Capítulo 35

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Capítulo 35

Esa mañana, dos cartas llegaron para Rylan y el duque de Alderman no pudo decidir cuál de los dos le resultó más horrible de leer. No era fácil, pero sabía que debería aceptar ambas y actuar en consecuencia con ellas. Una de las noticias debería ser un alivio, la otra tan sólo significaba que parecía tener que alargar aún más su estancia en Inglaterra.
Rylan se llevó las manos a la cabeza, abrumado por las novedades. Probablemente, en ese mismo instante había cientos de personas reunidas en Skye, debatiendo si hacer o no hacer la guerra contra Inglaterra. Su familia también estaría allí; sus tíos y sus primos se preguntarían dónde se había metido, por qué no había regresado aún a Escocia cuando prometió que lo haría lo antes posible.
Introdujo ambos sobres en uno de los bolsillos de los sencillos pantalones que usaba para entrenar con la espada todas las mañanas. Después tomó un profundo suspiro y salió en busca de su hermana, pensando que sería la primera con quien debería hablar.

El castillo estaba oscuro y húmedo, como de costumbre. Pese a las alfombras, tapetes y demás adornos, pocas cosas podían evitar que siguiera notando la gélida piedra de los muros, así como los pasadizos lúgubres y siniestros.
Sus pasos resonaron con firmeza hasta el momento en el que llegó a la puerta de las habitaciones de Linnea. Rylan no sabía cómo reaccionaría ella al saber lo que había sucedido, probablemente se enfurecería, no era un asunto sin importancia, al fin y al cabo se trataba de su futuro.
Llamó a la puerta tras unos instantes de indecisión y cuando esta se abrió, su hermana asomó la cabeza, sorprendida por verlo ahí.

—Buen día, Rylan —saludó—, ¿sucede algo?

El rostro de Rylan se veía grave y cuando él le explicó con brevedad que necesitaba tener una charla con ella, Linnea no tardó más de unos segundos en abrir completamente la puerta.
Rylan se tensó cuando descubrió a Alyssa ya allí, observándolo fijamente con los ojos entornados. Estaba tan bella que quiso poder acercarse y besarla, pero cuando su hermana se aclaró la garganta, reclamando su atención con impaciencia, volvió a recordar para qué había ido allí esa mañana.

—¿De qué se trata? —preguntó Linnea, el tono de voz de Rylan comenzaba a preocuparla.

Con un movimiento de cabeza, Rylan sacó uno de los sobres que antes había guardado en su bolsillo y se lo tendió a su hermana.

—Quizás… quizás prefieras leerlo a solas —le aconsejó.

Como suponía, la joven hizo oídos sordos y tomó el sobre con dedos temblorosos. Cuando desplegó la carta, Rylan suspiró, anticipando lo que vendría después. El rostro de Linnea se ensombreció a medida que leía cada nueva palabra y Alyssa se levantó de la silla donde se encontraba para acercarse a su amiga.

—¿Qué ocurre, Linnea?

La muchacha pelirroja necesitó leer la misiva una vez más antes de comprender la verdad: estaba arruinada; todo estaba arruinado.

—Lord Taylor… —musitó, pero su voz se quebró cuando trató de decir algo más.

Rylan, frente a ella, apretó la mandíbula. No quería ver a su hermana sufriendo por lo que ese malnacido había hecho. Debería haber supuesto que algo así podía suceder; era un vizconde joven, prometido con una muchacha que vivía a cientos de millas de él. La nueva moda inglesa entre los jóvenes de buena sociedad era, desde luego, convertirse en unos sinvergüenzas: jugar, beber y acostarse con todas las prostitutas que pudieran hallar en su camino. Probablemente no había entrado en los planes de lord Taylor dejar embarazada a la hija pequeña de uno de los consejeros del Rey, tampoco tratar de desentenderse de ese niño acusando a la muchacha de compartir el lecho con varios hombres más…  El padre de ella, que era un hombre entendido en armas, no había dudado un segundo antes de retar en un duelo a lord Taylor por su afrenta a la familia. En caso de resultar el perdedor del duelo, su penitencia debía ser honrar a su hija casándose con ella y dándole su apellido al niño… Para desgracia de Linnea, eso era lo que había sucedido y como consecuencia, su compromiso ahora estaba roto.

La muchacha sintió sus rodillas temblando y supo que habría caído de no ser porque Alyssa acababa de acudir a sujetarla. De repente, su visión se tornó borrosa.

—Oh, Dios mío, Linnea. ¡Tenemos que avisar a un médico!

La preocupación en la voz de Alyssa hizo que la joven reaccionara de nuevo, tomando aire y desprendiéndose de la sujeción de su amiga. Con los ojos bañados en lágrimas, se dirigió a su hermano.

—¿Qué va a suceder ahora? —preguntó con un hilo de voz.

Él trató de tranquilizarla, acercándose hacia ella. Aun así no se atrevió a tocarla, sabiendo que podía reaccionar negativamente.

—Encontraremos a otro hombre. Él es un rufián, Linnea, has tenido suerte de descubrirlo antes de que os casarais.

Rylan intercambió una mirada con Alyssa, que se estaba percatando en ese momento de lo que realmente estaba ocurriendo y del por qué de la reacción de Linnea.

—¡No es justo! —clamó la afectada—. En caso de que eso me hubiera sucedido a mí, sería él quien exigiría una compensación. ¡Me ha ridiculizado, me ha arruinado e incluso después de eso, es él quien me repudia!

Rylan trataba de mantenerse firme, aunque lo que en realidad quería hacer era, sin duda, agarrar un caballo y marchar hacia Brighton para que ese hombre le rindiera cuentas. También él podría retarlo a duelo, un duelo a muerte.

—Ese hombre pagará por lo que ha hecho —le aseguró a Linnea con convicción—. La situación no va a quedar así, ese patán va a responder por sus actos, hermana.

Pero Linnea no pareció aliviada, de hecho gritó con fuerza, con las mejillas llenas de lágrimas y los hombros temblando con indignación.

—¡Maldito mundo de hombres! —gritó—. Ni siquiera soy yo quien puede tomar represalias en el asunto, ¡ni siquiera podría ser yo quien le diera su merecido!

Antes de que su hermano tuviera ocasión de detenerla, Linnea pateó el suelo con fuerza y salió de la habitación, sollozando de vez en cuando en su  apresurada carrera por los pasillos del castillo.

Buenísimas noticias. ¡Si algún día vuelves ya está terminada! Tengo que ir corrigiendo los capítulos, pero iré subiendo todo durante las próximas semanas.
Mil gracias por leerme y por seguir aquí.

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Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora