Capítulo 22: Jordan

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Recogimos nuestras maletas a eso de las once y media de la noche, un hombre de aproximadamente treinta años pasó por nosotros.

-Éste es mi hermano mayor, Nick- presentó Jordan y él nos saludó con vehemencia.

Entre los dos chicos subieron nuestras maletas al auto y nos encaminamos a la casa de Jordan, Mary y yo viajábamos en los asientos traseros, nos esforzamos en no quedarnos dormidas.

El auto aparcó en una hermosa casa playera, con ventanales del tamaño de puertas y una fachada veraniega.

-Bienvenidas a mi hogar- anunció nuestro amigo mientras nos conducía por los pasillos, nos hizo subir unas escaleras y se detuvo ante una puerta pintada de rojo. -Les concederé mi habitación en esta ocasión, dormiré en el cuarto que era de Nick.

Hasta ese momento me percaté de que su hermano se había retirado a lo que supuse sería su propia casa. Nos despedimos de Jordan y entramos a la habitación que era tan extravagante como nuestro amigo: las paredes se cubrían de tapices de diferentes tonos de azul, poseía una enorme ventana de forma circular, pósters de bandas de rock y una gran cama con edredones color rojo.

Mary y yo dejamos nuestras maletas y nos metimos a la cama vestidas como estábamos, apenas nos dimos las buenas noches caímos profundamente dormidas.

La luz que entraba por la ventana me daba directo al rostro, lo que me despertó; Mary no estaba a mi lado, pero se escuchaba el sonar de la ducha que conectaba con la habitación.

Me puse de pie y preparé el conjunto que me pondría: unos shorts negros, una blusa al color, mi sudadera amarilla y unos cómodos tenis. Mary salió del cuarto de baño vestida con un vestido beige y cepillando su cabello.

-Buenos días- me saludó con voz cantarina. -Por cierto, William me llamó para preguntar si habíamos llegado con bien, tal vez tengas algún mensaje suyo.

Maldición, olvidé avisarle que todo estaba bien anoche. Tomé mi celular con rapidez y miré la pantalla: eran los ocho de la mañana y tenía seis llamadas perdidas de él.

Yo: Buenos días, llegué muy cansada y voy despertando, estamos bien.

William: ¿Dormiste bien?

¿Eso era todo? ¿No haría una escena? Miré el celular extrañada de la calma con que me había respondido.

-Hay tres opciones- le dije a Mary, que seguía cepillando su cabello en la cama. -Uno: William es muy maduro; dos: me quiere tanto que no se puede enojar conmigo; o tres: en realidad no le importo mucho.

Mary me miró rodando los ojos. -Elijo la uno y la dos, posdata: deberías bañarte ya si quieres que bajemos a desayunar a tiempo.

Yo: Sí, me prepararé para desayunar, ¿hablamos luego?

William: Seguro.

Una vez me hube bañado y maquillado, bajamos a desayunar. De día la casa se podía apreciar mucho mejor, las paredes eran color azul celeste, había hermosas pinturas campestres colgadas y lo muebles eran de una pesada madera café. Jordan estaba sentado en la mesa, Nick estaba sentado a su lado hablando entusiasta con mi amigo y una mujer que supuse sería su esposa le acompañaba; en la sala dos adolescentes castañas de alrededor de trece y quince años les observaban con curiosidad y desde la cocina se veía a una mujer joven y hermosa, de alrededor de veintiocho años, ayudando con el desayuno a una señora, se volvieron hacia nosotras y por la manera en que ésta última miraba, supe que era la madre de Jordan.

-Eh, chicas, buenos días- saludó Jordan desde la mesa. -Familia, ellas son Mary y Vanessa; chicas, esta es mi familia.

-Es un placer- respondimos nosotras casi al unísono.

-Pero venga, tomen asiento, pocas veces tenemos la fortuna de conocer a las amistades de Jordan- pidió la hermana mayor, que salía de la cocina con dos platos en la mano, Nick se puso de pie de inmediato para ayudarle.

Tomamos asiento al final de la mesa para doce personas, pensé en que era muy lógico que el mueble fuera de ese tamaño con tanta familia.  Un señor bajó de las escaleras lentamente, se paró en el recibidor: se veía amable, vestía un pantalón caqui y una camisa a cuadros azul celeste, miró a la mesa mientras extendía los brazos.

-Hijo- pronunció con notable dulzura y orgullo. Jordan prácticamente saltó de la mesa para unirse a él en un abrazo, la escena me conmovió.

-Y éste es mi padre- anunció mi amigo observándonos, nos pusimos de pie para estrecharle la mano al señor y éste nos correspondió amenamente.

-Qué grande es la familia de Jordan- Mary susurró para mí.

-Y qué linda- completé en voz baja.

Desayunamos un delicioso platillo a base de huevos estrellados, tocino y hot cakes, la madre de Jordan explicó que era una tradición cocinar eso en el cumpleaños del chico. Cuando terminamos, Nick trajo de la cocina un gran pastel de betún rojo y letras a los lados que decían "Feliz cumpleaños veintiuno, Jordan", nuestro amigo nos regaló una sonrisa enorme y deslumbrante.

-Pide un deseo- gritó la hermana menor, Jordan le sonrió, cerró los ojos con fuerza y apagó las velas.

-Iré por desechable y cubiertos- anunció la hermana mayor y se puso de pie rumbo a la cocina.

Estábamos devorando nuestra rebanada de pastel cuando alguien hizo sonar el timbre de la entrada, la hermana que supuse tendría quince años se puso de pie de un salto.

-Yo voy- gritó entusiasta y abrió. 

Nos volvimos al recibidor para encontrar a un chico de cabellera rizada y rubia, ojos café, grandes e inocentes, un poco más alto que yo, pero más bajo que Jordan por alrededor de diez centímetros, su complexión era atlética, se veía menor que nosotros y el rostro de niño bueno le daba un efecto muy tierno.

-Buenos días, escuché que Jordan volvió- dijo con timidez, en sus manos traía un paquete envuelto en papel de regalo rojo con un moño azul marino.

Jordan abrió los ojos como platos y se quedó mudo. 

-Pasa, Jake, adelante- pidió el papá de mi amigo y el recién llegado pasó al comedor con el rostro iluminado.

-Te traje esto- dijo cuando estuvo frente a Jordan, le extendió el regalo tratando de reprimir una sonrisa.

-Gracias- respondió quedamente el festejado y lo tomó.

-Que lo abra- gritó Nick divertido, quien se enfrentó a una mirada de pocos amigos por parte de su hermano.

Jordan abrió el paquete y sus ojos se abrieron como platos, lo sacó completamente y nos mostró un disco de su banda preferida autografiado por los integrantes. 

-Cielos, Jake, muchísimas gracias- exclamó eufórico. 

-Me alegro que te guste- respondió éste con alegría. -Bueno, creo que me iré ya.

Jordan pareció recuperar la compostura y simplemente asintió, el chico se dirigió a la salida, pero la voz de la hermana mayor lo retuvo.

-Oye, Jake, Jordan dará una fiesta esta noche, deberías venir- anunció.

-¿En verdad? ¿Puedo venir, Jo?- preguntó emocionado.

Jordan pareció cohibirse cuando el chico lo llamó por el sobrenombre.

-No lo sé, eres muy joven para ir a fiestas- declaró.

-¿De qué hablas? Cumplí dieciocho el noviembre pasado- se defendió el chico.

-¿Lo ves? Eres muy joven.

-Internacionalmente tiene edad suficiente, ¿no es así, Vanessa?- habló Nick dirigiéndose a mí.

-Por supuesto- respondí divertida. Jordan rodó los ojos.

-Bien, ven si quieres- dictaminó mientras Jake se marchaba con una gran sonrisa.

La hermana menor cerró la puerta riendo.

-Vaya deseo que pediste, hermano- comentó la chica ocasionando la risa de todos.

Mi nombre es WilliamWhere stories live. Discover now