Diana Cavendish Pov
Estaba mejorando de poco a poco; mi físico era muy bueno y me sentía como una pluma en el aire cada vez que saltaba o hacía alguna vuelta. Tenía aprendido las posturas; la personalidad de un caballero; los contrataques básicos; las reglas principales; y mis reflejos que era lo más necesario para esquivar un ataque sorpresa o un ataque normal.
Ahora me faltaba el manejo perfecto de una espada, sabía cómo sostenerla adecuadamente, pero caría de control.
Conocía bien mis siguientes entrenamientos a los diez años si conseguía entrar a la academia. Sin embargo, era necesario que dejara de tener miedo a la oscuridad; otros ejercicios serían la fuerza: resistir a las duras rocas y la calentura de una quemadura. No obstante, lo más importante, era no tenerle miedo a morir, o ver a alguien fallecer frente a mis ojos.
—Diana, ¿Cuándo dejarás ese libro y jugarás con nosotras? — preguntó Amanda.
Suspiré resignada y guardé mi libro.
—Ya voy...
—¡Bien! ¡Vamos, apúrate! —exclamó y extendió su mano.
La tomé y me coloqué de pie.
—El juego consiste en que debes atrapar al ladrón. Somos los cuidadores, y todas ellas. —Señaló a las demás—. Son las ladronas, ¿Entendiste?
—Sí. —Me coloqué en posición.
—¡¿Listas?! —gritó Amanda.
—¡Sí! —gritaron las niñas a lo lejos.
—Las reglas son simples: no las jales por la camisa, sólo agárralas por las manos o brazos, y no la lastimes. Cuando las atrapes las traerás aquí, y ella no podrán escapar hasta que otra ladrona toque su mano; para que eso no ocurra yo vigilaré el lugar.
—Entiendo —dije y amarré mi cabello en una coleta baja.
—¡Uno! ¡Dos! ¡¡Tres!!
Las niñas comenzaron a correr en diferentes direcciones, visualicé rápidamente a una de cabello amarillos y corrí hacia ella. Era rápida y algo ágil, pero le faltaba esforzarse más para que no la atrapara. La primera niña fue capturada.
—Eres muy rápida —dijo cansada.
—Gracias —respondí sin mirarla llevándola de la mano a donde estaba Amanda.
—¿Cómo te llamas?
—Diana, ¿Y usted? —La miré de reojo.
—Luci.
El juego fue sencillo pero agotador, cada vez que tenía a cinco atrapadas en el lugar, una de ellas se escapaba porque Amanda no cuidaba muy bien "el calabozo". En total eran diez niñas y sólo había ochos capturadas, las otras dos andaban escondidas. «Cinco minutos». Era lo que faltaba para que el receso acabase.
Al final las capturé a todas.
«Quiero agua... Mucha agua...» Había corrido demasiado y, Amanda, no ayudó en mucho. Vigilar no era una tarea difícil. Despojé mi botella de mi bolso de cuero y la tomé rápidamente.
—Buen trabajo, Diana —dijo dándome un golpecito en el hombro.
—G-gracias... —respondí y traté de calmar mi aliento.
—¿Estás muy cansada?
—Demasiado... —Devolví la botella a su lugar.
—Hoy te invito un dulce de la panadería por tu esfuerzo, ¿Quieres? —Sonreí.
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Había una vez... (Diakko♥)
RomanceCaballeros, reinas y reyes, con sus doncellas y princesas. Cada uno con su reino en diferentes países. ¿Cuántos lugares te atreverás a recorrer para encontrar al amor de tu vida? ¿Cuántos reinos deberás visitar para hallar a una sola princesa que só...