La alarma del reloj me despertó y al ver el día, no pude evitar sonreír. Me levanté corriendo de la cama y fui a desayunar mi tazón de cereales, como siempre, después corrí al baño a ducharme.
Me puse un jersey rojo junto a unos vaqueros y unos botines negros, recogiendo mi pelo en una coleta y bajando clase caleras de la misma forma que las subí, corriendo. Le mandé un mensaje a Pablo y fui recogiendo mis cosas en un bolso hasta oír el claxon de su coche fuera. Guardé las llaves y salí.
- ¿Lista?
- Listísima.
Le sonreí emocionada y él imitó el gesto, arrancando por fin. Fuimos por toda Turín hasta que llegamos a aquella casa y Pablo se bajó, como habíamos decidido.
Miré sin poder evitarlo por la ventanilla y entonces la puerta se abrió, apareciendo ella y hablando con mi hermano, que cuando ella desapareció él se giró a verme y a sonreírme. Entonces, allí salieron ellos, abrazándoles. Y yo no pude evitar salir del coche.
- ¡Mamá!
- ¡Príncipe, princesa!
Abrí mis brazos y salieron corriendo hacia mí sin despedirse de su padre, abrazándome con fuerza. Sonreí como hacía tiempo que no hacía, exactamente cuando Pedro estuvo aquí.
- Lo que os eché de menos.
- Creo que ya no sé hablar italiano, mamá.
- Certo che lo sai. (Claro que sabes.)- sonreí a Lucas despeinándole.
- ¡Mamma! (¡Mamá!)- gritó molesto y volviéndose a peinar.- Sì, è vero. (Sí, es verdad.)
Reí y les llené de besos, sobre todo a la pequeña Zoe. Y entonces oí un ladrido y al levantar mi mirada vi como Mia e hacía hueco de entre las piernas de Paulo, saliendo a saludarme.
Los niños le dejaron el suficiente espacio para que ella saltara y se pusiera de pie, apoyándose en mi y llenándome de lametones mientras que yo la acariciaba emocionada. Cuanto la echaba de menos.
- La familia al completo.- dijo Pablo acercándose a mí y yo sonreí.
- Aún no.- dije acordándome con nostalgia de Pedro.
- ¡Mia!- aquella chica, la novia de Paulo, la llamó mientras que él agarraba su mano.
- Venga, reina, ve con ellos.
Besé su hocico y pasé mi dedo por él como tanto le gustaba, después, volvió con la pareja. No les miré, tan solo abrí la puerta de coche y dejé que mis hijos pasaran adentro, una vez que lo hicieron, yo cerré la puerta del copiloto y me puse hablar con ellos, esperando que Pablo entrara.
- ¿Y ahora?
- Al aeropuerto.
- ¿Por qué?
- Porque tenemos una sorpresa, enanos.
- ¡Pablo!
- Oye, yo no soy tan enano.
- Claro que no, eres un poco menos enano.
Reí escuchando a mi hijo pelear con su tío en el camino al aeropuerto. Aparcamos y los niños dejaron sus mochilas dentro, saliendo del coche y Zoe dándome la mano.
Fuimos juntos hasta las sillas donde nos sentamos a esperar a que las puertas se abrieran y empezaran a salir gente. Y entonces oímos a Sofía reñir a los gemelos y Pablo y nos levantamos, haciendo que Lucas y Zoe nos imitaran.
- ¡Allí!
- ¡Sofi!
- ¡Chicos!
- ¡Zoe!
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...