Capítulo 43: Alivio

11 2 0
                                    

Abrí la puerta con mi llave, me aplaudí mentalmente por llevarme mi bolso antes de marcharme, creo que no hubiese tenido el coraje para llamar a la puerta y arriesgarme a que no atendiera.

Entré temerosa, cada paso era una prueba mental contra el miedo, como si tuviese que obligar a mis pies a moverse. Recorrí el camino del hotel al apartamento como poseída, como si no pudiese esperar un solo segundo más, pero ahora que estaba ahí mi convicción se esfumaba.

Por el ventanal los últimos rayos de sol pintaban el apartamento de un naranja opaco que de alguna manera me apresuraban. Eché un vistazo con paso ligero a la sala y la cocina sin encontrarlo, así que me dirigí a la habitación y abrí la perilla como si desconociese lo que había del otro lado.

Encontré a William dormido en nuestra cama, sus cabellos casi dorados descansaban en la almohada de manera desordenada, en sus manos abrazaba la sudadera negra que me regaló apenas nos conocimos y a pesar de estar dormido se veía muy cansado.

Me senté a su lado y comencé a acariciar su cabello, los ordenaba lentamente mientras me esforzaba por no quebrarme ante tal imagen; William siempre había sido un hombre arrogante, vivo, con demasiada seguridad en sí mismo... verlo así de vulnerable y saber que era por mi culpa me destrozaba.

-¿Vanessa?-susurró al abrir los ojos y encontrarme a su lado. Sus ojos caramelo se entrecerraban con extrañeza, se debatían entre la alegría y el terror.

-Hola- sólo pude decir.

-Yo...- comenzó también mientras se incorporaba, pero tampoco pudo concluir.

-Estuve pensando en todo lo que pasó, estuve pensando mucho... pensé en cuando llegué a Nueva York, en cuando te vi por primera vez en clase, casi muero de la impresión... quién se iba a imaginar que existías siquiera y que te encontraría en el lugar donde menos lo esperaba...

>> Pensé en lo mal que nos llevábamos al inicio, en aquella vez cuando me regalaste tu sudadera y que vestías una camisa roja, todo eso de la fiesta, cuando me llevaste a aquella librería... sobre mi cumpleaños, sobre Niza... en cuando me mudé.

A ese punto un nudo ya se estaba formando en mi garganta, William me miraba con ojos vidriosos, expectante de cada palabra que pronunciaba.

-Pensé todo desde un poco de perspectiva y siempre has estado salvándome de cada obstáculo que se me presentó, siempre me has estado protegiendo y siempre me has estado... amando.

>>Y también yo te amo, pero estoy aterrada...Sobre todo aquello que dije... cuando dijiste que eres un secreto en mi vida me enojé mucho conmigo misma porque... es cierto... me aterraba contarle a mi familia sobre ti y que se percataran de cuánto te amo y que por ti cambiaría mi vida... que se dieran cuenta de que no planeo dejarte.

-Vanessa- intervino con voz crispada.

-Deja que termine- pedí limpiando lágrimas de mis mejillas. -Entonces comprendí que mi miedo te estaba lastimando y... y no quiero eso... así que llamé a mi familia y les conté todo... les conté todo sobre nosotros... pero aun así no sé qué hacer, sólo sé que te amo y que no pienso dejarte, pero no sé cómo lidiar con el futuro o qué hacer con la vida que dejé en mi país y la vida que encontré contigo... estoy aterrada. Tú... ¿me quieres después de escuchar eso?

William me observó en silencio un momento, parecía no encontrar el habla. Por un segundo el abatimiento me inundó, ¿qué haría si había decidido dejar de quererme?

-Vanessa, yo... por un momento creí que no volverías a casa, yo... todo lo que dije... lo siento mucho. Cuando te conocí y me percaté de que un día te alejarías de mí caí en la desesperación, te había soñado por años y por fin te encontré, no podía dejarte ir.

>>Cuando te mudaste, me hiciste el hombre más feliz, por ello cuando tu casera llamó y te ofreció volver a tu apartamento, el pánico me aprisionó, fui egoísta y fui un idiota, no me correspondía a mí tomar la decisión, pero ya sabía lo que era despertar contigo, lo que era estar contigo siempre, ¿cómo renunciar a eso?

>> Lo siento mucho, Vanessa, y lo siento más porque de volver a vivirlo, haría lo mismo, llámalo cobardía, manipulación o lo que quieras, pero no quiero que te apartes de mí, me aterra la idea de que un día ya no te vuelva a ver... ¿aún me amas después de saber eso?

Guardé silencio un momento, sus palabras me habían hecho comprender que William también tenía miedo, así como yo temía el futuro, él también lo hacía y todos nuestros errores se debieron al pánico que nos acechaba.

-Yo... claro que te amo- susurré.

William suspiró de alivio y me atrajo a sus brazos, sentí su calidez alrededor de mi cuerpo y su aroma impregnarse a mí; me sentí segura, me sentí querida, me sentí como si nada pudiese hacerme daño en sus brazos.

-Encontraremos la manera de que funcione, lo prometo- murmuró contra mi cabello. -No tiene que ser ahora, podemos pensarlo con calma.

Asentí sin decir nada. Pensé que tal vez William y yo éramos una bomba de tiempo, que postergar la decisión sólo le daba más segundos al reloj... pero a cambio de estar a su lado un minuto más, por mí podría explotar el mundo entero.

Mi nombre es WilliamWhere stories live. Discover now