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Taehyung y Jungkook habían tomado la decisión de ir juntos a buscar un trabajo para el menor. Bueno, realmente Jungkook quería ir solo, pero el castaño hizo uno de sus berrinches hasta que consiguió convencerle para acompañarle. Iba a ser difícil que aceptaran al pelinegro en algún puesto de trabajo ya que no era ni mayor de edad, ni había terminado de estudiar y tampoco tenía experiencia laboral, así que su único plan por el momento era entregar su escaso currículum en cualquier local donde aceptaran menores trabajando incluso sin tener ningún tipo de experiencia.

Eran ya tres los dueños de locales que se habían interesado en él, y Jungkook se sentía tremendamente feliz porque, si en alguno de esos oficios lo contrataban, podría por fin empezar a crear su propio futuro, y es que lo tenía todo más que pensado e imaginado. Una vida normal, trabajando como cualquier otra persona, sin tener que depender del dinero de sus padres y sin tener que verle la cara a su padre nunca más. Un futuro que no es al lado de Jieun, sino con el chico del que se enamoró realmente. Una buena vida con Taehyung y, quién sabe, quizá con una familia a la que cuidar y una mascota que les haga compañía.

— Hey, ¿y esa sonrisa? — Inquirió el castaño con sus ojos brillando de emoción.

— No es nada, hyung.— Jungkook se sonrojó, sintiéndose incómodo al delatarse por sonreír inconscientemente ante el pensamiento de un futuro junto al castaño.

— ¿Sabes? — Taehyung se acercó a él mientras seguían caminando.— Tienes una sonrisa hermosa.— Dijo en un susurro y entrelazó su mano con la del pelinegro para luego acariciar el torso de ésta mientras seguían su camino. Pudo ver por el rabillo del ojo como Jungkook evitaba su mirada, probablemente demasiado nervioso al escuchar sus palabras, pues estaba más que claro que aunque el pelinegro hubiera tenido una relación duradera anteriormente, no estaba muy acostumbrado a escuchar ese tipo de cumplidos, y mucho menos viniendo de un chico. O quizá simplemente era el efecto que tenía Kim Taehyung sobre él.

Anduvieron un rato largo con sus manos entrelazadas, lo cual era extraño y nuevo para ellos. Emocionante, más que nada. Como estaba mal visto por la sociedad que les rodeaba que dos hombres hicieran eso en público, las parejas homosexuales solían tratarse como meros amigos cuando paseaban por las calles, pero para Taehyung y Jungkook era algo irrelevante porque habían aprendido a ser rechazados por los demás, así que lo que menos les importaba llevados a ese punto, era ser discriminados por gente que ni siquiera se había tomado el tiempo de conocerlos, y que probablemente no recordarían haberlos visto.

— ¡Hyung, una tienda de música! — El menor gritó emocionado, tirando de Taehyung consigo para correr hacia el lugar.

Jungkook era como un niño en una tienda de dulces allí dentro. Taehyung observaba con cariño cómo el pelinegro removía los CD's de las estanterías, cuidadosamente, con una sonrisa intacta en su rostro.

No pudo contenerse a sí mismo cuando ya se estaba acercando a él lentamente, posicionándose detrás y abrazándole por la cintura. Pudo notar como Jungkook se tensó por un momento, dejando de rebuscar al instante y presionando sus dedos contra los envoltorios de los CD's, pero después de unos segundos, Taehyung lo escuchó suspirar y seguir con su tarea. Pudo distinguir, también, cómo el corazón de Jungkook se había acelerado con el roce de los dedos contrarios en su cintura, incluso si solo lo estaba acariciando por encima de la ropa.

El castaño observaba con curiosidad cada movimiento de Jungkook, que parecía buscar algo en concreto cuando notó como removía los discos con más rapidez a medida que pasaban los minutos.

— ¡Lo encontré! — Se abrazó a uno de los discos, con una radiante sonrisa y una emoción característica de un niño pequeño que hizo reír a Taehyung.

𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora