- Hola.
- Hola.- me abracé con Marco y dejé el bolso en una de las cuatro sillas que tenía la mesa de la cafetería donde estábamos.- Buen partido el de ayer.
- Claro, como nos ganó la Roma.- sonreí y me senté.- ¿Qué tal ayer la guardia?
- Aburrida, voy a tener que pedir que vuelvas.
Reí y comenzamos a hablar sobre todo de él, acabando por irnos de la cafetería y pasear por Turín sin un rumbo fijo.
- ¿Qué tal Pedro?
- Bien, en España, claro.
- ¿No hablaron del tema de que se venga?
- No creo que quiera, allí tiene a toda su familia.
- Tú también la tienes allí y te viniste.
- Era distinto.
- ¿Así? Te mudaste a Roma, donde nos conocimos, con tan solo tu hermano mayor y viviste con él hasta que Sofía estuvo con Paulo.
- Ya bueno, pero aquí también tenía a mis tíos y abuelos.
- Pero casi ni les veías.
- Eso es verdad.
- Y después de saber que estabas embarazada te fuiste a España, ¿Recuerdas? Volviendo para tener la familia que tienes con Paulo, al que luego dejaste y te volviste a ir.
- Sí que me he movido en este mundo.
- Lo mejor es que siempre es a España.- dijo riendo y metió sus manos en los bolsillos de su chaqueta.- Gio, tú muchas veces has dejado tu familia, yéndote a otro país, ¿Por qué él no?
- No sé.
- Si te quiere, también tiene que entender que quieras estar con Lucas y Zoe, así que debería venir.
- Puede, aún así no se lo preguntaré.
- ¿Por qué? ¿Tienes miedo a que diga que no?
- No, no es eso, claro que no, es solo que...siento que no estamos bien.
- ¿A no? ¿Qué ha pasado?
- Es como si de verdad la distancia hiciera efecto.
- ¿A qué te refieres?
- Pues a que casi ni hablamos y cuando estamos juntos...no sé, siento que el aire está tenso.
- ¿Tenso?
- Sí, además, si nadie me habla de él puedo llegar hasta a olvidarme de que es mi pareja.
- ¿En serio? Bueno, a ver, es que tú tienes trabajo y a un familia que cuidar.
- Y él igual.
- Y tú misma has dicho que los dos no os habláis.
- Siento que Julia tenía razón.- dije parándome en el sitio y él me miró con una ceja levantada.- Sí, ella me dijo que tal vez estaba repitiendo la historia con Matías, él también se quedó en España y la distancia acabó con nosotros.
- De eso hace muchos.
- Pero fue por lo mismo, lo dejé con Antoine y luego, yendo a España para visitar a mis padres le conocí, fuimos pareja y después la distancia rompió los lazos que nos unían.
- Bueno, si tú lo crees así no podré hacerte cambiar de opinión.
Seguimos caminando, ahora en silencio. Él miraba hacia abajo y yo a la carretera, viendo los coches pasar mientras íbamos por la ciudad.
- Gio.
- ¿Sí?
- Después de decirme todo esto, ¿Qué harás?
- No sé, no quiero hacer nada.
- Pero debes.
- Tengo miedo de no tenerle.
- No quieres estar sola eh.
- No.
- Pero siempre nos tendrás a nosotros, como cuando lo dejaste con Paulo y estuviste seis años sin nadie.
- Estaban Lucas y Zoe.
- También lo estaban cuando conociste a Pedro.
- Marco.
- ¿Qué?
- No quiero dejarle.
- No lo harás, tan solo tienen que hablar.- me abrazó y al separarnos sonrió, acariciando mi mejilla.- Ignorar el problema no hará que desaparezca, hará que te olvides un poco de él.
Le sonreí levemente y seguimos caminando hasta mi casa, allí nos despedimos con un fuerte abrazo y cuando lo vi ya lejos, entré.
Subí a la habitación y empecé a hacer la maleta para mañana, recién recoja a Lucas y Zoe y se los dejé a Marco para irme al partido, tan solo tendría que venir y recoger las maletas tanto mía como las suyas.
Terminé y me fui al salón, durmiéndome en el sofá hasta que sonó el timbre. Fui a abrir y eran Julia, Luka y Matteo, que traían una caja de botellas de cerveza y una película que más tarde vimos.
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¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)
FanfictionNuevas aventuras, una familia con una nueva vida junto a su hijo y el bebé que crecía en la tripa de Gio, la chica Dybala. Pero como el refrán dice, no es oro todo lo que reduce, porque también era una familia con nuevos problemas. Todos esos nueve...