Capítulo 37: Pasado

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Pasé dos horas en la sala de arte junto a William, en un principio veía los bocetos y pinturas sobre mí mientras él me abrazaba en uno de los sillones, luego me dediqué a apreciar las demás obras.

-¿Cómo aprendiste a pintar?- inquirí.

William pareció pensárselo un rato antes de responder.

-Es algo extraño, supongo que no aprendí, mejoré mi técnica al paso de los años, pero me recuerdo pintando desde que tengo uso de memoria- respondió.

Tenía razón, así me pasaba a mí con la escritura, mejoré conforme crecí, pero me recuerdo escribiendo relatos y poesía desde que aprendí el alfabeto.

-Esto es muy loco- exclamé con la vista clavada en la pared de mis cuadros.

-Ni que lo digas- secundó William con su cabeza escondida en mi cuello, de pronto pareció recordar algo. -¿Entonces me has escrito?

Tragué saliva antes de responder y desvié la mirada, no sabía si quería decirle la verdad sobre los poemas.

-Tal vez- susurré al fin.

-Quiero leerlos.

-No- sentencié.

-¿Por qué no? Tú ya viste todas mis pinturas, es justo que lea tus escritos sobre mí- ordenó.

-Me niego- respondí entre risas.

William se posó sobre mí mientras me abrazaba y comenzó a besarme.

-No te soltaré hasta que me prometas mostrármelos- declaró, pero yo pasé mis brazos alrededor de su cuello.

-Eso no es una amenaza.

Comencé a besarlo cuando su celular vibró insistentemente en su bolsillo, lo tomó de mala gana.

-¿Qué pasa?- habló por la bocina. -Está bien, ya vamos.

William colgó la llamada y se incorporó en el sofá, me ayudó a su vez a ponerme de pie.

-Dice Colette que nos esperan en el comedor- anunció.

Nos dirigimos hacia el lugar en silencio, cuando llegamos la mesa estaba servida con deliciosos platillos que degustamos sin más.

Durante la comida Cristine me preguntó sobre mis planes para después de la universidad, a lo que le relaté mis deseos de estudiar el posgrado en el extranjero.

-Deberías estudiarlo aquí en Niza junto a William- propuso Colette sonriente, me enterneció que quisiera que me quedara si apenas me conocía, pero supuse que lo que quería era la cercanía de su hermano.

-Aún no sé si lo estudiaré aquí- intervino él antes de llevarse el tenedor a la boca.

-¿Estás hablando en serio? ¿Volverás algún día a casa o planeas ir de país en país toda la vida? ¿Acaso...?- comenzó la chica, pero su madre le interrumpió.

-Colette, William, no es el momento ni el lugar para hablar sobre estos temas, muestren respeto a Vanessa.

-Lo siento, Vanessa- se disculpó Colette observando su plato con el ceño fruncido.

A partir de ello la comida fue un poco incómoda, al terminar Cristine se retiró y me invitó al jardín dentro de dos horas para tomar el té. Colette se retiró sin mediar palabra.

-Oye...- comencé.

-No le prestes atención a Colette, aún no madura lo suficiente, hemos tenido esta plática cientos de veces, se le pasará- me interrumpió.

Mi nombre es WilliamWhere stories live. Discover now