11. Mensaje del hotel

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Cuando quita los platos de la mesa de la terraza Sandalio comenta que había un mensaje del Hotel Mar y Sol de Málaga.

Mi hermana comienza a reír y me pregunta: "¿Mar y Sol? ¿Éste era el hotel donde el recepcionista no sabía escribir?"

"Pues, sabía escribir, pero... Cuando di mi nombre y apellido me preguntó si 'de Alba' se escribe con be o con uve."

"Sí, y dijiste 'Nobleza se escribe con be, ¡chaval!', con la cara más seria."

"Y hablando con ese acento andaluz preguntó: 'Y Flórez, ce escribe con ese de Cevilla o con ceta de Zaragoza' y respondí: 'Nobleza también se escribe con zeta, ¡chaval!' y nos reímos tanto que el chaval no sabía donde mirar."

Sandalio interrumpe nuestra charla: "El mensaje dice algo sobre dos hermanas que se han ido sin pagar su factura."

"¿Cómo se llama ese hotel? ¿Mar y Sol? Pensaba que dijiste Sol y Mar."

"¿Mar y Sol? No, ahí no hemos estado nunca."

"No, mil por ciento seguro que no."

"Seguramente se han equivocado."

Ádelfa pone su cara más sincera y honesta, y cuando una actriz hace algo así, quiere decir algo, pero Sandalio no parece convencido.

"La familia que es la dueña del hotel es gente sincera y trabajadora. Si alguien de la familia Flórez debe pagar su factura por pasar una noche en un hotel, arreglo el pago e informo que me veo obligado a recuperar este dinero contra los sueldos de esas sobrinas de la familia Flórez."

"Sandalio, ¿quieres decir que crees en la palabra de unos hosteleros en lugar de creernos a nosotras?"

"Creer lo hago en la iglesia, en mi domingo libre. Pero si alguien viene con esa historia y además me muestra los pasaportes de dos señoritas que viven aquí en esta mansión, me veo obligado a ajustar las cuentas."

¡Qué cachazas! ese Sandalio. Me han avisado en el colegio de monjas que los hombres son falsos y no se puede confiar en ellos. Verlo es entenderlo.

"Pues, me parece que tienes que subir nuestro sueldo también. Necesitamos zapatos y ropa y más cosas importantes. Si vas a cortar la limosna que nos das, la gente nos va a conocer como 'las mendigas de Pedrobalejo' y este no es el nombre de un grupo musical, si lo quieres saber."

Mi hermana añade otro centavo en el bote: "¿Qué van a decir nuestros tíos cuando vuelvan de África? 'Sandalio, avergüénzate, tratar a nuestras sobrinas de una forma tan dura. Por lo menos, deberías haber procurado que salieran bien vestidas a la calle. Solo les has dado el dinero suficiente para evitar que tengan que salir en ropa interior.' Esto te van a decir."

Después de una desgarradora historia como esta, cada hombre hubiera estallado en llanto, pero Sandalio nos mira impasible, sin ni siquiera parpadear.

"Lo que hace la gente normalmente, cuando tiene un problema económico, es intentar ganar un poco de dinero, trabajar, usando su talento. Ustedes son señoritas con mucho talento y, con todo respeto, me parece que podéis usarlo para solucionar el asunto de los zapatos y de la ropa. Espero que se pueda entender que mi tarea en esto no es más que pagar la factura del hotel. Sugiero que os dediquéis a trabajar, como el resto del país cuando necesitan dinero."

Como siempre Sandalio quiere la última palabra y ahora la va a tener, porque nos deja con la boca abierta cuando se gira y entra en la mansión. Quiero gritarle: "Sandalio, ¿sabes cómo despertar la curiosidad de un mayordomo?" pero tengo la sensación de que no se va a parar para decir que no lo sabe y de inmediato borro la idea de mi mente.

Ádelfa no se puede postergar: "No puede ser tan difícil ganar dinero, ¿no?"

"No lo sé, Ada. Nunca lo he intentado. Siempre pensaba que la diferencia entre una señora y una dama es que a una dama no le hace falta trabajar."

"Tonterías. Conozco a varias señoras que no trabajan tampoco y estoy segura de que esas no son damas como tú y yo. La diferencia entre una señora y una dama es que una dama hace todo con clase, con caché, con estilo, con educación, sin correr o chillar. La diferencia no está en lo que hace, pero sí en cómo lo hace."

"Pues, ¿cómo vamos a conseguir un pastón sin cansarnos? ¿Vendiendo estilo? ¿Vamos a dar clases de cómo vestirse a las señoras de La Pala?"

"Ana, guapísima, no te rindas cuando parece que no queda esperanza. El dinero no es lo único importante en la vida. Además estoy convencida de que tú vas a encontrar soluciones cuando te concentres en el problema. Siempre lo hiciste y siempre lo harás."

"¿Y cómo me voy a vestir mañana cuando vayamos al mercadillo del rincón?"

"Te presto mi vestido verde."

"¿y esos pendientes de jade también?"

"Y el collar."

"Ada, te quiero más que al beso de un hombre negro."

"¿Cómo es un beso de un hombre negro?"

"Nunca lo he probado, el beso de un hombre negro."

"Yo tampoco, pero..."

Ádelfa y Ángora - una divertida aventuraWhere stories live. Discover now