Capítulo 30: Discusión

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-Queremos la cuenta, por favor- pronuncié tajante. La chica me miró con molestia, "disculpa por arruinarte el ligue con mi novio" pensé.

Se retiró para volver un minuto después con la carta negra que contenía la cuenta, William tomó su tarjeta de crédito y el rostro de la chica se iluminó.

-Nuestra terminal está en la barra, disculpa, ¿podrías acompañarme?- pidió con una voz dulce.

William se puso de pie y la siguió, observé sus movimientos con sumo cuidado, la chica le lanzaba miradas coquetas mientras él tecleaba su nip para pagar, el estómago me ardía de coraje.

-Vane, relájate, observa cómo se comporta, pareciera que nadie le importara más que tú- replicó Aria, lo que me hizo tranquilizarme un poco. Si bien era cierto que William era indiferente con todas las chicas que se le acercaban, me sentía terriblemente celosa de que alguien le mirara siquiera.

Seguí observándolos, William le preguntó algo; la chica sonrió encantada y comenzó a escribir algo en el ticket de compra, el corazón se me estrujó.

-Dime que estoy alucinando por los celos- pedí a Aria, pero ella me miraba con preocupación.

-Confía en él- respondió sin mucha seguridad.

Volví la mirada hacia los sujetos en cuestión, la chica le extendió el recibo y William lo tomó... miró lo que ella había escrito y le agradeció con una sonrisa. Estaba por dirigirse a nosotras cuando la chica le detuvo, comenzó a hablarle con ademanes coquetos y ya no quise ver más.

-Nos vamos- ordené a mi amiga al ponerme de pie, me sentía herida y humillada.

-Vane, espera a que venga- pidió ella con preocupación.

-Quédate si gustas- hablé cortante y me dirigí a la salida.

Aria me alcanzó al cabo de un momento, comencé a caminar a toda prisa sin un rumbo en especial, parabser honesta no es que tuviera un lugar a dónde ir que estuviera lejos de William.

-¿Viste lo que yo vi?- cuestioné con coraje a mi amiga.

-Vi que intercambiaron un papel, no puedo afirmar más- respondió con timidez.

-Aria, por favor, no es difícil adivinar... pero enfrente de mí- poco a poco comenzaba a gritar, la rabia me inundaba. -Me hubiera dicho antes que las cosas serían así, digo, para mentalizarme.

-Vane, ¿y si hablas con él?

Seguí caminando con coraje, Aria me detuvo por el brazo, pero no me detuve. Me giré para gritarle que me soltara, pero descubrí en vez a William.

-¿Qué te sucede?- inquirió con preocupación y extrañeza, eso sólo provocó que explotara más.

-Disculpa que no me guste contemplar a mi novio ligando con otras chicas, ahora suéltame- ordené encolerizada.

-¿Disculpa? ¿Cuándo he ligado con alguien más?- se defendió con molestia.

-No sabía que tenías amnesia, ¿qué fue lo de recién si no?- le grité.

Aria estaba a unos metros de nosotros, se encogía ante la situación sin saber cómo reaccionar. William rodó los ojos y suspiró evidentemente molesto, tomó de su bolsillo el ticket y me lo tendió.

-¿Quieres que la llame yo? ¿No te parece excesivo?- inquirí con indignación. William abrió mi mano y depositó el papel en ella.

-La terminal no imprimió el número de transacción, ella tuvo que escribirlo a mano, ¿es eso serte infiel?- explicó.

Observé de inmediato el ticket, efectivamente sólo había datos de la compra, ningún número telefónico o nombre. Cerré los ojos con fuerza, me sentía una idiota.

-No sé qué decir- admití en voz baja.

-Sólo olvidémoslo- declaró con voz grave, se controlaba por no perder los estribos.

Dio media vuelta para dirigirnos al auto, caminó frente a nosotras un buen rato. Aria me miraba muy preocupada, le pedí ayuda con la mirada, pero sólo se encogió de hombros.

Aún con todo lo de la pelea, William nos abrió las puertas para que entráramos al auto, lo que sólo me hizo sentirme peor. Llegamos al departamento en total silencio, nadie sabía qué decir.

-Bueno, saldré a llamar a mi madre, no le he dicho nada desde esta mañana, así que debe de estar preocupada- se excusó mi amiga para huir de la situación.

Salió del departamento y nos dejó solos. William tomó un libro y se sentó en el sofá, no me miraba; respiré hondo y tomé asiento junto a él.

-William- le llamé con voz tímida, no sabía cómo iniciar.

-Dime- respondió sin levantar la vista del libro.

-¿Por qué estás tan enojado?

En cuando hube realizado la pregunta, me percaté de que fue una mala idea, William me miró sin podérselo creer.

-Imagina que estás en un restaurante, ignorando los intentos de otra persona por ligarte porque verdaderamente no te importa nadie más que tu pareja, entonces vuelves a la mesa y descubres que esta pareja en cuestión se fue sin más, la sigues por toda la manzana para que te acuse de serle infiel sin dejarte explicar absolutamente nada, ¿cómo te sentirías?- reprochó.Guardé silencio un momento.

-Ahora me siento peor- confesé, no quería llorar por ningún motivo, pero un nudo amenzaba mi garganta. William se dio cuenta de mi expresión y su molestia se reemplazó por preocupación.

-No, no llores, Vanessa, no era mi intención herirte- se disculpó alejando el libro y tomando mi rostro entre sus manos. -Debí decirlo de otra manera, lo siento.

Ahí sí que lloré.

-Yo lo siento, William, no quise dudar de ti, sólo que no soporté la idea de que elegieras a alguien más... yo... lo siento- dije entre sollozos.

Me abrazó y acarició mi cabello para tranquilizarme, me arrullaba en su pecho como si fuera una niña pequeña a la que intentaba calmar, lo cual funcionó.

-¿Cómo piensas esas cosas? No me imagino siquiera prestándole atención a alguien que no seas tú- replicó cuando me hube calmado. Le abracé con fuerza y él me correspondió de igual manera.

-Te quiero- murmuré en su oído, él me besó la mejilla con dulzura.

-No sabes cuánto te quiero yo- respondió.

En ese momento Aria llamó a mi celular, lo tomé para responder.

-¿Es seguro volver?- preguntó con cautela.

-Sí, ya- respondí riendo.

-Qué bien porque llevo diez minutos en el pasillo- comentó divertida.

Mi nombre es WilliamWhere stories live. Discover now