7

14.4K 2.3K 698
                                    

El lunes había llegado y con él un sin fin de pensamientos se acumulaban en masa en la cabeza de Taehyung. No sabía si Jungkook seguiría molesto con él teniendo en cuenta que, incluso después de su discusión, el pelinegro se preocupó de llevarlo a casa en su estado tan deplorable, pero aún así, Taehyung no tenía ni idea de lo que podía haber dicho o hecho mientras estaba ebrio, así que cabía la pequeña posibilidad de que Jungkook supiera de sus sentimientos por él, o incluso podría haberlo besado en un arrebato de inconsciencia, o quizás no había pasado nada y solo estaba exagerando todo.

Salió cinco minutos antes de casa para asegurarse de no encontrarse con Jungkook por el camino, aunque era consciente de que tendría que verle en clase.

Cuando llegó, prácticamente se desparramó en su asiento, colocando bien los auriculares en sus oídos para no escuchar voces externas y subiendo el volumen de la música. Unos toques en su hombro lo hicieron alterarse. Dudó unos segundos entre hacerse el dormido o el muerto, pero al final optó por prestarle un poco de atención a su mejor amigo.

Jungkook lo miraba con un deje de preocupación en sus ojos cuando Taehyung lo miró.

— ¿Cómo estás? — Preguntó el menor con una sonrisa. Taehyung se sonrojó tenuemente.

— Bien.— Dijo, como había estado asegurando todos los días desde hacía años. Taehyung estaba bien a ojos de los demás. Responder "estoy bien" se había convertido en algo tan fácil para él, que lo hacía de manera automática.

— El otro día tuve que llevarte a casa.— El pelinegro habló, mordiendo su labio inferior.— Bebiste demasiado, no parece que estés bien.

— Lo estoy, Jungkook. Y si no me crees, es tu problema.— El mayor trató de terminar la conversación ahí, siendo algo tosco con él. Los pocos recuerdos de aquella noche vinieron a su mente y los celos recorrieron todo su cuerpo. Dolía. Dolía ver a Jungkook siendo feliz con otra persona mientras él moría por ser feliz junto a alguien que era imposible tener.

— ¿Sabes? Tienes razón.— Rio amargamente.— Desde hace tiempo que vienes comportándote así, como si todo lo que hiciera estuviese mal. Me preocupo por ti y eso está mal, pero si no lo hago también está mal. Creo que el problema no es mío, hyung.

— Ahora será mi culpa.— Añadió Taehyung con sarcasmo. Apartó la mirada, dirigiéndola al frente y cruzándose de brazos.

— Trato de ayudarte y no colaboras, hyung. ¿Qué se supone que debo hacer? ¿Acaso quieres que dejemos de ser amigos? — El castaño lo miró, atemorizado por la seriedad de sus palabras.

— Si supieras qué es lo que pasa por mi mente, quizás sí querrías dejar de ser mi amigo.

***

Si Taehyung se sentía mal aquel día, todo se volvió todavía más difícil cuando llegó a casa. El lugar estaba oscuro y solitario y no pudo evitar añorar los días en que Jungkook iba a su casa a jugar o simplemente a hablar con él. Los padres de ambos trabajaban demasiado, así que para no sentirse tan solo, invitaba a Jungkook para que llenara ese espacio tan vacío en él. Pero pronto ese espacio se volvió más grande y oscuro para él, porque Jungkook había cambiado su presencia por la de su novia y Taehyung había acabado siendo la segunda opción.

Se estiró en el sofá y buscó algo para ver en la televisión, aunque ni se molestó en prestarle mucha atención. Un rato después, el sonido del timbre lo devolvió a la realidad. Se levantó frunciendo el ceño y preguntándose quién demonios sería. Cuando abrió, se topó con algo que jamas habría imaginado.

— ¿Puedo...puedo pasar? — Jimin estaba al otro lado, con los ojos empapados por las lágrimas, sus mejillas rojas y su cuerpo débil agitándose debido a los sollozos.

Taehyung se hizo a un lado sin decir nada, todavía en blanco. Cerró la puerta tras él y se acercó a su amigo.

— Hey, Jiminie...— Acarició su hombro y después lo abrazó con dulzura. No sabía que pasaba con el rubio, pero algo muy grave debía ser si, de todas las personas en el mundo, había elegido ir con Taehyung.— Está bien, tranquilo...estoy aquí...

Esperó a que se calmara y lo guió al sofá. Se sentó junto a él, agarrando su mano con delicadeza, esperando que el rubio notara la confianza que quería transmitirle.

— ¿Puedo quedarme aquí esta noche? Mis padres me han echado de casa.




La noche cayó y el silencio inundó la casa de los Kim. Los padres de Taehyung habían acogido amablemente a Jimin en su hogar y habían permitido con entusiasmo que un amigo de su hijo pasara la noche allí. Ahora, el rubio dormía plácidamente junto a Taehyung, después de pasar por lo menos una hora entera llorando, sus ojitos estaban hinchados y sus labios rojos, y se veía adorable incluso así. Taehyung lo observaba en silencio, preguntándose qué podía haberle ocurrido a su amigo, pues Jimin era un chico lleno de emociones positivas y sonrisas que te alegraban el día, y era realmente extraño verle de repente tan deprimido. El rubio no quiso hablar sobre lo que había pasado con él, así que Taehyung se dedicó a abrazarlo hasta que se quedó dormido.

𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora