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Bucky

Lo había escuchado desde que subió las escaleras, cuando justamente mis manos tocaron el suelo.

Sentía las vibraciones de sus pasos, se que viene distraído seguramente con el celular en la mano porque son lentos, con cautela.

Cuando abrió la puerta su voz era como música para mi alma, una canción de cuna que jamás olvidas. Creo que también era por la sangre en la cabeza en estos momentos que escuchaba con mayor claridad el latir de mi corazón en mis pulmones.

-Vaya, ciertas cosas nunca cambian.

Sonreí aún estirando mis piernas con esmero y sintiendo un gran alivio al hacerlo, una vez que estuve nuevamente de pie seguía con una sonrisa boba en todo mi rostro, sentía los músculos de mi cara tensarse por la emoción de lo que se qué venía a continuación.

Sus labios tomaron los míos, al principio fue incómodo porque no paraba de sonreír. Escuche su risa y al tener su rostro tan cerca de mío su voz era aún más embriagadora.

-Amo tu sonrisa.

-Y yo amo tus labios, siempre tan suaves.

Me beso nuevamente antes de separarnos, tomo mi mano para guiarme a lo que supe era la cocina. Me senté en una mesa mientras escuchaba los ruidos de varias cosas moverse en el lugar.

-Sabes que siempre que quieras salir a caminar puedes decirme, o a cualquiera de los demás. Estarían encantados de acompañarte.

-Algunas costumbres nunca desaparecen del todo supongo.

-Se que no te gusta el frío, pero a medio día el parque no es tan malo, yo soy feliz de estar más tiempo a tu lado.

-Y arriesgarnos a toparnos con Sharon? No gracias pasó.

-Pensé que bajarías el día de hoy.

-Me entretuve con un libro, escuchando música y cuando me di cuenta ya casi era hr de qué cerraran, después de ducharme solo decidí que sería buena estirar mis músculos un rato.

-Pude ver eso. Bueno traje la cena y esta vez creo que Sam se lucio con la comida.

-Trajiste...

-Si lo hice, esta vez fue uno especial.

-Te amo tanto mi querido Steve.

-Yo también Buck.

Los días eran tranquilos, la rutina entre nosotros no se sentía nada tediosa, a pesar de estar ajustándonos a vernos ahora como algo más, como una pareja. Aún me costaba hacerme a la idea de la palabra novio, jamás imaginé que llegaría el día que experimentaría lo que era ser querido por alguien de esa manera.

Era una de esas noches en las que simplemente fuimos a la cama, Steve no tenía ningún pendiente y al mismo tiempo no nos sentíamos con ganas de escuchar algún libro, simplemente disfrutar la compañía del otro.

Sentir la cercanía de su cuerpo era algo que aún me hacía sentir que me faltaba el aire. Sentir su pecho contra mi mejilla era sin duda algo que parecía un sueño.

A pesar de estar en una cama perfectamente cómoda, sentía la necesidad de usar a Steve como una almohada. La cama estaba cerca de la pared por lo que mientras el estaba usando su celular me recargue en su estómago y extendí un rato mis piernas.

Podía quedarme bastante tiempo en esta posición, en mi cuarto tenía que buscar la manera de pasar el tiempo.

Cuando las baje no quería moverme del cuerpo de Steve, era increíble como la manera en que podía estar tan cerca de él trazando mentalmente cada línea de el y aunque nunca hubiéramos llegado a hacer algo mas, no era poco objetivo a la clase de hombre que era Steve.

Sin miedo (Stucky)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora