Capítulo 50. (Epílogo)

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Epílogo.

Había pasado más de un año y medio. Nadie esperaba que fuera tanto tiempo, Duncan y Linnea habían previsto marchar a Escocia solo un par de meses después de que ellos se fueran... pero al parecer habían estado muy entretenidos.

Los golpes en la puerta de la habitación se escucharon con fuerza.

—¡MacLachlan está llegando! —gritó desde el exterior uno de los primos por parte de madre de Rylan.

Alyssa se incorporó en la cama, emocionada.

—¡Están aquí!

No pudo levantarse de la cama, pues Rylan la tomó de la cintura y se colocó sobre ella, sintiendo su piel desnuda bajo la suya.

—Aún les queda un buen tiempo para que lleguen aquí... —comenzó.

Una carcajada musical escapó de los labios de Alyssa. Estaba más bella que nunca.

—Rylan, hemos de estar presentables para cuando...

Él comenzó a besar su cuello, interrumpiéndola. Un gemido escapó de su boca y Rylan le dedicó una sonrisa traviesa.

—Calculo que aún se tomarán una hora más.

El primo de Rylan, al otro lado de la puerta, gritó de nuevo:

—¡Están en la puerta!

Y entonces Rylan gruñó por lo bajo.

—Maldito Duncan, siempre arruinando los mejores momentos...

Alyssa volvió a reírse mientras se incorporaba y procedía a vestirse rápidamente. Tenía demasiadas ganas de volver a ver a su amiga.

Con el corsé abrochado de cualquier manera, las botas al revés y las enaguas descolocadas, Alyssa salió por la puerta, seguida de un Rylan muy divertido que aún se colocaba la camisa sobre los fornidos hombros.

Recorrieron la fortaleza en apenas unos minutos hasta llegar a la puerta y de pronto el mundo pareció detenerse. La familia de Rylan ya se encontraba arremolinada a su alrededor y Duncan abrazaba por la cintura, orgulloso, a una sonrojada Linnea, tan hermosa como siempre. Pero lo que verdaderamente captó la atención tanto de Rylan como de Alyssa fue un pequeño bebé pelirrojo, acurrucado entre las mantas en los brazos de Linnea. El bebé estaba despierto y sus inquietos ojos azules viajaban de un rostro a otro, curiosos.

Las lágrimas cayeron suavemente por los ojos de Alyssa cuando se acercó a su cuñada y mejor amiga y la besó en la mejilla. Instintivamente, su mano derecha se dirigió a su propio vientre, algo abultado ya por los casi cuatro meses de embarazo. Alyssa y Linnea se fundieron en un abrazo emotivo y ambas sonrieron, dejando escapar de sus labios toda la felicidad contenida.

A su espalda, la voz de Rylan tembló de emoción.

—Os estábamos esperando. Bienvenidos de nuevo.

Y se enzarzó en un violento abrazo de hermanos con Duncan en el que ambos se golpearon la espalda y se insultaron en voz baja, causando carcajadas en todas las personas que los rodeaban.

El bebé los observó, embelesado. Como preguntándose quiénes eran todas esas personas y por qué se querían tanto. Pero la niña tuvo que esperar algunos años antes de que alguien le contara, por fin, la historia de sus padres y sus tíos, de cómo se habían enamorado y llegado hasta allí. Fue una historia que se contó en la familia durante cientos de años y que no cayó en el olvido de los Seymour ni los MacLachlan. La historia de cómo, a pesar de las dificultades, ni el tiempo ni la distancia habían impedido ese enorme amor.

FIN.



Mil gracias por compartir conmigo toda esta aventura <3

Ya sabéis que estoy en redes sociales (os las dejo aquí abajo), donde os voy actualizando sobre mis próximos proyectos. ¡Os adoro!

 ¡Os adoro!

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Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Where stories live. Discover now