De Todo X Lectores.

Halloween Special N°4

Sally Face X Child!reader: El silencioso tú.

Adaptado en un School AU, basado en el primer juego, cuando Sal tenía poco más de 11 años.
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El salón se hallaba en completo silencio, todos los rostros expectantes de cada movimiento hecho por aquel silencioso niño, el cual llevaba una extraña máscara que cubría su rostro y era inevitable no notar del solo verlo.

Pocos hablaron realmente con él durante su primera semana en su nueva escuela, más pronto la mayoría logró acostumbrarse a verlo sin asustarse y lo incluyeron rápidamente en las actividades de grupo. Todo iba bien, al menos para Sal.

Tsk, que le ven a ese raro...-pensaste para ti. De una u otra forma no lograbas comprender lo que hacía a ese chico tan especial. Es decir, era como cualquier otra persona solo que con una máscara permanente sobre su rostro.

Lo observabas atentamente desde tu banco, el cual estaba a unas filas detrás del de él, sumida en tus propios pensamientos de las cosas que tenías que hacer por la tarde y los posibles motivos por los cuales un chico tan tranquilo se volvió popular como si nada.

Siguiente grupo, se encargará de preparar su exposición sobre los efectos secundarios de la contaminación hidráulica- escuchaste decir a tu profesor, quien estaba asignando los grupos de trabajo a dedocracia para asegurar de que todos llegaran a un número de 4 personas- Anahís, Júpiter,____ y Sal. Ustedes tienen esto a cargo.

¡Por un demonio, lo que faltaba!- maldecirte en tu cabeza. De todas las personas con las te podía tocar en un salón con 25 alumnos, ¿Por qué tenía que tocarte con el hijo perdido de Jason?-odio mi vida- estrellaste tu cabeza contra tu mesa tratando de que la fría madera sirviera al menos para aliviar tu migraña.

Aspiraste hondo un par de veces cuando sentiste que tocaban tu hombro. Posiblemente sería Anahís, con quien ya habías hecho un par de trabajos antes y le dedicaba bastante tiempo al estudio. Pero no...Hasta hubieras preferido que fuese el profesor listo para regañarte para el momento en que alzaste la mirada y te acomodaste correctamente.

¿Estás bien?- preguntó con aquella distorsionada voz provocada por la máscara cubriendo su rostro.

Desviaste la mirada algo molesta antes de contestar- si, solo estoy algo cansada- mentiste claramente, alegando al desagrado que te generaba su mera presencia.

Pronto tocará el recreo, podemos salir afuera por aire fresco. Eso siempre me ayuda cuando estoy cansado- se ofreció a acompañarte, dejando la conversación algo abierta.

Suena lindo, pero me quedaré en la biblioteca en el recreo. Tienen un rincón de lectura con almohadas donde uno puede recostarse- dijiste rechazando su oferta- ¿Ibas a preguntarme algo?- preguntaste desinteresadamente guardando tus cosas en la mochila antes de que tocara el recreo.

Hmm, era acerca del trabajo. Quería saber cuándo tendrían todos tiempo libre para juntarnos a armarlo- respondió algo tímido ante tu actitud.

Con Anahís solemos armarlo en mi casa o en la suya. Les puedo avisar si podemos usar la mía el fin de semana, necesito tu número de teléfono- comentaste generando un poco de emoción en él al hacerlo sentir que no lo rechazabas del todo, aunque fuese por tarea.

Claro, es este- dijo sacando su celular y mostrándote el número para que lo anotaras en el tuyo. Sentiste algo de envidia al verlo, puesto que tenía el modelo del año pasado con tapita, mientras tu tenías el convencional Movistar de segunda generación.

Listo entonces. Te mandare mensaje con mi dirección en cuanto mis papás permitan que vayan- guardaste tu celular de nuevo en tu mochila saliendo directo a la biblioteca en cuanto el timbre sonó, dejando a Sal solo sin poder decir nada más.

El día finalizó y así también el ver al chico por el resto del día. El único alivio en tu vida llena de actividades extracurriculares.

Hasta que llegara el fin de semana....

En el cual Júpiter no pudo ir por enfermarse del estómago la noche de viernes y Anahís no pudo asistir más de una hora por una competencia de baile.

¡Hasta el lunes Anahís! ¡Suerte con la competencia!- te despediste de ella, cerrando la puerta y quedándote a solas con medio proyecto sin terminar y....Sal.

Ambos se miraron mutuamente en un incómodo silencio luego de ello, hasta que por mera interrupción de tu madre viendo la hora que era, le preguntaste si quería merendar antes de seguir. Aceptando simplemente con la cabeza, tomando asiento en la mesa del living algo apenado por no saber de qué hablar.

¡Sal! ¿Quieres chocolate o té?- preguntaste desde la cocina.

Chocolate está bien- respondió tímidamente, con la paranoia de que pudieras meterle algo en su bebida.

Viendo como llegabas al rato con una bandeja de galletitas a la mesa, pensó que tal vez no intentarías nada por estar con tus padres presentes.

Puedes comer, no tengas miedo- le informaste sin apartar tu vista de él.

No, está bien- dijo algo nervioso por tu mirada constante-no me gusta comer en frente de otros.

Mmm, en ese caso, puedes comer mientras busco nuestros vasos- de alguna manera entendiste a lo que se refería, sin entender el porqué, yendo hacia la cocina.

Cuando volviste varias migas se notaban en el lado de Sal, indicando que comió cuando no estuviste. Lo que te trajo una pequeña idea al ver los vasos en tus manos.

Toma Sal- le pasaste su vaso para que lo tomara y comenzaste a beber del tuyo.

Al ver que él no se animaba a tomar su chocolate volviste a decirle que no tuviera miedo pero nuevamente se negó. Por lo que, llamando su atención, sacaste un sobre con una pajilla de tu bolsillo.

Así puedes beber conmigo aquí, ¿No?- reíste divertida sintiendo que podrías llevarte bien con él, al menos por esa tarde.

Gracias...- agradeció tomando la pajilla y usándola para beber su chocolate.

Oye, Sal...- llamaste su atención- ¿Qué más crees que podamos agregar en el afiche?

Así continuaron ambos el resto de la tarde hasta terminar su trabajo. Sal ya no parecía nervioso y tú ya no parecías tan molesta por su presencia.

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Publicado el 17/12/2019