20. Reunión por la noche (2/3)

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Me bajo otra vez y, por suerte, se ha apagado el riego. El silencio es total y este no cambia cuando me acerco a la torre de Pedrobalejo. Cuando llego ahí, primero me paro para escuchar atentamente. No oigo nada. Miro con un ojo por una de esas ventanas estrechas y anchas, que originalmente usaron los defensores para tirar flechas al enemigo. Ahí dentro no veo nada; está más oscuro que la noche. Me voy a arriesgar y entro silenciosa por la puerta de la torre. Ahí dentro entro en un espacio redondo con una escalera de caracol que asciende por el interior de la pared de la torre. Con la poca luz que da la luna puedo ver que aquí dentro no hay nadie. Tengo que subir esta escalera, sin hacer ruido y sin ver nada. Con mi mano en la pared subo paso a paso. Cada cinco escalones espero un instante para escuchar si oigo algo arriba o fuera, pero nada. ¿Qué me espera cuando estoy arriba? No lo sé, nunca he estado aquí antes, pero me imagino un suelo con un agujero para la escalera. ¿Oigo algo? El aliento se me para en la garganta y no me atrevo a respirar. ¿Es el viento? No me acuerdo si había viento cuando estaba en el jardín. No, es un sonido raro, algo como...

"¡AAAAHHHHH! ¡AAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHHH! ¿Qué es esto? AH ¡Qué asco!"

Me giro en la escalera, busco la pared con mi mano y comienzo a bajar, tan rápido como puedo. Casi me tropiezo, pero con dos manos en el muro puedo evitar una caída seguramente fatal por la oscuridad. Cuando llego abajo oigo pies corriendo por el césped y veo sombras y una luz moviéndose, acercándose. El ejército, la policía y los bomberos han venido para rescatarme de este... este... este MONSTRUO que me ha atacado y quería matarme.

No son los bomberos, sino que son Ádelfa, Vicky e Ildefonso. Alarmados por algo vienen con linternas para ver qué ha pasado.

"Ángora, ¿qué te ha pasado? Pensaba que te estaban matando. ¿Y por qué te has puesto estos zapatos marrones con ese traje azul oscuro? Estás ridícula así."

"Oye, acabo de rescatarme de un atentado, de un asesinato con violación, casi me mato con la caída, pero en lo único en lo que te fijas tú es en mis zapatos. Mejor vais a buscar armas para matar al monstruo que hay ahí arriba."

Ildefonso ya está en la mitad de la escalera. Fácil con una linterna, si yo hubiera tenido una, lo podría hacer aún más rápido.

Vicky le dice: "Ahí no hay nada más que un murciélago, asustado por algo. El pobre. Ábrele la puerta de la escalera de arriba, cariño, para que se pueda escapar y tranquilizarse."

¡Joé!, ¡qué gente más mala! Estoy medio muerta y lo único que les importa es un bicho ciego con estrés.

Vicky me lo explica sin ser preguntada: "Es que para volar los murciélagos usan un radar, algo como ultrasonido, y tus gritos le han estorbado la vista y el oído. Es un animal útil, un murciélago, porque caza mosquitos y otros insectos."

"Pues, es un asesino porque ha intentado morderme. Seguro que es una especie de murciélago vampiro."

"No, es inocente. ¿Pero estás bien, señorita? Te veo muy asustada. ¿Por qué quieres visitar la torre por la noche? ¿Y por qué no has traído una luz o una vela o algo? Es peligroso, ¿sabes? De vez en cuando hay estos pequeños escorpiones que andan por la pared y si uno de esos te pica, mueres envenenada antes de golpearte en la cabeza contra el suelo desde veinte metros de altura."

No sé qué más pasó. Al abrir los ojos, estoy tumbada en el sofá en la casa de Vicky que tiene un vaso de agua en la mano. Le digo: "¿Agua? ¿De verdad has intentado despertarme con un vaso de agua? ¿Tú ni siquiera sabes que una dama solo se despierta con una copa de champán o por lo menos un vino?"

No sé qué más pasó. Al abrir los ojos, estoy tumbada en el sofá en la casa de Vicky que tiene un vaso vacío en la mano. Mi cara está mojada, mi maquillaje corre como lágrimas por mi pálida cara, mi pelo es un desastre y me pregunto: «¿qué hace un espejo tan grande al lado de un sofá?»

"¿Qué hago aquí? ¿Por qué estáis todos vestidos a las tres de la madrugada? ¿Y de verdad no hay ni una copa de vino barato en casa? No soporto el agua fría, ¿sabes?"

Una de mis preguntas ha sido la causa de un silencio incómodo. ¿Se avergüenzan por no tener vino en casa? No puede ser. Son andaluces, siempre tienen vino en casa. ¡Ah!, ¿por qué están vestidos? De verdad, no solo están vestidos sino que también han estado muy cerca cuando sonó la sirena, y preparados también con sus linternas. Todavía no entiendo por qué los tres se están mirando uno al otro, como hasta ahora ni se han dado cuenta que los otros también están vestidos. Quizá los tres tienen algo que esconder.

"Estáis escondiendo algo, lo veo más claro que el agua en mi cara, pero os voy a contar una cosa: voy a encontrarlo. Mejor comenzáis a hablar, porque no tenemos toda la noche."

Ádelfa baja los ojos. Vicky quiere comenzar: "Es que... Queríamosdecírtelo... Es decir...", pero se calla cuando cruza sus ojos con la mirada de Ildefonso.


Ádelfa y Ángora - una divertida aventuraOnde histórias criam vida. Descubra agora