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Pensó que sería una buena idea reaparecer por clases un martes a primera hora, pero se dio cuenta de que había metido la pata hasta el fondo cuando al llegar a la clase de historia aquella mañana, su mejor amigo y la única razón por la que había vuelto a ese terrible instituto, no estaba. Dejó que pasara la primera clase, pensando que quizás se le había hecho tarde o se había quedado dormido. No sería la primera vez, Kim Taehyung y su cama eran uno solo. Pero por mucho que esperara, el castaño que ocupaba su mente cada minuto del día seguía sin dar señales de vida, y a Jungkook empezó a entrarle ansiedad por el simple hecho de saberse solo y abandonado entre tantas personas que, en otras ocasiones, fueron amigos suyos o fueron de lo más amables con él, y que hoy en día parecían ser desconocidos. En estos momentos, la presencia de Taehyung era tan necesaria en su vida que se sentía ahogado en un vaso de agua sin él. Fijó la vista en sus dedos, que temblaban notoriamente, las palmas de sus manos sudaban y podía jurar que su frente también. El compás de sus latidos se volvió errático y sus ojos se llenaban de una niebla espesa que no le dejaba distinguir bien la realidad. Por un momento, incluso pensó que estaba soñando, pero entonces, al dar por finalizada la tercera hora de clases, una grave voz que conocía mejor que nadie, fue lo único que sus sentidos pudieron captar. De pronto, todo el malestar desapareció y solo pudo fijarse en lo bien que lucía Taehyung. Su cabello bien peinado, sus ojos color chocolate, que podían amarte con solo mirarte, sus gruesos labios y los tres dichosos lunares en su rostro que tanta manía tenía con acariciar. Taehyung estaba ahí, y Jungkook se sintió a salvo.

El resto de alumnos había desaparecido de clase, pues salieron corriendo para ser los primeros en encontrar sitio en la cafetería y adueñarse de la comida recién hecha, porque una vez aquella porquería se quedaba fría, era mejor morir de hambre. El pelinegro se quedó con los ojos puestos en Taehyung, sin pestañear, queriendo apreciar cada centímetro de su cuerpo que no había podido ver durante dos semanas. El castaño se había quedado igual que él, boquiabierto, mirándole como si Jungkook fuese la última flor de una primavera marchita y tuviera que apreciarla hasta que desapareciera.

— Jungkookie...— Tragó saliva, repentinamente nervioso. Sus piernas flaqueaban y su cuerpo entero tiritaba, sentía que en cualquier momento podría desmayarse.

Jungkook no respondió. Abrió la boca varias veces pero volvió a cerrarla al no encontrar las palabras correctas para decir. Todos sus sentimientos se entremezclaron. La decepción de haber visto a Taehyung tan bien sin él, tan perfecto y estable como si la falta del pelinegro en su vida hubiera sido irrelevante se fundió en él, convirtiéndose en un sentimiento que se instaló en su pecho, que lo hizo sentir frío y abandonado por el castaño, pues no había aparecido durante toda la mañana y Jungkook lo había necesitado más que nunca. Sus sentidos colapsaron, dejándolo incapaz de pensar con claridad, de repente todo sintiéndose demasiado lejano y desconocido para él, llenándose de cólera. Finalmente, un nudo en su garganta fue el detonante perfecto que dio impulso a dejar salir su lado menos racional.

Se levantó de su asiento y golpeó con fuerza todo aquello que le impedía llegar a Taehyung. Mesas y sillas, hojas de papel, bolígrafos, mochilas...todo se desparramó por el suelo, consecuencia de la ira del pelinegro. Llegó hasta Taehyung, quien lo miraba asustado por su carácter repentinamente agresivo. Nunca había visto a Jungkook apunto de colapsar, yéndose totalmente de sus sentidos.

— ¡No estabas! — Empujó al castaño, haciendo que la espalda de este chocara con fuerza contra la pared.— ¡Cuando llegué a clase no estabas! ¡Me dejaste solo!

— Jungkookie, por favor...— Pidió intentando mantener la calma. Era consciente de que a Jungkook se le estaba yendo todo de las manos. El dolor estaba empezando a controlarle a él y eso solo traería aún más problemas.

— ¡No me llames así! — Volvió a empujarle a sabiendas de que el débil cuerpo del castaño estaba totalmente contra la pared.— ¡Me abandonaste! ¡Te odio!

A Taehyung le dolieron aquellas dos palabras como jamás le había dolido cualquier golpe. "Te odio" ¿Era cierto? ¿Jungkook le había estado odiando todo este tiempo? ¿Por eso había estado faltando a clase? ¿Quería evitarle? ¿Sacarlo de su vida?

Su estómago ardió de dolor y rabia, así que empuñó sus manos y miró con odio -que realmente no sentía- a Jungkook, antes de comenzar a empujarlo por los hombros, haciéndole retroceder en sus pasos.

— ¿Es en serio, Jungkook? He estado llamándote cada maldito día. He preguntado a mis padres por ti e incluso he esperado durante horas en la puerta de tu casa. No he comido, no he dormido, no he dejado de pensar en ti. Mierda, Jungkook, ¡He estado amándote cada jodido día! ¡¿En serio te atreves a decirme que te abandoné?! ¡¿Que me odias?!— Dejó escapar todo el aire contenido tras esas palabras que había necesitado decir desde hacía ya un tiempo. Esperó por una respuesta de Jungkook, un leve signo que indicara que había entendido sus palabras, pero al no obtener nada, lo único que pudo hacer fue marcharse. Retrocedió lentamente, esperando por el momento en que el pelinegro le agarrara del brazo y le hiciera quedarse, no allí sino en su vida. Pero no hubo nada. Y Taehyung, más dolido que nunca, abandonó el lugar.

— Solo sabemos destruirnos.— Murmuró para sí mismo.

Jungkook seguía estático en su lugar incluso varios minutos después de que Taehyung se fuera. Seguía atónito por lo que había escuchado. El castaño había estado intentando saber de él durante esas dos semanas y él simplemente lo acusó de abandonarle. ¿Y si había sido al revés? ¿Y si era él quien estaba ausente en el mundo que lo rodeaba?
Algo tenía claro y es que su padre había conseguido cambiar su personalidad por completo. Lo golpeó y lo criticó hasta que su persona fue solo un pequeño y roto reflejo de lo que había sido Jungkook antes. Evadido totalmente del exterior, durante dos semanas agonizantes tuvo que soportar cumplir las normas que su padre imponía, como si fueran las únicas órdenes que debía seguir. Y hasta hoy, hasta que Taehyung le hizo saber toda la verdad, había vivido en su propia burbuja, aislado hasta de sí mismo.

Levantó su camisa y observó con desprecio el moretón que había bajo esta, justo en la zona de la cadera. Había sido producto del ataque de cólera de su padre hacía unos días. Era más grande que su mano y aún dolía, mas aquel hematoma fue el que le hizo decir basta. Tenía que cambiar aquello. Tenía que pensar en sí mismo y la vida que quería vivir, y estaba dispuesto a dejar atrás absolutamente todo con tal de encontrar su propia felicidad. Con tal de vivir bajo la justicia que le corresponde como persona.


Hola mai friens! ¿Cómo están hoy? Espero que hayan tenido o tengan un buen día

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Hola mai friens! ¿Cómo están hoy? Espero que hayan tenido o tengan un buen día. Yo tengo algo que contarles, como siempre jsjsjs. ¿Conocen a BlackPink? Bueh, pues van a venir a mi país y vOY A IR A VERLAS SBXKWBXKWBFLEN. Estoy ansiosa porque salgan las entradas, podré ver a mis bebas sjxlwjxlwn.

¿Alguna vez fueron a un concierto? Si es así, ¿cómo se sintieron? Yo creo que es una experiencia realmente increíble.

Bueh, espero que disfruten este capítulo con mucha tensión entre los mejores amigos. ¿Creen que Jungkook y Tae serán capaces de superar todo lo que les está ocurriendo?

Como siempre, gracias por leer.

— yudus

𝗟𝗹𝗲́𝘃𝗮𝗺𝗲 𝗮 𝗣𝗹𝘂𝘁𝗼́𝗻 → 𝐾𝑜𝑜𝑘𝑉 / 𝑉𝐾𝑜𝑜𝑘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora