Capítulo 28

15.1K 1.5K 90
                                    


Capítulo 28

La mano de ese hombre se encontraba tendida frente a ella, esperando a ser aceptada. Linnea miró a su alrededor, sabiendo que todos la observaban. Pensó en rechazar la propuesta de danza de Duncan MacLachlan; negarse a tomar su mano y salir de ahí cuanto antes. ¿Pero qué pensaría los invitados que la estaban mirando? ¿Qué pensaría el propio escocés? Que era una cobarde y le tenía miedo, desde luego.

De forma orgullosa extendió su mano, entrelazándola con los dedos de ese hombre y ambos caminaron unos pasos hasta llegar al lugar donde todos bailaban, reían y se divertían. Se escuchaban risas acalladas por parte de las mujeres, abanicos extendidos cruzaban la sala en manos enguantadas y vestidos voluminosos y brillantes acompañaban las fragancias florales de los invitados.

—¿Sabe usted bailar? —preguntó ella con recelo.

—Hay pocas cosas que yo no sepa hacer —respondió él, esbozando una sonrisa socarrona.

Linnea bufó, pero aun así no soltó la mano de Duncan y se sorprendió cuando la música comenzó a sonar y él siguió el ritmo de una forma muy elegante. En esos momentos no parecía el mismo escocés rudo y directo que siempre la trataba incorrectamente o la observaba con disimulo cuando se encontraban en el castillo. De repente parecía estar bailando con un verdadero caballero europeo.

—¿Qué ha hecho con sus modales de bestia, señor MacLachlan?

La sonrisa de él no mermó un ápice.

—Esta noche he decidido esconderlos.

Más que esconderse, él consideraba que se habían revestido de purpurina, pero aun así le pareció divertido vestirse como uno de ellos y participar en la sociedad, fingiendo que le importaba algo el sombrero del Rey o la suerte que había corrido el duque de Essex tras haberse caído del caballo.

—Por mucho que hable de ese modo ahora, no crea que engaña a alguien por impostar su aspecto físico. No deja de ser un bárbaro del norte.

—Y eso me enorgullece —contestó volviendo a su acento escocés habitual, notando cómo ella se tensaba cuando posó una mano en su cadera para girar al ritmo de la alegre música de los violines—. Apuesto a que nunca había estado en los brazos de un escocés, milady.

Ella sintió el cuerpo de ese hombre acercándose al suyo, transmitiéndole un calor que amenazaba con hacerle perder la consciencia.

—Apueste lo que quiera, MacLachlan.

Los ojos claros de él se entornaron.

—Apuesto a que le gustaría que la besara.

Linnea usó todas sus fuerzas por mantener una postura impasible. No quería hacer ni siquiera un solo gesto que ese hombre pudiera interpretar como una debilidad, aunque no podía más que reconocer que tenerlo tan cerca había comenzado a hacer estragos en su firmeza. Dirigió su mirada a esa boca cautivadora que hablaban de besar. Se preguntó cómo sería sentir sus labios sobre los suyos. ¿Sería cálido? ¿Resultaría placentero?

—Continúe apostando y perderá —murmuró la dama, aclarándose la garganta.

Él se acercó a ella una vez más y por un segundo Linnea creyó que la besaría de un momento a otro, pero Duncan se desvió en el último momento y se acercó a su oído.

—Apuesto a que nunca le han... —Le susurró las palabras más indecentes y provocativas que jamás había escuchado de la boca de nadie.

Cuando Duncan se alejó de ella, Linnea se encontraba profundamente sonrojada y sus pies habían dejado de moverse con la música, como si ni siquiera pudiera pensar. Una extraña calidez la recorría completamente y su mente le presentó imágenes para nada propias de un hombre y una mujer que no estuvieran casados... de hecho, ni siquiera propias de un matrimonio cristiano y respetable.

—Es usted... —comenzó y su voz tembló— un sinvergüenza. Es un bárbaro y, sin duda alguna, la persona más indecorosa que jamás haya tenido la mala fortuna de conocer.

Se separó del cuerpo del hombre, deseando con todas sus fuerzas no sentir esa inmediata sensación de pérdida en cuanto se había alejado de la calidez de Duncan. Su rostro aún seguía mostrándose rosado como una flor cuando se alejó a grandes pasos del lugar, dándole la espalda a Duncan y murmurando cosas por lo bajo. El escocés no pudo más que sonreír al ver que había conseguido escandalizarla; Linnea Seymour necesitaba una lección, desde luego.

Después se preguntó si él sería el hombre indicado para dársela.

.....

¡Gracias por leer! Tengo una SOOOORPRESAAA que podré anunciar muy prontito, así que a todas las lectoras y lectores que disfrutáis de mis novelas románticas / históricas, os va a gustar muchísimo <3 Lo anunciaré en mis redes sociales y por aquí en cuanto sea posible, ¡¡así que permaneced al tanto!!

¡Gracias por leer! Tengo una SOOOORPRESAAA que podré anunciar muy prontito, así que a todas las lectoras y lectores que disfrutáis de mis novelas románticas / históricas, os va a gustar muchísimo <3 Lo anunciaré en mis redes sociales y por aquí en...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Si algún día vuelves. #Wattys [Romance histórico]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora