Capítulo 45

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P.O.V. Manu

Junto a la Coco y la Tiare, fui a dejar mis cosas a la pieza y luego fuimos a buscar la de la Tiare.

Cuando la encontramos, ella la abrió y entramos, aún no había nada ni nadie.

-Agarra espacio al toque en el clóset, que luego viene un weón y lo ocupa todo- dije recordando mi primer día allí.

Dejamos a la Tiare sola para que arregle sus cosas, y además de que probablemente en algún momento llegaría su nuevo compañero de habitación.

Fuimos a pasear al patio mientras nos contábamos con más detalle las cosas que habíamos hecho en las vacaciones.

Ella me contaba que ya estaba ansiosa de verme, yo le dije que pensaba lo mismo, la había extrañado muchísimo.

P.O.V. Martín

El Manu era la solución, era la persona más inteligente de la clase de las que conocía, él me podría ayudar, además sería una escusa para pasar más tiempo con él.

A penas pensé en esto salí corriendo de la habitación para buscarlo, fui a la de la Coco y toqué la puerta, que se abrió segundos después

-¿Tú? ¿qué haces aquí?- Luciano
-¿Yo? ¿que hacés vos aquí?
-Este es mi cuarto
-Sí sí, no me interesa tu vida, ¿está acá el Manu?
-No, ¿por qué? ¿es tu novio?- me empecé a enojar
-¡Callate, boludo! ¡¿cómo va a ser mi novio?!
-Ya si no está, y además, ¿por qué estaría acá?
-Porque es la habitación de su novia, dah- dije con voz de si fuera obvio
-Owww, pobrecito se lo robaron- gruñí, me resistí para no golpearlo en la cara, no quería otra cita con el director
-Sí, como digas- dije para luego darme media vuelta e irme.

Se me ocurrió buscarlo en el patio, siempre se anda chapando con la Coco allí, y efectivamente ahí estaban.

-¡Manu!, ayudame
-¿Qué te pasa?
-Me sacaron del equipo por mis notas y no puedo volver hasta que las mejore
-Puta la weá, ¿te lo dije o no te lo dije?
-Jamás dijiste que me sacarían- frunció el seño -ya, ya, perdoname, pero necesito ayuda
-¿Y en qué querí que te ayude? ¿a sobornar al profe?
-A estudiar, quiero mejorar mis notas, por favor, Manu- me arrodillé y junté mis manos en señal de suplica e hice un puchero en mis labios
-Ya, ya, si te ayudo, pero tení que ponerte las pilas igual, no te voy a andar rogando para que me hagas caso
-¡Sí! ¡Gracias! Gracias, Manu, te debo una- lo abracé, lo besé en la mejilla y me fui.

Lo del beso no estaba planeado, fue un impulso, pero valió la pena, al menos no me golpeó en el entrepierna.

Mientras me alejaba vi como el Manu se me miraba extrañado y se tocaba en la parte del beso, luego se ponía a hablar con la Coco.

Fui a mi habitación y encendí mi celular, seguía con el modo avión, así que se lo quité.

Tenía 17 llamadas perdidas de la Vene, esa piba está loca. La volví a llamar

-¿Martín?
-Hola, mi amor
-¿Dónde estás? Te he llamado muchas veces
-17 para ser exactos
-No importa, ¿dónde estás?
-En mi habitación, acabo de llegar- mentí
-Ya, voy para allá, chao- y cortó, suspiré.

A los pocos minutos tocó la puerta y la dejé pasar, ella la cerró detrás de sí y corrió a abrazarme.

-Te extrañé mucho, bebé-
-Sí, yo igual- me empecé a sentir mal

Comenzó a echarse encima mío y a besarme, intenté detenerla disimuladamente, pero no lo logré, hizo que cayera hacia atrás encima de la cama, ella se subió encima y seguía besando, ya no había otra que seguirle el juego, me empecé a sentir súper mal.

Estaba jugando con ella, todo lo que yo decía y hacía era mentira, me empecé a sentir una mala persona, y lo era.

No tenía otra opción que continuar, hasta que ocurrió un milagro. Se abrió la puerta

-¿Que chucha, weón?- ambos volteamos, estaba el Manu en la entrada con la Coco atrás de él -¿los interrumpí?- dijo con tono poco amigable, aproveche la distracción para enderezarme y sacarme a la Vene de encima
-No, no, para nada
-Entonces salgan de MI cama y vayan a hacerlo a un motel- me acababa de dar cuenta que era su cama
-Ay, perdón- dije saliendome seguido de la Vene -ah, y no estábamos hablando nada, ¿ok? Porque no quiero que piensen que hicimos algo, ¿ya? Es que..
-Sí, sí, ya entendí, nada más dije que no se coman en mi cama- le vi una pequeña sonrisa mientras hablaba
-Ja ja- miré a la Vene -¿vamos a otra parte?- dí que no, por favor di que no
-¡Sí!- NOOOO
-Ok, vamos- la tomé de la mano y nos fuimos dejando a los otros dos solos.

Caminamos un rato hasta que empezó a sonar mi celular, era el Seba, le contesté.

-Hola- Seba, hijo de puta, me salvaste la vida
-Hola, Martín, ¿dónde estás?
-Acá, ¿y vos?
-En la entrada
-Ya, te voy a buscar- y corto sin decir nada más
-Llegó el Seba, así que lo voy a ir a buscar...
-Ya, vamos- me arrastró ella.
-Pero...
-Pero nada, vamos los dos- al menos estará el Seba.

Cuando llegamos vimos al Seba con el Dani hablando, al parecer lo había llamado también.

-Hola- dije cuando llegué, ambos me miraron
-Hola- dijeron al unisono, nos saludamos con un apretón de manos
-¿Cómo estuvo el viaje, Seba?
-Bien, se me hizo un poco largo- seguimos hablando un rato, empecé a hacer conversación a propósito, hasta que mi plan funcionó
-Oye, Martín, acabo de recordar que debo hacer algo, ¿te veo luego?
-Oh sí, claro, adiós- besé a la Vene en la mejilla y se fue, por fin.

Acompañamos al Seba hasta su pieza, mientras ordenaba, con el Dani nos quedamos hablando.

Al final del día, volví a mi habitación, poco después llegó el Manu.

-¿Y cómo te fue en tu ingreso a clases?- me preguntó
-Mmmmm... peor de lo que pensé
-¿Y por qué tanto?- se sentó en su cama -¿aparte de lo del fútbol?- no podía decirle lo de sobre la Vene o lo de él
-Ah, nada, es que no quería volver, mi única razón para venir era el fútbol- mentí -pero ya no lo tengo
-Pucha- me miró con lástima -pero igual, ya te dije que te ayudaría, en una de esas subes tu promedio y vuelves al equipo, si quieres estudiamos todos los días después de clase
-¿Enserio harías eso?
-Sí, no tengo ata'o, pero ya te dije que te tienes que poner las pilas- sonreí, él me devolvió la sonrisa, esa sonrisa que aparece en frente de mí una cada mil veces, y que cada vez la encontraba más hermosa.

Nos quedamos así unos minutos sin hablar, hasta que un bostezo suyo nos interrumpió.

-Bueno, ya es hora de dormir, me voy a poner pijama y vuelvo- lo saca de su mochila y se mete al baño.

Yo, por mí parte, me puse pijama ahí mismo, me acosté y empecé a ver mi celular.

Al rato salió el Manu con su pijama, apagó todo y se acostó también, él igual le echó una última revisada a su celu y se acomodó para dormir.

-Buenas noches- dijo
-Buona notte
-Ella po, la Italiana
-Los argentinos somos de origen italiano
-Ya chao, italiano culiao
-Negro envidioso- ya no habló más, dejé mi celular a un lado y también me acomodé para dormir.

Academia Mundial [ArgChi]Where stories live. Discover now