Capítulo 63

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P.O.V. Martín

Una mañana de esas vacaciones, desperté temprano y me quedé mirando al techo. Había soñado que le decía todo al Manu acerca de lo que sentía por él, y luego él me insultaba y me dejaba.

Pero, he estado pensando seriamente en si decirle o no, y si lo hacía, ¿cómo? Se me ocurrió la posibilidad de hacérselo entender a base de indirectas, pero es algo muy estúpido y cabe la posibilidad de que él no se de cuenta.

Pensé en las razones de las por qué me rechazaría:

1. Que no le guste

Y sólo se me ocurrió esa.

Luego pensé en lo que podría perder:

1. Pues muchas cosas, ya que sin él podría estar prácticamente solo.

Y eso me desalentó. Pero por otro lado, pensé en la probabilidad de que sí me rechace:

Realmente no sé.

Primero, al igual que yo, soy una de las únicas personas que tiene, y quién lo rescató de su casa, pero además ya le he hecho mucho mal y también he hecho que pasara por muchas cosas.

No sabía que pensar.

Poco a poco se me acumulaban los deseos de decirle todo, y en ocasiones sentía que explotaría, no podía seguir con eso, tenía que decirle y lo haría en un momento especial.

Como todos los días desde que llegamos, fuimos a la playa, yo preparándome mentalmente para confesarme, y no sólo eso, porque eso también implicaba salir del closet. Estaba nerviosísimo y temblando, tenía miedo y apenas podía hablar.

-¿No te vas a meter?- dijo el Manu después de un rato de llegar a la playa e instalarnos
-No, no... No tengo muchas ganas
-Ah, tonces yo tampoco me meto- dijo indiferente.

Planeé decirle todo al atardecer, en mi mente ensayaba todo lo que le iba a decir.

-¿Vámonos?- dijo el Manu después de un largo rato de silencio
-¿Qué? ¿Por qué?- dije nervioso
-Está fome- no podía dejar que se fuera
-Noo... vamos al agua- dije levantándome, quitándome la polera y metiéndome al agua, él me sigue
-Hace un rato dijiste que no tenías ganas
-Cambié de opinión- dije rápidamente.

Casi no hicimos nada, sólo flotar de espaldas y hablar de nada importante, yo estaba algo distante, planeando que le iba a decir, pero no sabía, no se me ocurría nada.

Cuando el momento se acercaba, salimos del agua nos secamos un poco, él tomó los sándwiches, sacó uno para él y lo mordió.

-¿Quieres?- dijo ofreciéndome uno, yo negué con la cabeza mirando al piso -¿Qué te pasa?
-Nada, no tengo hambre
-Te conozco
-Nada, enserio- vi como el sol se ponía lentamente, hasta casi empezar a desaparecer.

Empecé a sentir dolor de estómago y estaba temblando, sin saber si por el frío o por el miedo.

Cuando termina su sándwich, toma el jugo y bebe de la botella, luego se limpia la boca con el brazo y me dice:

-Estás raro, ya dime- miré el sol, estaba rozando el horizonte
-Mirá...- no sabía que decir, y mi lengua tampoco respondía, al notarlo, me miró preocupado y se acercó a mí
-Dime no más, tú sabes que te apoyo- el sol se empezó a ocultar
-Prometeme que no te vas a enojar
-Martín, me estás asustando- escondí la cabeza entre las rodillas y me las abracé -Martín...- no sabía que hacer, y me di cuenta que fue una mala idea, pero no podía retroceder, el Manu sabía que me pasaba algo, aún no había dicho nada y ya estaba frustrado
-No sé cómo decírtelo- una lágrima cayó de mi ojo, y en silencio me la limpié con la rodilla, creo que se dio cuenta porque me abrazó
-No me voy a enojar, pero por favor dime...- sentí como su respiración se aceleraba, y como su corazón latía con fuerza contra su pecho -...dime.

Academia Mundial [ArgChi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora