Capítulo 33: Sping break

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Aria se fue antes del mediodía, comprendí por qué no quiso acompañarme al aeropuerto cuando tomé el vuelo hacia Nueva York, qué difícil era observar a tu mejor amiga partir sabiendo que no la verías dentro de varios meses.

De vuelta en el departamento me pasé todo el día viendo un maratón de Harry Potter con William, comíamos sushi y vestíamos pijama, fue un cumpleaños de lo más lindo. Los días con Wlliam eran así.

Nuestra relación no era muy convencional, le había conocido en sueños, le detestaba en un principio y él era de lo más arrogante, sabíamos muy dentro de nosotros que cuando el semestre terminara lo nuestro se complicaría mucho porque el océano nos separaría... pero poco nos importaba todo eso cuando estábamos juntos.

Nunca pensé que viviría con alguien mientras estudiara la universidad y jamás imaginé que las cosas resultarían de esa manera, después de que destrozaran mi departamento, pero así era Willliam, cambiaba mi vida con sólo existir... me cambiaba con sólo existir, me hacía alguien mejor.

Pocas veces discutíamos y cuando lo hacíamos nuestra molestia duraba si acaso un instante; William me tenía una paciencia envidiable y yo le correspondía con un cariño indescriptible. "Jamás pensé que querría a alguien de esta manera" le confesé una vez mientras él leía en nuestra cama y yo le observaba fijamente. 

Ninguno era perfecto, ambos nos equivocábamos, teníamos defectos y ámbitos en los cuales trabajar; yo era muy celosa, me enfurecía que alguien mirara a William con deseo, me ganaban mis caprichos y no sabía guardar mis emociones;  el problema de William era precisamente lo contrario, guardaba demasiado sus sentimientos, no sabía cuándo estaba molesto así que suponía que no se molestaba nunca y eso nos acarreaba problemas, pero teníamos mala memoria respecto al enojo.

No importaba cuánto tiempo pasara con él, siempre que le veía me quedaba en una especie de trance, como si no pudiera creer que una persona así existiera y que, si existía, hubiese aparecido en mi vida. En pocas palabras, William me tenía muy enamorada.

Las semanas pasaron hasta que el descanso de primavera llegó, todos hacían planes sobre adónde irían esa semana; escuché planes envidiables como aquel de Mary que iría a acampar en las montañas con su familia en una especie de retiro espiritual, tiernos como el de Jordan que regresaría a casa para estar con Jake y locos como el que comentaba a gritos Alice que... bueno, era Alice.

-Ven con nosotros, aún podemos esperar a que hagas tu equipaje- insistió Mary el último día de clases.

Sus vacaciones me parecían una maravilla, el asunto estaba en que nunca le dije que su hermano gemelo era un invasor de departamentos y provocador de inundaciones para no preocuparla, pero no me apetecía dormir a la interperie dándole la oportunidad de que me tirara por un barranco. 

-En verdad prefiero quedarme en casa, pero te lo agradezco- comenté.

-Sí, tu casa ha de ser un lugar fenomenal... muy bella- sentenció Jordan divertido, desde que se enteró que vivía con William no me dejaba en paz un minuto.

-¿Es que William no saldrá durante el descanso?- preguntó Mary.

-No me ha comentado nada- respondí despreocupada.

-Es que su casa le ha de gustar mucho- comentó Jordan a punto de la carcajada, quería reprenderlo, pero no podía evitar una sonrisa en mi rostro.

-Me voy a las seis, llámame si cambias de opinión- concluyó mi amiga mientras me abrazaba. -Ay, voy a extrañarte.

Jordan siguió con los abrazos, nos envolvió a ambas en sus brazos y les correspondí con entusiasmo, también yo extrañaría a esos dos una semana. Me hizo pensar que el día en que nos despidiésemos definitivamente regresaría a casa sin una parte de mí.

Mi nombre es WilliamWhere stories live. Discover now