Capítulo 35: Familia

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La alarma me despertó a las siete y media de la mañana, la había programado a esa hora para no ser la última en despertar. Mi habitación poseía su cuarto de baño propio con paredes color crema, me adentré en él con mi ropa limpia en mano y solté un grito ahogado, el solo baño ya era más elegante que mi antiguo departamento junto: los muebles eran de mármol y en el centro había una tina que bien podría utilizar de jacuzzi individual, junto a ella había un mueble lleno de productos de higiene y sales de baño.

Hice uso de toda mi fuerza de voluntad para no pasarme horas en dicho palacio, salí a los veinte minutos vestida con un pantalón blanco y mi suéter color menta, me maquillé de manera sencilla, pero cuidadosa. Cuando me estaba calzando con unas zapatillas deportivas, alguien tocó a mi puerta.

-Adelante- anuncié en inglés, por lo que al momento me corregí y lo repetí en el idioma local.

William se asomó sonriente por el marco de la puerta, una sonrisa brotó en mis labios al verlo también. Se acercó a mí para envolverme en un abrazo, vestía un sencillo pantalón negro con una camisa de botones a cuadros amarillos y mangas tres cuartos.

-Algo me decía que ya estarías despierta- susurró divertido. -Ya servirán el desayuno.

Le miré con el ceño fruncido, me molestaba que tuviera que visitar su hogar para enterarme de que tenía más dinero del que podía imaginar, no es como si eso me importara, pero no me gustaba no estar al tanto de algo sobre él.

-No te oculté nada- se defendió como si pudiese leer mi semblante. Rodé los ojos y le seguí tomando su mano por el largo pasillo.

Bajamos la escalera de caracol y recorrimos algunas salas más hasta llegar al comedor, de momento estaba vacío, pero algunas señoritas transitaban por él depositando platillos.

-¡William!- gritó una voz cantarina y juvenil.

Me volví al tiempo que una jovencita de cabello ocre saltaba a los brazos de William, él la recibió en un abrazo y la hizo girar varios centímetros sobre el suelo. La depositó sobre sus pies, pero ella no le soltó, lo tomó por la cintura y le abrazó fuerte.

-Cuánto te extrañé, dime que ya terminaron tus clases, por favor- susurró con voz tierna, el corazón se me derritió ante tal escena.

William le susurró algo al oído y ella se tensó un momento, giró su cabeza hacia mí sin soltarlo y sus ojos azules se abrieron de par en par.

-William, ¡es idéntica a...!- exclamó, pero su hermano le tapó los labios con una mano, ella siguió mirándome estupefacta. William y yo tendríamos que hablar sobre a quién estoy idéntica.

-Vanessa, ésta es mi hermana Colette- presentó él mientras la liberaba. Colette recobró la compostura para examinarme más de cerca, vestía un bonito vestido azul cielo hasta las rodillas, era un poco más bajita que yo.

-Es un placer, tu hermano no para de hablar sobre ti- le saludé, para mi sorpresa ella sonrió y me envolvió en un abrazo.

-Vamos, Colette, vas a asfixiarla- reprendió una voz amable y elegante, me volví de inmediato hacia ella.

La madre de William se acercaba a nosotros con serenidad, vestía un conjunto blanco cruzado por el frente y llevaba el cabello en rizos, era idéntica a su hija.

-Madre- saludó William con una amplia sonrisa y ella extendió los brazos para recibir a su hijo.

-Bienvenido a casa, hijo- susurró con una sonrisa encantadora, algo similar a la de William cuando algo le hacía muy feliz.

-Madre, quiero presentarte a Vanessa, mi novia- habló él tras haber culminado su abrazo, algo en su voz me conmovió, se escuchaba como si estuviera orgulloso de pronunciar esas palabras.

Mi nombre es WilliamWhere stories live. Discover now