Capítulo 77

479 27 0
                                    

- È il mio turno. (Me toca.)- dijo Salvatore, el portero, y puso dos cartas en la mesa.

Estábamos en mi habitación de hotel, la que compartía con Rincón y donde habían decidido venir de fiesta. Mañana jugábamos con el Napolés y hoy, a la noche, estábamos jugando a las cartas.

- Ho vinto. (He ganado.)- dijo después Belotti, delantero, queriendo recoger todas las cartas.

- Non così in fretta. (No tan rápido.)- dije alzando la mano y me miraron, sonreí y saqué todas las cartas buenas que tenía.- Penso che tu fossi il vincitore. (Creo que te has equivocado de ganador.)

- Ben giocato. (Bien jugado.)- respondió soltando una carcajada y me estrechó la mano.

Seguimos jugando partidas hasta cansarnos y decidir que era mejor que cada uno se fuera a su habitación a descansar. Cuando Rincón y yo estuvimos solo, recogimos todo y cada uno se fue a su cama a dormir.

- Gio...

- Mmmm...

- Gio, soy yo.

- ¿Qué pasa?- abrí un poco los ojos y no me podía creer lo que veía.

La imagen era borrosa, tal vez porque me acababa de despertar, pero nunca olvidaría su cara y tampoco hace mucho que le dejé de ver. Su pelo corto, algo rizado, negro como su pequeña barba, sus ojos marrones y su nariz algo larga, además de aquella sonrisa tan suya. Era Pedro.

- Tú... ¿Qué haces aquí?

- Hay que irse, venga.

- Pero...

Me rasqué los ojos y mis ilusiones se fueron. La imagen tan borrosa se volvió nítida y pude diferenciar que no era Pedro, era Rincón.

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien?

- Yo... no sé que me ha pasado.- me senté en la cama y le miré fijamente, notando su rostro confundido.- Pensé que...

- ¿Qué?

- Nada, no pensé...nada.

- Vamos, tienes que ducharte y bajar a desayunar, yo ya voy abajo.

- Vale.

No dije nada más y se fue. Me levanté lentamente y fui poco a poco a ducharme, aún dándole vueltas a lo que acababa de pasar. Tal vez sí que le echaba de menos, pero no lo notaba o no quería notarlo. O tal vez me cueste olvidarle más de lo que pensé.

Terminé de ducharme y me vestí, bajando con los demás desayunar. Saludé desde lejos a Rincón y me senté con Amodeo y Francesca, comiendo rápido y volviendo a subir a mi habitación a dormir. Entonces sonó la puerta y al abrir los ojos vi a Belotti con Rincón, hablando.

- ¿Cosa? ¿Hai sognato con me vincere? (¿Qué? ¿Soñaste conmigo ganando?)

- Molto divertente. (Muy gracioso.)

- Lo so. (Lo sé.)

- ¿Cosa ti è successo sta mattina? (¿Qué te ha pasado esta mañana?)

- Niente, ti ho confuso con qualcuno. (Nada, sólo te confundí con otra persona.)

- Oh...

- Povero Rincón, non lo riconoscono nemmeno più. (Pobre Rincón, ya ni le reconocen.)

- Molto divertente, guarda Gio, il nuovo pagliaccio del circo. (Muy gracioso, mira Gio, el nuevo payaso del circo.)

Reí viendo como discutían y volví a cerrar los ojos, intentando dormirme mientras les escuchaba. Al final acabé por escuchar la puerta cerrarse y como no me dormí, abrí otra vez los ojos.

- ¿Cómo estás?

- Bien, tranquilo.

- Ya bueno, me confundiste con alguien.

- No fue nada, la confusión de recién despertar.

- ¿Y con quién fue?- le miré atentamente y sonreí.

- Con Pedro.

- ¿Pedro?- preguntó sorprendido y se sentó a orillas de mi cama.- ¿Le echas de menos?

- No sé, tal vez.

- ¿Tal vez?

- A ver, no siento que le necesite, pero a veces pienso en él.

- Entonces estás olvidándole.

- ¿No? ¿En serio?- pregunté con ironía y los dos reímos.- Pensé que se notaba.

- Un poco, tu ánimo ha bajado.

- ¿Así?

- Sí, hoy me han preguntado de si estás depresiva otra vez.

- ¿Otra vez?- reí y me senté en la cama, a su lado.

- Ya sabes, cuando viniste al Torino no es que se pueda decir que estabas muy feliz.

- La vida me trata mal.

Alcé los hombros y me levanté de la cama, sabiendo que no me volvería a dormir. Le avisé a Rincón que iría a dar una vuelta por la ciudad antes de que nos fuéramos al partido y fui buscando mi chaqueta, mientras, su móvil sonó.

- Gio.

- ¿Qué?- seguía con la atención es buscar mi chaqueta en la maleta.

- La llamada, es para ti.

Dejé de buscar y le miré seria y confundida a la vez. Me acerqué a él y me dio el móvil. Antes de hablar, vi de quien se trataba. Paulo.

- ¿Le ha pasado algo a los niños?

- No, no, ellos están bien, tranquila.

- ¿Ellos?

- Todos.- me senté en la cama y Rincón y yo nos miramos.

- ¿Para qué me llamas entonces?

- Para avisarte de que mañana tienes que ir a otro sitio a recogerles.

- ¿A dónde?

- A un campo de fútbol.

- ¿Qué?

- Le mandaré la dirección a Rincón y él te la mandará a ti, ¿Sí?

- Espera, espera, ¿Por qué allí?

- Porque Lucas juega.

- ¿Lucas?

- Sí claro, entrenaba, ¿Te acordás?

- Oh sí, ya, ¿Estás con ellos?

- No, estoy en Vinovo, a punto de entrenar.

- Ah bueno, pues salúdales de mi parte.

- ¿A quién?

- A todos.

- A mí no me has saludado.

- Pues... ¿Hola?

- Vale, vale, con eso me vale, chao.

- Chao.- terminé la llamada como la empecé, confundida.

- ¿Qué quería?

- Decirme que mañana Lucas tendrá partido.

- ¿Así?- asentí lentamente.- ¿Pasa algo?

- Que a Lucas no le gusta el fútbol.

- ¿Y qué haces entonces en...? Ah...Paulo.

- Sí, le dije que se lo contara pero ya ves tú el caso que me ha hecho.

- Bueno, es un niño.

- Que ya sabe que prefiere el teatro antes que el fútbol.

- En ese caso, si él no lo dice, tendrás que hacerlo tú.

- Supongo.

Alcé los hombros y le devolví el móvil, volviendo a buscar mi chaqueta para irme aunque tan solo fuera media hora y luego tuviera que volver para irme al estadio con los chicos a verles jugar.

¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now