Capítulo 20

16.9K 1.7K 101
                                    


Capítulo 20

—¿Qué te preocupa? —preguntó Lord Harrison, que leyó en sus ojos que algo no iba bien.

—Yo... —comenzó ella, dubitativamente—. Llevo aquí muchos años; creo que ya no sé vivir fuera de estos muros.

—Hay presos tan atormentados que logran tomar cariño a sus propias cadenas —le dijo él, con la comprensión dibujada en el rostro—. Pero no es sólo eso lo que te apena. ¿Qué más ocurre?

Alyssa dudó al decir sus siguientes palabras, por lo que se detuvo a la mitad de la frase para terminar con un deje de inseguridad.

—Rylan Seymour ha vuelto...

Harrison entornó los ojos, asintiendo con la cabeza. Con la mano derecha acarició su brillante bastón dorado con incrustaciones preciosas.

—¿Y eso qué significa para ti? —preguntó con cautela y voz suave—. ¿Acaso te ha dañado de algún modo o...?

—No, no —se apresuró a contestar Alyssa—. No... lo que ocurre es que él...

Bajo la atenta mirada del lord, Alyssa dudó de nuevo, pero la idea de contarle todo a ese hombre pasó por su cabeza. Nunca le había dicho la verdad a nadie, ni siquiera a Linnea, que era su confidente pero con quien no podía compartir algunos asuntos. Pero ese hombre que se encontraba a su lado acababa de confiar en ella, le había confesado algo que, ella estaba segura, la gente no conocía; que su matrimonio no había sido lo que se suponía debía ser... pero aun así, incluso encorsetados por la severa sociedad inglesa, tanto él como su difunta esposa habían sido felices.

De pronto sintió que, ante la confianza que ese hombre había depositado en ella, debería responderle siendo sincera acerca de su reticencia y sus dudas acerca de esa propuesta de salvación.

Tras pensarlo durante varios segundos, finalmente sintió que una fuerza proveniente de algún rincón de su pecho la empujaba a hablar. Pasó hablando minutos enteros, bajo la atenta y comprensiva mirada de Lord Harrison. Se remontó a años antes, cuando su padre la había exhortado a guardar el secreto de su compromiso bajo cualquier circunstancia; su inocente creencia de que podría ocultárselo a Rylan y que Gordon cambiaría de opinión respecto al matrimonio si en algún momento se enteraba del romance de los dos jóvenes. Le habló de las amenazas de su prometido, de la noche en la que Rylan acudió por última vez a su puerta para rogarle que lo eligiera a él, de esos horribles años que había sufrido sin su amado y, por último, del cruel hombre en el que ese muchacho se había convertido en esos momentos.

—Se pasea por todo el castillo mientras su amante se pavonea delante de todos nosotros —concluyó, molesta y después pareció volver a recordar esos años terribles que habían acontecido—. Y ahora él me odia, me odia. Y lo peor es que una parte de mí piensa que no puedo culparle por eso...

Se percató en esos momentos de que sus mejillas estaban surcadas de lágrimas. No recordaba cuándo había sido la última vez que llorara; para ser sinceros, Alyssa pensaba que había perdido la capacidad de sentir, pero desde que Rylan había vuelto, eso era lo único que había hecho desde entonces. El Lord se acercó a ella y tomó sus manos entre las suyas.

—Tranquila muchacha —dijo con voz suave, Alyssa hipó y se sintió reconfortada por la presencia del hombre, olía a madera fresca—. Has pasado por mucho, Dios mío. Aun así eres una mujer muy fuerte; creí que aún eras una pequeña pichona, pero me acabo de encontrar con una dama extremadamente valiente.

—No lo soy —sollozó ella—. No soy fuerte, no quiero irme de aquí sin Rylan. No quiero saber que lo he perdido definitivamente.

El hombre la instó a mirarlo a los ojos, como si fuera un padre; como si fuera un buen padre.

—Y estoy convencido de que no lo harás. —La suavidad de su voz era como un bálsamo—. Conozco a los hombres muy bien, Alyssa. Los jóvenes, especialmente, se mueven por sus instintos. El orgullo los traiciona; ese muchacho ha pasado años creyendo que el amor de su juventud fue truncado por su amada voluntariamente, es por eso que ahora trata de demostrarte por todos los medios que eso no le hizo daño en su momento y que no le afecta de ningún modo —le dijo, muy seguro de sus propias palabras—. Pero yo lo he visto antes de hablar contigo, estaba tan nervioso que pensé que sacaría su espada en cuanto me viera y se lanzaría contra mi cuello por pretenderte.

Tras escuchar esto, Alyssa alzó la mirada de nuevo. Sus ojos verdes estaban enrojecidos e hinchados, pero su expresión reflejaba una pequeña esperanza. No tenía claro si ese hombre le estaba diciendo esas palabras tan sólo para que dejara de llorar, pero cuando el Lord vio ese cambio en ella, siguió hablando.

—Aún recuerdo a mi amor de juventud. Fue hace casi cuarenta años y todavía soy capaz de revivir su rostro como si se tratara de ayer... sé que también me quería, lo sé, pero nunca fue lo suficientemente fuerte como para admitirlo y nuestros caminos se separaron. —Le explicó—. No hay día que no recuerde esto. Los hombres somos tozudos, niña. Somos capaces de dañarnos a nosotros mismos con tal de no dar nuestro brazo a torcer, porque eso es lo que nos enseñan desde niños. Es por eso que a veces necesitamos que alguien nos abra los ojos y nos enseñe lo cerca que podemos estar de arruinar nuestra propia felicidad.

Un sonoro suspiro salió de los labios de la muchacha, que se sentía impotente aun así. ¿Qué se esperaba que hiciera cuando Rylan parecía detestarla un poco más cada minuto?

Davey Harrison echó un vistazo al enorme reloj que adornaba la habitación y se puso en pie con cierta dificultad, ayudándose de su brillante bastón.

—Creo que debería irme —dijo—. Estoy convencido de que estamos sobrepasando las leyes del decoro con el tiempo que llevo aquí. Confía en mí, querida palomita, Rylan Seymour es un buen hombre y yo nunca me equivoco cuando veo bondad en alguien, por eso he querido ayudarte a ti. Lucha para que te conozca realmente, sé sincera con él.

—¿Y si ha dejado de amarme para siempre? —preguntó ella por última vez, con evidente preocupación.

—Nunca dejamos de amar —contestó el lord con una enigmática sonrisa, mientras se dirigía a la puerta—. Al menos no hasta que la historia termina, y puedo ver la vuestra no lo ha hecho aún, en absoluto.

Cuando el hombre se fue, un inmenso y demoledor silencio se instauró en la sala. Tan sólo el crepitar de las llamas en la chimenea producían algún sonido. Alyssa se fijó en el fuego, ardiente y cálido y después volvió a rememorar la charla que acababa de tener con ese curioso hombre que había intentado tenderle una mano que ella había rechazado silenciosamente, haciendo su propia elección.

Durante los siguientes minutos, lo único que se escuchó en esa sala, aparte del chasquido de las llamas, fue un intenso llanto. Por primera vez, no contuvo sus lágrimas, sino que Alyssa lloró por todo lo que había sucedido, lloró por esos años en los que debía haberlo hecho y no lo hizo. Lloró con amargura, lloró con dolor. Y con cada una de las lágrimas derramadas pudo sentir una etapa de su vida acabando allí, algo horrible que terminaba definitivamente, dando paso a algo nuevo.

Me encanta este capítulo <3 Nos vemos muy prontito!!

Me encanta este capítulo <3 Nos vemos muy prontito!!

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora