Capítulo 81

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- Juve, stora di un grandi amore.

- Calla ya, pesado.

- Vale, vale, squsa. (Perdón)

- Ahora bajo, voy a buscar la ropa para irnos ya a por Lucas y Zoe y así irnos, ¿Sí?

- Vale, te espero abajo.

Marco salió de la habitación y me dejó sola. Me levanté de la cama y dejé el móvil a un lado, yendo al armario y buscando allí algo que ponerme. Rebusqué y rebusqué hasta toparme con una camiseta.

La saqué de donde estaba y la agarré entre mis manos, viendo lo arrugada que estaba. Y es que hacía meses que no me la ponía, desde que le dejé de ver. Suspiré y la acaricié lentamente, intentando creer que era a él a quien a quien tocaba, que esa camiseta blanca que aún tenía su olor era él.

Pero no, no era Pedro, tan solo era un recuerdo. Resoplé echando mi pelo hacia atrás y la volví a dejar en el armario, intentando ignorarla y seguir buscando hasta encontrar una sudadera negra y unos pantalones blancos.

Me cambié de ropa y salí de la habitación haciéndome una coleta. Bajé las escaleras y busqué a Marco, encontrándomelo al final en la cocina comiendo, como no.

- Ya estoy.

- Ya lo veo.- me sonrió y se acercó a mí.- ¿Estás bien?

- Sí, ¿Por qué?

- Por nada, por nada... ¿Nos vamos?

- Sí, claro.

Cogí las llaves y él abrió la puerta, saliendo de casa y yendo hacia su coche, que nos llevaría al hospital. Llegamos y aparcó, saliendo del coche y entrando en el hospital.

- ¿Julia?

- Aquí estoy, ¿Nos vamos ya a por los niños?

Marco y yo asentimos con la cabeza y salimos los tres del hospital, despidiéndonos de Matteo que recién aparecía. Subimos de nuevo al coche de Marco y este nos llevo a la casa de Paulo, donde nos esperaba Gustavo con los niños.

Salí yo sola del coche y fui a llamar a la puerta, abriéndome él. Le saludé con un abrazo y hablamos en la entrada un poco, esperando a que Lucas y Zoe bajaran. Nos despedimos y los tres fuimos al coche.

- Abuela también va, ¿No?

- Sí, estará ya allí.

Dije sentándome en el asiento del copiloto y viendo como se ponían los cinturones. Marco arrancó y nos llevó hasta el Juventus Stadium.

- A ver, dejarme que me sitúe, ¿Venimos a animar a Paulo o a Higuaín?

- A Paulo.- respondió Marco.

- A todos.- le corregí mirándole con cara de pocos amigos y ellos dos se empezaron a reír.

Llegamos por fin a las gradas y esperamos a que los jugadores salieran a calentar. Les vimos salir de cerca, ya que estábamos justo al lado del banquillo y algunos pasaron por ahí cerca, sobre todo Higuaín, que nos escuchó gritar y nos saludó.

El tiempo transcurrió y los jugadores ya terminaron de calentar, preparándose para la salida final. Sonó el himno de la Seria A y se hicieron la foto después de saludarse, terminando por colocare en su sitio y esperar a que sonara el silbato.

El balón empezó a moverse y los futbolistas con él, teniendo la Juve más control sobre la pelota. Hacían sufrir al Milán, pero también perdían muchos balones.

Consiguieron, al menos, irse al descanso empate. Entonces, me puse a hablar con Marco y Julia mientras los hermanos jugaban en el sitio, esperando a que volvieran a salir los jugadores y entonces empezase la segunda parte.

- ¿Cuándo termine qué hacemos?

- Yo irme con ellos.- les señalé mientras salían del vestuario.- Van a ir a la casa del pipita.

- Y te llevaras a ellos, ¿No?

- Si te parece te los dejo a ti, Marquitos.

- Como quieras.

- Tú no, que tienes guardia conmigo.

- Osea que os vais.

- Sí.

- Y me tengo que ir en taxi.

- Te podemos llevar, idiota.

- Es verdad, es verdad, sorry.

Les sonreí y sonó el silbato, volviendo a hacer rodar el balón. Esta vez, era el Milán quien creaba más peligro, pero la Juve estaba más lista y no perdía tantos balones, creando un gran contraataque que acabó con un disparo a puerta de Paulo, que marcó, como no.

Levanté los brazos y aplaudí, mientras, Lucas y Zoe saltaban y animaban a su padre. Julia, Marco y yo nos sonreímos mientras que él iba a celebrarlo con sus compañeros, volviendo poco después al sitio y levantando el brazo para que los fanáticos de la Juve animaran más.

Higuaín también se unió y marcó poco después, quedando sentenciado el partido. Aplaudimos y animamos por última vez cuando terminó el partido y entonces, Paulo e Higuaín, cuando se terminó la celebración en grupo, vinieron juntos hacia aquí e Higuaín nos señaló.

- ¿Qué hacen?- pregunté a Julia, que estaba igual de confundida que yo.

Los dos se acercaron un poco y luego Paulo cogió carrerilla, trotando hacia nosotros mientras que Higuaín andaba. Cuando estaba lo suficiente cerca, sonriendo, se fue quitando la camiseta y nos dejó a los tres sorprendidos. Más a mí, que se acercó lo suficiente como para estirármela para que la agarrara y confundida, lo hice. Después, antes de que se fuera al vestuario con Higuaín, me guiñó el ojo y no pude evitar ruborizarme.

- ¿Estoy soñando?

- Ay diosito...

Marco negó con la cabeza mientras reía y me dio la mano, dándole la otra a Zoe para que nos fuéramos ya de allí. Pude respirar mejor cuando ya no estábamos tan rodeados de gente e íbamos a donde aparcó el coche Marco. Entonces, mi móvil vibró.

Pipita⚽😗

¿Te gustó el regalo 😛😛?

Idiota.

Dale.

Vino re orgulloso el pibe.

Vini ri irguillisi il pibi.

😂😂😂

Nos vemos en mi casa.

¿O te has echado para atrás?

Nos vemos en tu casa.

Guardé de nuevo el móvil y me subí al coche de Marco, quien ya se sabía la dirección de sobra. Arrancó y yo puse la radio, ya que me lo pedía Zoe. Fuimos poco a poco por Turín hasta que llegamos por fin a su casa.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now