Capítulo 1.

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1.

«Su mundo pareció derrumbarse de nuevo cuando Rylan volvió a aporrear la puerta maciza de los aposentos de Alyssa; tampoco en esa ocasión recibió una respuesta.

—Sé que estás ahí —exigió a voz en grito—, Alyssa déjame entrar. Déjame hablar contigo.

La respuesta fue la misma esa vez, tan sólo silencio. El joven golpeó la puerta una vez más, sintiendo que todas sus fuerzas lo abandonaban al hacerlo; se sintió aún más destrozado sabiendo que Alyssa permanecía al otro lado de esa puerta y lo estaba ignorando deliberadamente.

Hacía apenas unas horas que había recibido el comunicado en el que su padre lo había mandado llamar. Una vez en su presencia, Gordon se había mostrado más duro y frío que nunca. Con una gélida mirada, le había comunicado a su único hijo varón que partiría al día siguiente hacia Escocia, donde sería enviado para combatir contra cualquiera de las rebeliones que allí tuvieran lugar y donde probablemente moriría en nombre de su rey. Pero si algo le había dolido realmente a Rylan habían sido las posteriores palabras que su padre le había dirigido, cuando él le había exigido una razón para tan precipitada decisión.

«No puedo permitir que mi propio hijo siga corrompiendo a mi prometida.»

Había sido como una estocada en el estómago para Rylan, que había palidecido increíblemente al escuchar el término «prometida». ¿Su padre planeaba casarse con Alyssa? Eso no era posible.

—Alyssa, abre la puerta —volvió a demandar, sabiendo que seguiría sin encontrar respuesta—. ¿Es cierto que tú estabas al tanto de todo? Dímelo —gritó, aun sabiendo que todo el mundo en el castillo podía estar escuchándole—. Júrame que es mentira, que tú no lo sabías y que todo esto no es más que un error...

Contra todo pronóstico, la puerta se abrió tenuemente en esos momentos. La figura de Alyssa apareció en el otro lado de la puerta, cubierta en sombras pero tan bella como siempre. La adolescente lo miró con seriedad, alzando la barbilla con orgullo.

—Márchate, por favor —susurró—. No hay nada ya de lo que tenga que hablar contigo.

Rylan intentó acercarse a ella y entrar en la habitación, pero ella entornó la puerta, evitando que el joven tuviera ningún tipo de acceso a ella. Esto volvió a herirle en lo más profundo de su alma y la ira del apuesto rostro de Rylan se tornó tristeza.

—¿Qué está ocurriendo? —gimió él, sin dar crédito a la situación—. De pronto... de pronto me entero de que eres la prometida de mi padre, y que tú lo sabías todo, pero aun así nunca me lo dijiste. ¿Es eso cierto?

Alyssa asintió con la cabeza estoicamente, como única respuesta y Rylan se llevó las manos a la cabeza con impotencia. Entonces era verdad; le había mentido, tal y como había asegurado su padre. No le cabía en la cabeza que un ser tan puro e inocente como Alyssa pudiera haberle mentido en algo tan grave como eso.

—Pensé... pensé que sólo serías la dama de compañía de Linnea. No puedes casarte con mi padre, me niego a aceptar que...

—Gordon Seymour es mi prometido —lo interrumpió ella—, le debo lealtad y fidelidad, así que será mejor que no volvamos a vernos nunca más.

Rylan no daba crédito a lo que estaba escuchando. ¿Acaso la dama se había vuelto loca de un momento a otro? ¿Dónde habían quedado las palabras amor que le había dedicado, sus besos, sus caricias...?

—Todo esto no puede ser cierto —murmuró, más para sí mismo que para ella y después la miró con fiereza—. Dime que no lo es, Alyssa. ¡Dime que tú no quieres casarte con mi padre!

Alyssa abrió la boca para hablar después de unos segundos, pero no fue capaz de formular ninguna oración. Sus ojos verdes parecieron recuperar su habitual dulzura durante unos instantes, pero volvieron a opacarse pocos segundos después. Después de esos meses juntos, Rylan podía asegurar que conocía cada pequeña expresión de la joven y cada rincón de su bonito rostro, pero en esos momentos simplemente se encontraba perdido y destrozado respecto a ella.

—Dilo y te juro que lo mataré sin dudar si eso es preciso —susurró él con una dureza que ella no había percibido nunca antes en él—. Por favor.

Pero las palabras esperadas nunca dejaron los labios de Alyssa, que tomó aire firmemente y adoptó una expresión tan fría e indiferente que el corazón de Rylan terminó de romperse en esos momentos.

—Sólo quiero complacer a mi futuro esposo, Gordon Seymour. —Fue lo único que dijo, antes de volver a alejarse de la puerta una vez más—. Ahora debo retirarme, me encuentro indispuesta.

Cuando Alyssa cerró la puerta por última vez, Rylan sintió el dolor más grande que nunca había experimentado quemando su pecho, pero fue capaz de tomar aire y darse la vuelta. Tenía claro que algo había sucedido para que ese cambio sucediera en la mente de Alyssa. ¿Cómo podía haber dejado de amarlo de un momento a otro?

Con pasos firmes, el joven Rylan cruzó por última vez el enorme corredor de ese frío castillo que había sido su hogar durante veinte años. En su corazón imperaban sentimientos como la ira y la tristeza, provocando un sufrimiento que no sabía si podría soportar durante mucho tiempo. Aun así, no hubo nada que impidiera que los planes de su padre se llevaran a cabo, puesto que Rylan Seymour partió hacia Escocia apenas unas horas después».


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Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora