29. David (7/7)

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"Mira, aquí está el poema. Lo ha soplado el viento, pero los rosales con sus espinas lo han captado.", dice David, levantando una hoja vieja en el aire.

La Condesa quiere saber: "Pero... ¿Qué estaba comiendo la cabra?"

Ádelfa mira el trozo de papel que ha logrado rescatar de la boca de la chiva y lee: "manuscrito del poema... por Ángora Flórez de Alba".

"¡JOÉ! ¡Mi manuscrito! La maldita cabra...", y cojo el cuchillo de la mesa. "Maldita cabra, te voy a matar. Te voy a abrir la tripa, los intestinos y el estómago hasta que encuentre el resto de mi texto. He trabajado toda la mañana en él, y tenía por lo menos diez palabras. Maldito bicho...", pero no me dejan acercarme a la cabra para cumplir la promesa de mis palabras. ¿Qué puedo hacer, una mujer débil contra cinco adultos y un niño? Me quitan el cuchillo y me empujan a mi silla, mientras una mano me da una taza de té y otra mano me mete un cacho grande de bizcocho en la boca: "Cálmate, no pasa nada, ya tenemos el poema, ¿no quieres ayudarnos a resolverlo?" y más cosas así me aconsejan de todos lados. Cabreada, me rindo y pruebo un poco de pastel. Está buenísimo, de verdad. Me cabreo un poco más hasta que he comido todo el cacho de bizcocho mientras todos me hablan sin parar, hasta que respondo por fin: "Vale, vale... Dame otro pedazo de bizcocho y una taza de té caliente, porque esa ya está fría."

El alcalde, un hombre práctico, piensa en voz alta: "¿Qué tienen que ver las cucharas con el tesoro? Señorita Ángora, ¿puedes leernos las frases del poema donde se refiere a las cucharas?"

"Cinco cucharas son la llave y sus números con la clave para beber champán."

"Tenemos que buscar champán. ¿Quién tiene la llave de la bodega de la mansión?"

Sandalio se endereza: "Nadie va a entrar en la bodega de la mansión. Aquí bebemos café, té y leche. El champán se queda en la bodega hasta que tengamos algo muy especial para celebrar."

Ádelfa coge el pergamino: "Aquí en las últimas frases hay algo interesante también. Dice 'El oro es mío hasta que muestres el corazón y lo encuentres'. Y 'mío' se refiere al escritor, Don Pedro. Quizás, sea una buena idea investigar profundamente la estatua de nuestro ancestro. A ver si con estas cucharillas podemos abrirlo y mostrar su corazón..."

Quiero decir que es una tontería, que no se puede esconder un tesoro tan grande dentro de una estatua, pero nadie quiere oír algo razonable y todos corren hacía la estatua. Por suerte, no la hemos plantado encima de la torre. Donde está ahora, en la esquina de la terraza, podemos verla más fácilmente.

La figura de la estatua tiene algo que parece un bolsillo en el lugar del corazón, como ahora la gente tiene dentro de su chaqueta, pero en el siglo XVII seguramente había otra moda. Vicky tiene ojos para los detalles y nota que hay algo justo encima de este bolsillo. A primera vista, parece algo de adorno o unas de estas pinzas coloradas que usan los generales para mostrar en cuantas comunidades han estado, pero con la pista del poema nos invita a contemplarlo con más detalle. Son ojos de cerradura y las cabezas de las cabras de las cuchillas caben perfectamente si los ponemos siguiendo el orden del nombre Pedro.

Dejamos el honor a Vicky. Cuando pone la quinta nadie se atreve a respirar. Por eso, el 'clic' suena como el disparo de un cañón y damos un saldo en el mismo momento en que el bolsillo se abre como una puerta secreta. ¿Ahí se encuentra el oro? Es poco probable. ¿Otro pergamino?

"Está vacío", dice Vicky, un poco decepcionada: "Lo único que veo es: '1=A' escrito en el interior."

"Significa 'Ángora es el número 1'"

"No seas tonta, Ana. ¿Cómo podía saber Don Pedro en 1621 que trescientos años después iba a tener una bis-bis-bibibibi-bis-nieta que se llamara Ángora? Se refiere a los números de las cucharas. No son números, son letras. Son como un código para cada letra. Rápido, Sandalio, busca pluma y papel. Tenemos que solucionar el enigma."

"Oye, si alguien sabe de letras, soy yo. Si alguien sabe escribir, soy yo también. Por eso soy yo quien puede solucionar este puzle y nadie más. ¿Entendido? Vicky, ¿puedes traernos tus tarjetas del curso de lectura? Ahí tenemos todo el alfabeto en orden, con los números puestos. Así será más fácil descodificar los números."

Vicky sale corriendo y nosotros limpiamos la mesa, comiéndonos hasta la última miga del bizcocho. Con las cucharas y los materiales para escribir comienzo a apuntar los números, en el orden de la cuchara.

P: 4 5 1 8 4 5 2 3 1 4

E: 7 5 1 5 1 1 8 1 4 1 8

D: 1 1 1 1 8 2 0 1 7

R: 7 5 1 5 9 5 1 8

O: 1 1 1 1 4 5 1 8 1 9 5

"La primera dice CH D A G B C A D, que parece el nombre de un pueblo árabe."

Ada tiene otra idea: "Quizá tienes que formar números de dos cifras. 1 y 8 puede ser 18, 2 y 3 puede representar la letra 23."

Ahora el resultado es CH D P CH D T M, que tampoco significa nada razonable. Intentamos lo mismo con los números de las otras cucharillas, cuyo resultado es: FDNAPMP, AJPRO, FDNHDP y AJMDPQD.

"Tampoco es algo que tenga sentido. Lo siento, pero lo veo como un poco decepcionante. Don Pedro nos ha gastado una broma pesada o nos estamos equivocando totalmente."

Investigamos la estatua otra vez, aún más profundamente, pero nada. Otra vez leemos el poema: '¿tienes razón y fantasía?' pero nadie tiene suficiente fantasía para pensar en algo razonable. Mejor que lo pensemos cada uno por su cuenta y en su propio sitio. El alcalde tiene que irse: el trabajo no espera. Ada y Vicky van a llevar a David a casa y prometen explicarles todo a Nacho y Mari-Juana. Quizás, ellos tengan otra idea, y la Condesa dice que va a buscar en su biblioteca donde tiene un libro con muchos números y lo que significan. Creo que se refiere a los extractos de su cuenta bancaria.

Siempre puedo pensar mejor con los ojos cerrados en una tumbona sin ruido. Estoy convencida de que si alguien puede resolver el enigma, seré yo. Y si yo puedo resolver el enigma sola... no hace falta compartir el tesoro. ¿Ves que tengo buenas ideas cuando pienso con los ojos cerrados? Soy un genio, de verdad. De vez en cuando me asusto de mí misma, cuando me doy cuenta de lo lista que soy.

De repente, me viene otra idea, aún mejor que la primera: un vaso de sangría...


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(nota del editorial: ya tienes todo lo que hace falta para encontrar el tesoro. El primero que me envia un PM con la solución del enígma, gana una copia del libro, en papel)

Ádelfa y Ángora - una divertida aventuraWhere stories live. Discover now