Capítulo 19: Primer día

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William aparcó frente a mi edificio, se veía calmado, pero sus ojos tenían un brillo especial en señal de alegría; también yo estaba muy feliz, pero me encontraba sumamente nerviosa. Me desabroché el cinturón de seguridad y abrí la puerta.

-Bueno, entonces buenas noches- me despedí con torpeza al bajar, William me detuvo de la muñeca y mi corazón dio un salto, me volví hacia él temerosa.

-Olvidas tu mochila- me recordó mientras estiraba el brazo para alcanzarla, la había dejado en el asiento de atrás; me la extendió con calma, ¿cómo era posible que estuviera tan tranquilo cuando yo no podía ni articular palabra de manera lógica?

-Me salvaste, aún debo terminar varias tareas- suspiré al tomarla.

-¿Para qué son los novios si no?

Casi me da un infarto.

-Buenas noches- murmuré atropelladamente y corrí a la puerta de mi edificio, subí a mi departamento mientras escuchaba su auto alejarse. William era mi novio... William era mi novio.

Tomé el celular en cuanto hube cerrado mi puerta, busqué el número en contactos frecuentes y marqué.

-William es mi novio- anuncié con una voz que parecía que estaba dando pequeños gritos, se me iba el aliento al pensar en ello.

Aria gritó de emoción, me la imaginaba saltando en su cama.

-Debes... contarme... todo- ordenó también sin aliento.

Efectivamente le conté absolutamente todo, no cabía en mí de la felicidad, me sentía una niña cursi y eufórica, cada vez que pronunciaba el nombre de William bajaba la voz de manera automática, de suerte que le daba un efecto muy dulce a su nombre.

-Vane, estoy tan feliz por ti... ¡sí! Yo lo sabía, sabía que esto iba a pasar- me felicitó entusiasta.

-Pero, ¿y ahora? ¿Cómo le hablo? ¿Qué hago, Aria?

-Pues hablarle y ya, tonta, deja que las cosas fluyan- ordenó. Un remolino me sacudió de pronto el vientre.

-Bueno, ¿y tú cómo estás?- pregunté de manera sincera, desde un tiempo no la hacía y eso me hizo sentir culpable.

Aria me contó sobre sus clases, su familia, su perro Zeus y un concurso de fotografía en el que ya era finalista.

-Eso es grandioso, Aria, muchas felicidades, ¿qué foto mandaste?

-Mmm... luego te las muestro- dudó. -Bueno, me alegro por ti y tú te alegras por mí, pero ya es bastante noche y tenemos clases a las siete de la mañana.

Miré el reloj de mi celular: doce de la noche. Maldición, me había olvidado de mis tareas. Me despedí de Aria y saqué mis libretas con velocidad, puse a andar mi cafetera con agua para tres tazas... sería una noche larga.

Terminé mis tareas alrededor de las tres de la mañana, lo que me dejó aproximadamente dos horas para dormir. Me duché con agua fría para despertar, me vestí con una falda roja, medias negras, mis botines de tacón cuadrado y una blusa de manga larga de lunares blancos y negros; no encontraba una sudadera que hiciera juego con mi conjunto, por poco opto por colocarme aquella negra de William, pero de ninguna manera llegaría así a la universidad, me coloqué una chaqueta de mezclilla oscura.

Desayuné rápidamente y puse especial énfasis en mi maquillaje para que no se notara mucho mi desvelo, me dirigí a la universidad. En el subterráneo me costó trabajo no recargarme en los postes para dormir unos minutos, bebía a sorbos mi termo con café, el cual no tenía nada de leche debido a que olvidé hacer las compras.

Mi nombre es WilliamWo Geschichten leben. Entdecke jetzt