Capítulo 2.

22.1K 1.6K 61
                                    


2.

1719. Inglaterra. Seis años después.

La fina y molesta llovizna inglesa caía sobre el rostro de Rylan sin que éste hiciera nada para cubrirse, tan sólo cerró los ojos y su mente recordó una vez más esa amarga despedida que había tenido lugar seis años atrás, cuando dejó su hogar para partir hacia Escocia. Su caballo relinchó suavemente, molesto por la aparente abstracción de su jinete.

—Ya casi hemos llegado —lo tranquilizó él, ausentemente.

A tan sólo una milla se veía la piedra oscura de que estaba construido el castillo de Alderman y Rylan apenas podía creer que estuviera volviendo a su casa después de tanto tiempo. Cuando se fue tan sólo era un muchacho inexperto y soñador que habría querido desafiar al mundo tan sólo por una mujer; pero por suerte, en ese momento era un hombre, un auténtico soldado cauto y frío como el hielo.

—Bonito castillo —observó su amigo Duncan, que cabalgaba junto a él—. Estoy convencido de que tendremos una buena fiesta cada noche.

Rylan giró la cabeza, fijando su mirada en su amigo. Duncan tenía el cabello rojizo y rizado, sus ojos claros destacaban en un rostro de rasgos angulosos y marcados. Una mancha de barba recorría toda la mandíbula del guerrero escocés y sus labios casi siempre esbozaban una sonrisa algo burlona. Rylan era una de las pocas personas que lo conocían bien; habían sido amigos desde que él había pisado Inverness por primera vez y juntos habían recorrido la mayor parte de ese bello país; luchando en algunas ocasiones, disfrutando en otras.

—Espero que no te dure demasiado esa idea en la cabeza —respondió Rylan—. Porque no vamos a estar mucho tiempo aquí. Será sólo hasta que encuentre a alguien de confianza que pueda hacerse cargo de todos mis asuntos.

Duncan alzó una ceja al tiempo que miraba a su amigo con incredulidad.

—Rylan, tu padre acaba de morir. Eres el nuevo duque de Alderman y lo único que quieres hacer es salir huyendo, ¿cómo es eso posible?

La mandíbula del apuesto caballero se endureció de pronto con las palabras de su amigo.

—Yo no huyo, McLachlan. Simplemente no quiero estar aquí, no hay nada en esta aburrida tierra que pueda captar mi atención ni si quiera una semana entera. Lo único que quiero es poder marchar al norte de nuevo.

Duncan rió al escuchar las palabras de su amigo y estuvo a punto de molestarlo llamándole sassenach(1), pero decidió que no era el momento, puesto que Rylan no tomaría sus palabras como una broma sino como una ofensa. En esos momentos y, pese a que la sangre escocesa de su madre corría por sus venas, Rylan se sentía más inglés que nunca antes. Y odiaba esa sensación.

—¿Estás preocupado por lo que vas a encontrar aquí? ¿Es eso lo que sucede?

—Más bien estoy pensando en lo que espero no encontrar —murmuró Rylan, entornando sus profundos ojos azules, su amigo lo miró con gesto interrogativo—. Eso es lo que realmente me preocupa: llegar y descubrir que mi padre ha tenido más hijos en este tiempo, o llegar y verlo allí, completamente vivo...

Duncan asintió con la cabeza, entendiendo la preocupación de su amigo. Nunca hablaba de lo que había dejado en Inglaterra antes de partir a Escocia, a excepción de su hermana Linnea, a la que adoraba. Por lo demás, Duncan sólo sabía que Rylan odiaba a su padre, que su madre había muerto unos años atrás y también que una vez había amado a una mujer, pero eso no era nada revelador, todos los hombres tenían un amor frustrado en su pasado.

—¿Cuánto tardará en llegar Khadira? —preguntó de repente, tratando de distraerlo de sus preocupaciones.

—Mañana al amanecer estará aquí, o al menos eso es lo que espero.

Rylan rememoró durante unos instantes la calidez y suavidad de la piel de Khadira, una joven árabe que había encontrado hacía unos meses en un local de mala reputación del norte de Inglaterra. La habían violado y apaleado hasta dejarla casi inconsciente, pero los hombres de Rylan la habían encontrado y habían decidido llevarla ante su señor para brindarle algún consuelo a esa pobre y bella desgraciada. Tras decidir hacerse cargo, el guerrero buscó un médico y le pagó bien durante veinte días para que consiguiera salvar la vida de esa muchacha. Y finalmente lo había conseguido; la joven habría sobrevivido y no había tardado mucho en compartir el lecho de Rylan. Al fin y al cabo, ambos eran jóvenes y su sangre hervía cada vez que se acercaban el uno al otro.

—¿No aguantarías más de una noche en una cama fría? Quizás puedas encontrar alguna alternativa a Khadira aquí.

Rylan le lanzó una mirada molesta al hombre, aunque sabía que sólo estaba bromeando para intentar deshacerlo de ese humor de perros que se había apoderado de él en cuanto le habían informado de que debía volver a Inglaterra.
Por lo bajo, le dijo al escocés que se metiera en sus asuntos y acto seguido espoleó a su caballo para que éste avanzara más rápidamente entre las monturas del resto de sus hombres, que se encontraban más que contentos a esas alturas, estando tan cerca de casa. El cielo estaba nublado y las murallas, cada vez más cercanas, amortiguaron repentinamente el eco proveniente de las campanas que comenzaron a sonar.

—Parece que te dan la bienvenida —gritó Duncan, unos metros detrás de Rylan.

Pero para Rylan no parecían unas campanadas alegres que quisieran recibir a su nuevo señor, sino más bien el tipo de sonido que se oiría en un entierro para poder llevar el féretro hasta la tumba lentamente. Su cerebro captó cada golpe de las campanas, intuyendo que sus suposiciones tenían bastante más que ver con la realidad de lo que habría pensado en un principio. En cuanto cruzaron las murallas de piedra del castillo de los Seymour, un millón de oscuras sensaciones se aposentaron en el pecho de Rylan. Había regresado; seis años después, había regresado.


(1) Sassenach: Forastero, inglés. Utilizada por los escoceses para referirse a los ingleses de forma despectiva.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora