Capítulo 32: Cumpleaños

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Cuando me desperté William no estaba a mi lado, me incorporé lentamente. En el sofá principal se encontraba Aria desayunando un cereal, miraba una caricatura en la televisión.

-Buenos días, William salió, dijo que vendría para el mediodía- explicó con la cuchara en la boca.

Me dirigí al baño para asearme, me dejé la pijama y la sudadera de William mientras preparaba el desayuno.

-¿Quieres café?- le pregunté desde la cocina.

-Hasta la pregunta ofende- respondió con la vista fija en la televisión.

Me serví dos huevos estrellados, un pan tostado con mantequilla y vacié la cafetera en dos tazas humeantes. Me uní a Aria en el sillón para ver el programa, de pronto recordé algo.

-Aria, hoy iremos a una fiesta, pero no sé dónde- anuncié.

-Está bien.

-Irán mis amigos de la universidad...

-Está bien- respondió de nuevo.

-Te presentaré a Mary, por favor sé amable- pedí.

-¿De qué hablas? Me encantan las zanahorias, no podría ser mala con una- replicó absorta en la televisión.

Rodé los ojos resignada, en verdad esperaba que ambas se comportaran. Entré a la recámara para preparar qué ponerme, pero encontré una caja lila con un moño plateado. Aria entró seguida de mí.

-Tu mamá presintió que no te quedarías en casa en tu cumpleaños, así que me pidió que te lo entregara hoy- explicó.

Abrí el obsequio con rapidez, dentro se encontraba un vestido color tinto precioso, su falda era de tul a media pierna, el escote iniciaba a medio hombro y las mangas eran largas, lo decoraba un moño en la espalda del mismo tul color tinto. Mi mamá era asombrosa.

Durante toda la mañana me pasé tendida en el sofá con mi amiga, pintábamos con esmalte color crema nuestras uñas y veíamos una serie de televisión, no podía evitar mirar a la puerta de vez en cuando.

-No te vas a morir, Vane, tranquila- se burló Aria.

Me puse de pie resoplando, me dirigí a la cocina para realizar el almuerzo, le pedí ayuda a mi amiga, pero se limitó a darme apoyo moral desde el sofá. Preparé pollo en salsa de tomate con arroz blanco, pensé en llamarle a William, pero no quería darle más motivos a Aria para que se burlara de mi apego a él.

Comimos en la barra, limpiamos la cocina e ingresé a la ducha para dejarle tiempo a Aria también. Tardé alrededor de media hora en bañarme, salí vistiendo una pijama limpia. Aria comenzó a prepararse después de mí, salió de la ducha secándose los rizos con una toalla.

-Bueno, si me disculpas estaré ocupada dos horas alaciando este nido de pájaros- anunció mientras sacaba una secadora y una plancha para el cabello de su maleta.

Aún faltaban tres horas y media para la fiesta, así que decidí dormir un rato en el sofá para guardar energías. Soñé que estaba en un lugar muy frío, no tenía ningún abrigo así que temblaba, veía la espalda de William alejarse de mí y no importaba cuánto le gritara, él no me escuchaba. Cuando Aria me despertó, William leía una novela en el sillón al lado de mí, así que no pude evitar sonreír de alivio al verlo de nuevo. Él volvió la vista hacia mí y correspondió a mi sonrisa con ternura.

Miré la hora en el celular y me sobresalté, faltaba una hora para las nueve. Me incorporé de un salto y corrí a la habitación, Aria se encaminó detrás de mí para dar unos últimos toques a su maquillaje, debía admitir que mi amiga se había esmerado: vestía un pantalón blanco hasta la cintura que se ceñía a su figura , una blusa con escote de lentejuelas doradas y unos tacones de botín negros muy similares a los que yo tenía. Sentí la presión de verme opacada por ella en mi cumpleaños, así que me esmeré el doble en mi atuendo.

Mi nombre es WilliamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora