Capítulo 82

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- Nos vemos mañana.

- Ya me contarás.

Marco me guiñó un ojo y yo negué con la cabeza, sonriendo por no llorar. Me alejé del coche y esperé a Zoe para que me diera la mano y fuéramos juntas hasta la puerta, donde esperamos a que llegara.

- O yo he tardado o vosotros habéis venido rápido.

- ¡Pipa!- Lucas y Zoe le abrazaron y él rió, acercándose a la puerta para abrirla.

- Es que tú has ido muy despacio.

Me sonrió y entramos en la casa yendo al salón y esperando a que subiera a ducharse y ya bajase sin tanto sudor.

- Viene también Rincón.- le avisé al verle bajar las escaleras.- No importa, ¿No?

- Claro que no.- rió y se sentó a mi lado.- Bueno, ¿Qué? ¿Te gustó el regalo?

- Uy sí, me encano, sobre todo por la vergüenza.

- ¿Vergüenza de qué si ya se conocen?

- Mmm no sé, quizás porque tiene novia y porque después de tanto tiempo es como si no le conociera.

- Lo de la novia a ti te da igual.

- ¡Oye!- sabía que se refería a cuando él era novio de Sofía. Idiota.

- No mentía.

Le di una colleja y reí viendo como se tocaba la nuca, dolorido. Entonces, sonó el timbre e Higuaín y yo no miramos, yendo él a abrir.

- Campeones oe oe oe.

- Scusa, Paulo, parla italianni.

- Ups.

Sonreí y entonces aparecieron por la puerta Paulo, Buffon, Costa y Chiellini, que entraban saludando a Higuaín. Paulo dejó de mirar al pipa y desvió su mirada a mí, sonriéndome y acercándose a mí el primero.

- ¡Papá!- Zoe interrumpió su caminata corriendo hacia él y después se unió Lucas.

- ¿Qué tal me vieron?

- Genial.- respondió Lucas.

- ¿Y vos?

- ¿Yo? Bueno, ya sabes, eres muy malo.

Él sonrió y negó con l cabeza, mientras, yo ya estaba saludando a Costa y después a Buffon y Chiellini, acabando al final él el último.

- ¿Y la camiseta?

- Aquí.- se la enseñó y sonrió.

- Guárdala bien eh.

- Lo primero que voy a hacer es lavarla.

Él rió y se sentó donde antes estaba Higuaín. Entonces, me di cuenta que no era como en las anteriores veces, que ya no había tanto espacio entre nosotros. Quizás podíamos ser amigos.

Fueron viniendo cada vez más hasta que por fin vino Rincón y fue el último en llegar y unirse a la conversación. Y poco a poco, se hizo tarde y Zoe acabó durmiéndose encima de su padre, que se había recostado bastante en el sofá y así ella podía dormir sentada en su regazo y con la cabeza en el hombro.

- Será mejor que me vaya.

- ¿Ya? ¿Por qué?

- Tienes la causa encima de ti.

- ¿Por Zoe? Dale, un rato más, Lucas sigue despierto.

- Es que Lucas nunca está cansado.- le miré, estaba hablando con Higuaín.- Venga anda, que llegaré tarde.

- Os llevaré.

- ¿Otra vez?

- Y las veces que me haga falta con tal de que lleguen bien a casa.

Le sonreí y avisé de que nos íbamos, despidiéndome de todos y saliendo la primera de la casa, seguida de Lucas y al final Paulo, que llevaba a Zoe. La subió al coche y se puso el cinturón mientras que yo ponía la llave en el coche como me dijo, arrancándolo, y Lucas se sentaba en su sitio.

- Ya está, vámonos.

Me sonrió levemente y empecé a dar marcha atrás, saliendo después del aparcamiento y yendo por la carretera hasta llegar a mi casa. Él bajó a Zoe y yo y Lucas fuimos a abrir la puerta mientras, pasando antes adentro.

Lucas se fue a cambiar y luego me dio la buenas noches, subiendo arriba, donde Paulo también estaba acostando a Zoe. Y yo, mientras, le esperé en la entrada.

- Ya están acostados.

- Gracias por traernos.

- No tienes porque darlas.

- Y gracias por la camiseta.

- Dale las gracias a Higuaín, que me dijo donde estaban.- le sonreí y se hizo el silencio entre nosotros dos.- Bueno...

- Deberías volver, ¿No?

- Puede, vos... ¿Quieres que me vaya?

- Yo...no es lo que quiera, si no lo que tienes que hacer.

- Ya...- se rascó la nuca nervioso y yo sonreí con el mismo sentimiento.- Entonces...me voy.

- ¿Sí?

Ninguno de los dos sabía qué hacer, ninguno quería irse. Era como la primera vez que hablábamos sin que yo me enfadara por ser el novio de mi prima, que no podía dejar de mirarle.

- Em...bueno...

- ¿Vamos a hacer algo o...?

Me miró fijamente a los ojos después de decir eso y de repente sus manos se posaron en mis mejillas y sentí una gran presión en mis labios. Abrí los ojos sorprendidas al saber que era él, que me estaba besando. Entonces, quizá al darse cuenta de lo que hizo, se separó de mí y abrió sus ojos.

Ninguno de los dos dijo nada, tan solo nuestros ojos hablaban por si solos, sin necesidad de ninguna palabra. Ahora yo acabé cortando la distancia y cerré los ojos esta vez, al igual que él, separando y uniendo una y otra vez nuestros labios mientras que le empujaba sin querer hacia atrás, haciendo que él se chocara contra la pared y fue ahí cuando yo me separé.

- Paulo...

- Gio.- abrí mis ojos y sonreí levemente, alejándome de él.- ¿Qué pasa?

- Que seguro que hay alguien pensando en ti en Francia y...y en mí en España.- aquello último me costó más de decir, porque lo único que me esperaba allí era mi familia.

- Ya pero...

- Es mejor que te vayas.

No dijo nada más, tan solo apretó sus labios y bajó la mirada, separándose de la pared y saliendo de mi casa. ¿Qué acaba de pasar?

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora