Capítulo 33

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Capítulo 33

La joven apretó los labios mientras Rylan contorneaba casi imperceptiblemente líneas y puntos en la piel de su espalda y casi pudo imaginar la repulsión en su rostro cuando se alejó un paso de ella. Alyssa se dio la vuelta para encararlo y vio el rostro de Rylan desencajado.

—Él te hizo eso...

Parecía una pregunta, pero Alyssa no estaba segura del todo, los ojos de Rylan estaban tan abiertos como si acabara de ver un fantasma. Para él se trataba de algo parecido; acababa de encontrar la piel de esa mujer a la que deseaba con toda la pasión que era capaz de albergar, marcada por decenas de cicatrices antiguas que oscurecían algunas zonas de su inmaculada piel con líneas rojizas.

Cuando ella asintió, una rabia que jamás había experimentado antes comenzó a llenar el pecho de Rylan. Su mente se llenó de imágenes que deseaba evitar; imágenes en las que veía a su padre, Gordon Seymour, dañándola intencionadamente, mancillando cada centímetro de la hermosa piel con heridas, quemaduras y cortes. Se alegró de que ese malnacido ya estuviera muerto, porque si no lo habría matado él mismo sin ningún tipo de clemencia.

Rylan apretó los dientes con fuerza y cerró los ojos; interpretándolo como una mala señal, Alyssa se colocó el vestido de nuevo, bajando la cabeza. Su momento de pasión había acabado por culpa de la visión de esas cicatrices; ella misma sabía que no eran agradables a la vista.

—Mi... mi padre —consiguió pronunciar él tras más de un minuto de silencio—. ¿Te dañó de algún otro modo?

Alyssa dejó el aire escapar de sus pulmones, tan decepcionada como le era posible estar. Asintió con la cabeza, pero esta vez no la bajó con abatimiento, sino que presenció el momento en el que Rylan maldijo entre dientes y lanzó un fuerte puñetazo hacia el muro más cercano que tenía. El dorso de su mano se rasguñó con la dura piedra, pero él no pareció reaccionar al dolor e ignoró completamente la sangre que comenzó a brotar entre sus nudillos raspados.

—Todo es mi culpa —murmuró con rabia—, ¡te dejé sola con ese maldito monstruo!

—Fue mi decisión —respondió ella, sin ocultar la creciente sorpresa al presenciar su arrebato de furia—. No fuiste tú quien lo hizo, sino yo. Y no me arrepiento, Rylan. Dios sabe que no me arrepiento.

—No merezco lo que hiciste, Alyssa —murmuró él, acercándose de nuevo a ella. La desesperación se percibía en sus palabras—, ni siquiera entiendo por qué...

—¿Por qué lo hice? —preguntó Alyssa incrédula y acto seguido se adelantó y tomó la mano de Rylan entre las suyas, acercándola a su pecho—. ¡Porque te amaba! Dios mío, porque aún te sigo amando y lo único que he hecho durante estos seis años ha sido esperarte. Sabía que si te hubieras quedado, él te habría matado y no podía vivir con eso.

La voz de la joven resonó en su cabeza y sintió su pecho henchirse con orgullo al escuchar que lo amaba. Era algo que quería oír, aunque no pudiera responderle que en verdad también él seguía haciéndolo.

—Si lo hubiera sabido, te juro que...

Alyssa alzó sus dedos y los posó en los labios de Rylan, acallándolo. Su tacto le provocó un escalofrío, pero no pudo hacer nada más que centrarse en su mirada. Los ojos de Alyssa eran tan sinceros que no pudo más que admirarla aún más por todo el sufrimiento que había sido capaz de soportar por él.

—Nada malo volverá a sucederte —susurró, acercándose a su rostro hasta casi poder rozarlo—. Moriré cien veces antes de permitir que alguien vuelva a dañarte de nuevo. ¿Lo entiendes, Alyssa?

Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora