Capítulo 9.

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Capítulo 9

Alyssa se quedó completamente estática, al igual que todas las personas que en ese momento se encontraban en el salón. Ella no era tonta, se había preguntado mil veces qué iba a pasar cuando Rylan volviera y cuál sería su destino a partir de entonces. Linnea había mantenido a pies juntillas la creencia de que el nuevo duque la dejaría permanecer en sus dominios y vivir con un poco de tranquilidad, sintiéndose libre por fin.

Alyssa nunca lo habría reconocido en voz alta, por absolutamente ninguna razón en el mundo, pero una profunda y pequeña parte de su interior había albergado la esperanza de que Rylan no la hubiera olvidado y aún la amara al volver. Varias veces se había descubierto a sí misma soñando con la idea de que, cuando se vieran por primera vez, sería como si el tiempo no hubiera pasado. Pero en ese momento supo que esos estúpidos sueños estaban equivocados; al encontrarse con ese hombre frío que le estaba hablando de modo arrogante. Supo que ambos habían cambiado demasiado en esos seis años. Ya no eran chiquillos que se besaban en cualquier rincón del castillo, o que se prometían amor eterno y se miraban a los ojos con una sinceridad devastadora...

—Esta es su familia ahora, hermano. —Fue Linnea quien habló, su voz era firme y parecía realmente decidida a defender a su amiga, incluso por encima de su propio hermano—. Alyssa ha vivido aquí durante seis años, este es su hogar.

Rylan endureció el gesto, odiando la impertinencia de su hermana. Al parecer, Linnea era la única allí que no había cambiado un ápice.

—Me temo que no es una invitación —dijo con voz clara y todas las personas de su alrededor cuchichearon de nuevo, haciendo que Rylan rodara los ojos con hastío—. Esta misma tarde, un carruaje llevará a lady Russell a las tierras de su padre, donde él estimará lo oportuno para el destino de su hija.

—¡No puedes hacer eso! —exclamó Linnea.

Rylan enarcó una ceja y Alyssa lo observó, situada a escasos metros de él. Lo que vio en su rostro fue la más bella de todas las amarguras. Era una contradicción en sí misma, desde luego, pero en ese instante ella se dio cuenta de que ese hombre, simple y llanamente, la odiaba. No quería tenerla cerca después de todo y Alyssa no se sintió tan dolida como debería estar. Una parte de su mente lo entendía, aunque era consciente de que él no conocía la historia de lo sucedido como ella.

—¿Ah, no? —Rylan volvió a sonar grave y miró a su hermana con dureza cincelada en el rostro—. ¿Y por qué?, si puedo saberlo

El rostro de Linnea enrojeció mientras fijaba sus ojos chispeantes de furia en su hermano. Él estaba actuando de un modo terriblemente estúpido, al parecer, después de seis años no había olvidado lo sucedido y además estaba dolido. Linnea siempre había sabido que su hermano estaba enamorado de Alyssa, sin necesidad de que ninguno de los dos tuviera que decírselo. Alzó su mentón con determinación, probando una nueva táctica.

—Si Alyssa se va, yo me iré con ella.

Rylan suspiró, llevándose una mano al puente de la nariz y apretándolo con fuerza. Después suspiró y lanzó una mirada a todas esas personas que presenciaban la escena; finalmente volvió a centrarse en su hermana, que esperaba fervientemente que él cambiara de idea respecto a lo que acababa de decir.

—Como gustes —concedió—. Aunque me veo en la obligación de decirte que no sé hasta qué punto le gustará a Lord Taylor que su prometida ande vagando por la familia Russell, cuya reputación es reconocidamente nefasta por todo el país.

Las palabras de su hermano mayor hicieron que Linnea frunciera los labios con desagrado y quisiera responder con una réplica mordaz, pero Rylan no se lo puso fácil cuando simplemente se alejó unos pasos de ella y se dirigió a toda la gente que en esos momentos había asistido al nombramiento.

—Esto es todo por hoy, caballeros —dijo con un tono más bien desagradable que a nadie le pasó inadvertido—. Los invito a regresar a sus casas y agradezco su gesto al haber decidido venir hasta aquí.

Cada una de las palabras que pronunciaba parecía llevar dentro una enorme lucha por hablar con relativa amabilidad y educación, pero Alyssa, observándolo en silencio aún con la respiración agitada por las palabras que él le había dedicado, pudo notar que había algo más en la forma de hablar de Rylan, en cómo se expresaba al hablar con todas esas personas, en cómo le había hablado a ella...
No había duda, ese joven los detestaba a todos. En especial a ella. Y ese pensamiento la hizo estremecerse hasta lo más profundo.


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Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora