo entrar. Pensé que estaba alucinando, me dediqué a verte en esa chaqueta, tan... hermosa e indiferente a mi existencia.

>>Cuando la profesora te llamó y escuché tu voz, idéntica a la de mis sueños, te juro que no pude ser más feliz. Me quebré la cabeza tratando de acercarme a ti, te pedí que hablaras en francés para escucharte tal como hablabas en mis sueños, pero eso sólo te enfurecía.

>>Estaba desesperado por que me quisieras, realmente desesperado. Luego llegó lo de tus peleas con Alice, la vez que fuimos a la biblioteca, la fiesta de Mary... ese día en el parque.

>>Cuando viniste a vivir conmigo vi mis sueños hechos realidad, toda mi felicidad materializada en ti. ¿Recuerdas esa tarde en Niza? Estábamos sentados debajo de un café, escuchábamos a un pianista cuando me preguntaste qué pasaría con nosotros. Vanessa, déjame responderte ahora: pase lo que pase con mi vida, quiero que estés en ella.

Lo escuché en silencio, me miraba suplicante mientras sostenía mis manos entre las suyas. Una lágrima rodó por mi rostro, cuánto lo amaba, sólo el cielo sabía cuánto lo amaba.

-William, te amo- hablé con voz susurrante. -Y tampoco yo permitiré que salgas de mi vida, es cierto, volveremos a nuestros países, pero encontraremos una manera de que esto funcione.

-Vanessa, no lo entiendes, llevamos seis meses diciendo eso, que encontraremos una manera... pues ya lo tengo.

-¿A qué te refieres?

-Cásate conmigo.

Mi nombre es WilliamWhere stories live. Discover now