30. Las obras de una escritora (2/2)

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"Ya siento curiosidad por saber qué has escrito. ¿No me puedes leer algo de las obras que has escrito?"

"La curiosidad es una mala cualidad, Ádelfa. Tienes que aprender a controlar tus malos instintos o nunca vas a ser una dama como yo. Pero bien. Si te interesa... Todavía estoy pensando en el título de la primera novela. Por el momento, he elegido como título 'la novela erótica más corta del mundo' pero estoy buscando algo más corto."

"¿Y cómo va?"

"No."

"¿Qué no?"

"Pues, eso es la novela erótica más corta del mundo: 'no'. Está basado en hechos reales, algo que siempre ayuda para las ventas, ¿sabes?"

"¡Joé!, Ana. Estoy hablando en serio. Una novela no puede ser una sola palabra. Tiene que tener algo más."

"Oye, tú no sabes cómo escribir una novela o un poema. Aristóteles, el famoso filósofo, científico y escritor griego, ha definido la estructura en tres actos: Comienzo, Medio y Final (o, como lo llaman los de letras: introducción, nudo y desenlace). Esta novela tiene la parte del medio, el nudo, que es lo más misterioso que me puedo imaginar: ¿por qué no? También tiene un principio, abierto, y un final, también abierto. Todas esas cosas estimulan la fantasía del lector, y, como sabes, el órgano que disfruta más del estímulo sexual es... la fantasía. Si el lector tiene fantasía, es la mejor novela de sexo escrita jamás. Está escrita en 'presente' desde el punto de vista de la primera persona, algo que solo es posible si el escritor tiene alma de poeta, que sabemos que es así. Además, la novela está cargada de sentimientos que es algo que le gusta a cada lector. Se refleja: la esperanza, el miedo, el deseo casi incontrolable, la tensión, el conflicto, el amor rechazado y, por último, la decepción. De verdad, la novela es perfecta."

"Me parece que has bebido demasiado licor. Tienes que aprender a controlarte con el alcohol, princesa."

"Oye, pon la botella en la mesa. Eres una egoísta. Hay que compartir."

"Si me lees tu segunda novela y si es algo mejor que la primera..."

"De acuerdo. La segunda novela se llama 'La novela de terror más corta del mundo'. Estaba pensando 'novela de susto', pero..."

"¡NO!"

"Eso es la novela erótica, ya lo hemos hablado. Esta es distinta. Tiene más palabras, hasta frases completas. Pero da un miedo... tremendo. De verdad, estoy muy contenta con esta obra mía. Estoy segura de que va a ser mi consagración como escritora. Va así:

El último hombre vivo de la tierra está solo en su casa. De repente, llaman a la puerta..."

"...sigue..."

"Esa es la novela. Tiene un final abierto. Como ves esto del final abierto ya es mi estilo personal que sirve como como mi marca artística. Es perfecta."

"Pues, me temo que eso a mí no me da miedo. Quien llama a la puerta, puede ser su mujer para preguntarle si puede cortar el césped, o su madre con su cena o su novia para decirle que está harta de que nunca salgan y que es un hombre soso que no hace nada más que estar sentado en su casa. A mí no me da ningún miedo, un mundo con un solo hombre. Me parece más un paraíso solo con mujeres. Por lo menos, no habría más guerras."

"Oye, Ada, es el último ser humano en el planeta. ¿Quién va a llamar a la puerta?"

"Lo siento, pero has dicho 'el último hombre'. ¿Ves cómo tienes que ser más clara con lo que dices? Pero de todos modos me parece más una novela de ciencia ficción que de miedo, lo siento. ¿Ves la cantidad de estrellas ahí arriba? Cada estrella que ves y los millones que no ves son como nuestro sol, contiene planetas y lunas y será más que probable que haya formas de vida que serán más avanzadas que la nuestra y nos visitarán algún día. Además, hablas del último ser humano vivo en la tierra, que me parece el resultado de una guerra contra extraterrestres y tiene poco que ver con fantasmas o vampiros que solo matan a las personas de una en una. Un virus me parece más razonable pero lo de los extraterrestres es más divertido. Puedes inventar unos extraterrestres que parezcan insectos gigantes, u hombres verdes con cuatro brazos o seres superinteligentes que nos puedan leer la mente o..."

"¡ANA! ¡Ya está bien! Está claro que no tienes suficiente fantasía para ser escritora. Lo siento por ti, porque esto significa que tienes una vida amorosa muy pobre también, algo que deberías haber aprendido de mi primera novela. Dame la botella ya. Voy a beber una última copa, te voy a leer mi poema y me voy a retirar a mis aposentos. Ha sido un día largo y voy a necesitar mis diez horas de descanso o no podré funcionar mañana."

Ádelfa llena mi vaso con el licor de limón, vacía la botella en su propio vaso (es una botella pequeña) y levanta su copa en el aire: "¿Un brindis?"

"Vale. Brindamos por la esperanza. La esperanza de encontrar el tesoro, de ser ricas, de ser famosas, del éxito que van a tener mis obras y tus tonterías o lo que haces, la esperanza de que el resto de nuestras vidas será mejor."

"No brindo por esto. ¡Mira cómo estamos! La vida no nos puede ir mejor que esto, cenando y brindando juntas en un jardín precioso, bajo las preciosas estrellas, la mejor compañía que puedo desear y un licor que sabe tan bueno... que es como un angelito que está meando en mi lengua."

"Por los angelitos."

"Por los angelitos."

Vacío el vaso y comienzo a declamar mi poema:

"A dormir, que es cosa sana
Hasta que me dé la gana
Como si fuera mañana
Un fin de semana."

"Buenas noches, Ana."

"Buenas noches, Ada."

Ádelfa y Ángora - una divertida aventuraWhere stories live. Discover now