Vil Schoenheit x F.Reader: Insomnio.

102 5 0
                                    

Cada día tengo miedo del mañana, de lo que vendrá y no vendrá, de lo que pueda resultar, lo que se pueda estropear. Siendo esa continua sensación de impredecibilidad la que me resulta sumamente abrumadora cada día.

Con esa sensación en mi pecho, intento nuevamente poder dormir. Más mi ansiedad me lo impide, limitándome a observar el techo por horas, escuchando el traqueteo de las manecillas del reloj a mi lado que no me atrevo a mirar y que pareciera ir más lento con cada segundo que pasa, alterando más a mi corazón. Mañana no se diferencia de ningún otro día, más el miedo me consume pensando en las personas que veré, las cosas que haré. Y lo peor, el miedo a tener que hablar, responder, o pedir ayuda en caso de necesitarla.

De algún modo logré llegar a la mañana siguiente tras otra lucha por consolidar el sueño que volví a perder. Encontrándome en un gran estado de irritabilidad dado al extremo cansancio físico y mental por el que atravesaba, me dirigí al salón comedor como el resto de mis compañeros, solo para recibir el sermón de administrar mejor mi sueño por parte del líder.

Como todos los días, asentí obedientemente sin emitir una palabra hasta que el discurso terminara, sintiendo los ojos pesados y un ligero mareo dado a la anemia que en esos momentos me consumía.

¿Estás escuchándome ____?- Vil levantó el tono chasqueando sus dedos para llamar mi atención-¿A qué hora dormiste anoche? Vivo diciéndoles que deben acostarse temprano, especialmente los de primero que aún están en crecimiento.

Cubriendo mis sensibles oídos por el volumen con el que hablaba, o al menos el que yo percibía, respondí de mala manera que no gritara. Cosa que lo molestó, refiriéndose a mí como una patata irrespetuosa. Por lo que por impulso le respondí que no era mi padre para estar mandándome.

Recibiendo una de las peores miradas que había visto en él junto con una cachetada capaz de arrojarme al suelo con solo rozarme.

Con esa actitud nunca ascenderás de una patata. No...de un gusano que vive en ella- por alguna razón, sus insultos esta vez me parecieron más ofensivos que antes, incrustándose en mi pecho como espinas que no podía quitar.

Y sin decir más, Vil se alejó, dejándome en el suelo cual saco de patatas para pudrirse entre el creciente mar de lágrimas que se formaba en mi rostro.

¡____! ¿Estás bien?- Oí a Epel, quien había ido a revisar que estuviera bien, decir en un tono aterrado- Esta vez Vil se sobrepasó.

No, fue mi culpa. No debí responderle de esa manera- intentando levantarme, le advertí que no tratara de buscar pelea con Vil por querer defenderme. Después de todo, era un problema entre él y yo.

Aun habiendo dicho eso, no podía evitar sentir una mezcla de emociones. Estaba molesta, herida, avergonzada, con mi orgullo por el piso. Todo esto por mi propia incompetencia...

Esa noche, intenté nuevamente conciliar el sueño. Nada. Intenté otra vez, y otra vez, por un par de horas sin éxito. Esta sería otra noche sin dormir. Ya sería una semana desde que no podía dormir y debía hacer algo para remediarlo. Por lo que, con sumo cuidado, me escapé a hurtadillas hasta la cocina del dormitorio buscando la manera de preparar alguna poción que me ayudara a dormir.

En el camino, recordaba aquel día de mi llegada a Night Raven College y cómo conocí a mis compañeros.

.
.
.

Hamel...que nombre tan peculiar- sus ojos me inspeccionaron de pies a cabeza, con una expresión seca, como si le disgustara mi aspecto. No pude evitar sentirme incómoda bajo esa mirada crítica, no viniendo de él.

Es de mi tierra natal; todos portamos el nombre del pueblo sumado a nuestros apellidos- traté de explicar entre los nervios y mi bajo tono de voz, logrando obtener una mirada amenazadora de su parte.

De Todo X Lectores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora