Capítulo 23.

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¡Hola! He vuelto, no os alarmeis.
He recibido un montoooooon de mensajes este mes asumiendo (sin preguntar) que he abandonado la historia y me he fugado, ¡pero nada más lejos de la realidad!
Como sabéis, vivo en el extranjero, así que este mes ha sido muy movidito para mí. He ido a España dos veces, he pasado las Navidades con mi familia y también he estado preparando los exámenes de la universidad, vamos, ¡que no tengo tiempo ni para soñar con Leonardo DiCaprio!
Os dejo este capítulo nuevo, que me encaaaaaaanta (Rylan y Alyssa van a hablar seriamente, sí sí!) ¡Espero que me contéis qué os ha parecido!

Capítulo 23

Cuando Rylan abrió la puerta de la biblioteca y entró en la amplia habitación, esperaba encontrarse solo. Fue por eso por lo que tardó casi un minuto en reparar en la figura que se encontraba sentada en el otro lado de esa sala. Alyssa no parecía haberlo visto, pues permanecía sentada ante una pila de libros y, aparentemente, leyendo uno de ellos.

Rylan pensó en marcharse de allí, al fin y al cabo ella no había reparado en su presencia, pero algo en su interior le frenó de hacerlo y lo convenció de caminar hasta ella. Se digo que tan sólo sería cordial; se interesaría educadamente por la opinión de la joven respecto a esa fiesta que se celebraría pocos días después con motivo de su compromiso. No sería demasiado agradable con ella, nunca se lo permitía. Antes de que pudiera abrir la boca, siquiera decir una sola palabra, dos ojos verdes se fijaron en él y la dama se puso en pie de inmediato.

—No lo he oído entrar. —La voz de Alyssa sonó ligeramente ronca y la joven se aclaró la garganta con nerviosismo.

—No era mi intención que lo hicieras.

Alyssa suspiró audiblemente cuando el hombre se acercó poco a poco y sintió su pecho contrayéndose en el momento en el que él llegó hasta ella y extendió su brazo hacia su cuerpo. Durante un instante ella creyó que la iba a tocar y el pensamiento consiguió estremecerla hasta lo más profundo, pero en lugar de eso él agarró entre sus manos el pequeño cuaderno que ella estaba ojeando.

Al principio, él había creído que se trataba de un libro, pero no tardó en darse cuenta de que en realidad era un pequeño muestrario de telas. Rylan lo cogió en sus manos y estudió durante unos segundos los diferentes pedazos de tela, cortados delicadamente para mostrar distintos colores y adornos.

—Llegaron hoy —explicó Alyssa—. Son para encargar el vestido de la fiesta a un sastre de York. —La joven bajó la cabeza con timidez—. Hace... hace muchos años que no tengo un vestido nuevo.

No quiso decirle que ni siquiera había tenido la oportunidad de tenerlo en su propia boda; puesto que Gordon había estimado que un vestido de novia era un detalle insignificante y absurdo. Cuando Linnea le había dicho que Khadira se había puesto en contacto con algunos sastres ingleses, Alyssa había sentido un extraño vértigo que se había visto incrementado en el momento en el que alguien le había dicho que en realidad esa idea había sido de Rylan.

Alyssa se sintió tentada de preguntárselo a la mujer árabe en varias ocasiones; mientras las mujeres organizaban la lista de comidas o las decoraciones del castillo para esa noche, pero finalmente no logró hacerlo. El simple hecho de tener a Khadira cerca, de sentir su mirada en ella y observar esa belleza extraña y a la vez fascinante, la hacían querer odiarla la mayoría del tiempo. Porque aunque estuviera siendo de gran ayuda en los preparativos de la fiesta, ella era la mujer que ocupaba el lugar que ella habría querido tener en el corazón del duque y ese no dejaba de ser el pasaje de Alyssa para alejarse de Rylan y no volver nunca más.

—¿Has decidido ya cuál te gusta más?

Ella negó con la cabeza y bajó la mirada de nuevo al muestrario, acariciando las suaves sedas y los bonitos bordados. En sus ojos, Rylan pudo ver algo extraño; algo que no había visto en ella ni una sola vez desde que había vuelto: parecía ilusionada.

Los dedos de Rylan se pasearon por un elegante pedazo de terciopelo verde, con reflejos de tonos más claros y algunos bordados con hilo de seda dorado. Lo imaginó como un vestido, cubriendo el cuerpo de Alyssa y resaltando aún más el color de sus ojos.

—Creo que este... podría favorecerte.

Ella le ofreció una sonrisa, aunque sus ojos reflejaron una extraña confusión.

—También a mí me parece una buena opción —respondió—. Gracias.

—¿Por qué?

Alyssa era consciente de su cercanía, pero no hizo nada por alejarse de ese hombre. Quería tenerlo cerca, era como un impulso.

—Por todo lo que estás haciendo por mí. —Se permitió el lujo de tutearlo, pero no fue algo intencionado, sino más bien un recuerdo de cómo solía ser hablar con él en el pasado—. Sé que lo último que quieres en este mundo es que yo permanezca aquí, y que todo el asunto de la fiesta tan sólo tiene como objetivo acelerar el proceso de encontrarme un buen pretendiente pero... sé que no me querías aquí, desde el principio. Y aun así me permitiste hacerlo. Gracias.

Rylan se alejó de ella unos pasos. No podía permitir que sus palabras lo convencieran, que se sintiera bloqueado por el tono de su voz, no podía cederle ni un sólo centímetro de su terreno a esa mujer, porque terminaría arrancándole hasta el alma. Lo sabía por experiencia y no quería volver a vivir algo así, nunca.

—No lo hice por ti. Linnea es importante para mí y me temo que no es tan fácil resistirse a los deseos de un rey cuando éstos traen amenazas consigo.

Su voz no fue tan convincente como él pretendía que fuera, pero sus ojos fueron duros al hablar. No quería que ella pudiera percibir algún tipo de debilidad en él.

—Podrías haberme echado el primer día, aun así. Podrías...

—No soy un monstruo, Alyssa —dijo él.

—Lo sé —se apresuró a responder—. Al principio tuve miedo de que sí lo fueras, de que te hubieras convertido en su reflejo y que quisieras... de que quisieras vengarte de mí.

Rylan sonrió amargamente, sabiendo que se refería a su padre sin necesidad de decir su nombre.

—Cuando llegué lo quise, puedo asegurarlo. —Rylan tomó aire y comenzó a caminar por la biblioteca. No había sabido que estuviera preparado para una conversación como esa hasta que ésta había empezado—. Pero luego comprendí que eso era una locura. He pasado años pensando que te habías reído de mí, creyendo que yo había sido abandonado y desterrado mientras tú permanecías aquí, feliz y con otro hombre. —Se interrumpió y la miró fijamente—. Pero ahora sé que tú has sido tan desgraciada como yo durante este tiempo... y no me alegro por ello, pero me parece un final mucho más justo.

—No era parte del plan que tú sufrieras —dijo ella, inesperadamente.

—¿Había un plan? —Rylan enarcó una ceja y Alyssa asintió con la cabeza—. ¿Y puedo saber si funcionó?

Alyssa alzó la cabeza con orgullo y en su porte, Rylan pudo ver una mujer fuerte y valiente. Pudo ver una Alyssa a la que no había podido contemplar antes, ni siquiera en el pasado.

—Lo hizo —concedió ella sin relajarse ni un ápice—. Estás aquí... estás vivo.

Y Rylan comprendió con esas palabras que había muchas cosas que aún debía saber, pero quizás no estaba preparado aún para aceptar una realidad distinta a la que presuponía. Porque sabía que en el momento en el que decidiera hablar con Alyssa, hablar de verdad y ser francos y transparentes el uno con el otro... ya no habría vuelta atrás y cualquier cosa podría suceder.


¡Espero vuestros comentarios para saber qué os ha parecido el capítulo!

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Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora