Capítulo 28

687 33 3
                                    

- Vas a llegar tarde.

- Vis i lliguir tirdi.

Mi hermano sonrió y negó con la cabeza, dejándome sola en la cocina, desayunando. Antes de que apareciera por la puerta, me encontraba sumergida en mis pensamientos, más bien me encontraba recordando aquel momento en que los dos firmamos y nos miramos por última vez.

- ¿Come stai? (¿Cómo estás?)

- Bene. (Bien)

Sonreí a mi abuela, que se sentó junto a mí y me acarició la mano que no sujetaba la cuchara. Terminé de desayunar bajo su cálida mirada y entre el agradable silencio que se produjo entre nosotras, después, subí a mi habitación, donde estaban jugando Lucas y Zoe.

Me quedaría con ellos este mes, yendo a España a vivir. Necesitaba con todas mis fuerzas un cambio de aires y que mejor que cerca de la familia.

Dante se venía conmigo, mientras que ya me había despedido ayer de Marco, Pablo, Stella y todos los demás, incluso de Higuaín, aunque fuera por teléfono.

Lucas bajó solo por las escaleras y Zoe en mis brazos, llevándola al coche y sentándola ya, con su hermano al lado. Subí a cambiarme de ropa y bajé, viendo a Dante guardar nuestras maletas en el coche.

Me despedí cariñosamente de mis abuelos y subí al coche, teniendo a mis hijos a mi lado y dejando el asiento de copiloto solo.

Llegamos al aeropuerto y entramos, facturando las maletas y pasando todos los controles de seguridad. Esperamos al avión y ya una vez dentro yo me senté con Zoe y Dante con Lucas unos asientos detrás de mí.

Me dormí mirando por la ventanilla, estas noches no había descansado muy bien. Sentí como alguien me movía y al abrir mis ojos y frotarlos con mis manos, pude ver a Dante sonriéndome con Lucas en sus brazos.

- Llegamos.

Suspiré y me quité el cinturón, quitando también el de Zoe y subiéndola en mis brazos, saliendo junto con mi hermano menor. Entramos en el edificio y esperamos a las maletas, yendo a la salida. Sonreí al ver a Sofía apoyada en el coche con uno de sus niños en brazos.

- ¡Sofía!

- ¡Gio!

Sonrió y fui andando más deprisa hasta llegar a ella y fundirnos en un abrazo, con cuidado de no hacer daño a los pequeños.

- El principito.

Sonreí al ver a Griezmann saludarme dentro del coche y Sofía y yo intercambiamos a los pequeños un rato.

- Los llevo a casa de tus padres, ¿No?

- Sí, nos veremos allí.

La volví a abrazar y la ayudé a sentarles, despidiéndome por poco tiempo de mis hijos. Después, Griezmann arrancó y se fueron mientras Dante llamaba a un taxi que nos llevaría a los dos, ya que no cabíamos en el coche de él.

Nos subimos al taxi y fuimos a casa de mis padres, pagando al conductor al llegar y descargando las maletas. Cada uno tomó la suya y fuimos a la puerta, llamando.

- ¡Hija!

- ¡Papá, mamá!

Solté la maleta y les abracé con fuerza, sonriendo a más no poder. Cuando me separé de ellos fui a dentro de casa y ya allí pude saludar bien a Griezmann, abrazándole como es debido, al igual que a sus dos hijos.

Me senté en el sofá de mi antiguo salón y hablé con ellos, sincerándome al igual que con mis amigos, tan solo mis abuelos no sabían de lo que había pasado con Paulo, al que aún echaba de menos, mucho.


¿Qué se siente al ser eterno? (Paulo Dybala)Where stories live. Discover now